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viernes, 30 de diciembre de 2011

0111 - Vértices Geodésicos C.V.: Caire (1049 m) / A+ 1000 m / 22,32 km

Vértice subido junto al nº 48 Capilla.
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0048 - Vértices Geodésicos C.V.: Capilla (1238 m) y 0111 Caire (1049 m) / A+ 1000 m / 22.32 km

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"Si a veces parece que la vida es como un boomerang que nos devuelve lo bueno y lo malo, entonces... ¿por qué no...?"



Este viernes la ruta propuesta era subir al Vértice Geodésico nº 48 en altura de la Comunidad Valenciana, Capilla, con 1238 m de altitud, situado en el Término Municipal de El Pinoso. Por proximidad subiríamos también al vértice nº 111, Caire, con 1049 m de altitud, situado en el Término Municipal de Villena, ambos en Alicante.

Haríamos un recorrido integral de la parte más elevada de la Sierra de Salinas, donde se encuentran los dos vértices, uno en cada extremo.

Realizaríamos la ruta en el sentido de las agujas del reloj en su variante, aunque es casi lineal de ida y vuelta. Saldríamos desde la Ermita de San Isidro, próxima a Salinas y en fuerte subida ya de inicio, llegaríamos al Vértice de El Caire. Continuaríamos ahora ya por la senda que recorre el cordal de la Sierra Salinas, pasando por las lomas que la integran y con vistas tanto a la umbría como a la solana y desde donde, si el día nos saliera claro, tendríamos buenas panorámicas.

Llegaríamos al Vértice de La Capilla, en la frontera con Murcia y nos acercaríamos en descenso por la ladera de la umbría para ver la Cueva del Lagrimal. Subiríamos por otra senda de nuevo al cordal y emprenderíamos el regreso con las vistas ahora en el otro sentido de la marcha, pasando de nuevo por el Caire y llegando a la Ermita de San Isidro, donde habríamos dejado los coches.

A la cita acudieron Mari y Jose, Manuel Carlos y un servidor. A las 7:30 ya estábamos aparcando en la Ermita con un cielo despejado y con una temperatura de -1 grado. El viento soplaba algo y hacía que la sensación térmica fuera menor. Empezaríamos recorriendo un tramo del PR-CV-159 que, de sopetón, nos tenía preparada una larga y exigente subida. Nos vino bien para despertar y quitarnos el frío de encima. Asímismo el rápido ascenso nos fue ofreciendo unas muy buenas vistas de la dormida Salinas y la gran cordillera al fondo.






Pudimos ver cómo amanecía mientras subíamos. Llegamos a un falso llano y tras remontar otra loma llegamos al primer vértice, El Caire. Aunque como Manuel Carlos dijo en aquel momento podía haberse llamado el "Qué aire", debido al viento y al frío que hacía allí.


Giramos a la izquierda y un poco más tarde el PR nos abandonaba por la derecha. Nosotros seguimos recto. Muy de vez en cuando veíamos marcas blanqui-verdes de senda local y de vez en cuando algunos postes sin carteles, sólo con las marcas pintadas. Se trataba del SL-CV-114 que nos llevaría hasta el otro vértice, La Capilla, siguiendo por el cordal.

La senda nos lleva junto a una valla cinegética (qué manía de poner vallas al monte) y la senda discurre pegada a ella. Hay momentos en que las carrascas, coscojas, pinos y demás vegetación se han adueñado del caminillo y hacen que tengamos que pasar estrechamente entre la valla y aquéllas, rozándonos con todo. Al principio es agradable, pero cuando llevas mucho rato... En ocasiones se pueden rodear los tramos más difíciles, en otras, no y no hay más remedio que ir con todo y pasar pa'lante.



Tuvimos suerte de que el día nos saliera claro y las vistas eran espectaculares. La vista se perdía en el infinito, así como la senda, que era huidiza y esquiva y gozaba de jugar al escondite con nosotros, ya que de repente nos quedábamos sin senda y teníamos que retroceder a buscarla de nuevo.





Por fin se acabó la condenada valla y se fue para abajo, en un lugar en que comienza un fuerte barranco. Nosotros seguimos por arriba.






El segundo vértice se hacía de rogar. El avance era dificultoso ya que toda la ruta es un caminar sobre piedras de todos los calibres. Es un terreno "técnico" donde hay que estar siempre pendiente de donde se pisa para evitar torceduras y los continuos cambios de apoyo de nuestros pies, ponían a prueba nuestros tobillos y las botas ( muy recomendables en esta marcha).

También ayudaba al transcurso del reloj lo virgen del recorrido, con sendas perdedoras, paso entre la maleza y continuas subidas, bajadas y rectificaciones por las rocas. No era un paso cómodo de caminar por una senda planita, era entretenido... pero exigente.

No veíamos llegar el ansiado vértice y al ver una loma más alta que las demás supusimos que estaría allí. Al acercarnos, comprobamos la existencia de un poste indicativo que nos confirmó nuestras sospechas. Estábamos ya cerca.




Echar la vista atrás nos obsequió con una estupenda y "particular" vista de la Silla del Cid y parte de la Sierra del Maigmó.


Este tramo era la guindita de la ruta. Un trozo donde que había que crestear un poco por el cuchillo para llegar a la cima. No ofrecía grandes dificultades y nos daba nuestra taza de aventura a la par que unas buenas fotos.






Las vistas desde lo alto seguían siendo una buena recompensa al esfuerzo realizado.



Nos hicimos la foto de grupo de rigor y brindamos por el nuevo año, deseando que el próximo, el día de Nochevieja lo podamos celebrar en un sitio parecido.



Junto al vértice de La Capilla se encuentra el mojón que indica la confluencia de los Términos Municipales de Villena, El Pinoso y Yecla (Murcia).



Estamos en la frontera con Murcia, hacia donde tomé esta panorámica.




Aquí abajo está la sierra recorrida (y que teníamos que volver a recorrer).


El entretenido avance había echado por tierra las previsiones y vimos que ya no había tiempo para visitar la Cueva del Lagrimal. Tentados estuvimos de intentarlo Manuel Carlos y yo y después reunirnos con Mari y Jose, que recorrerían el mismo camino que a la ida, pero menos mal que nos pudo la cordura y no lo hicimos, porque lo hubiéramos pagado.



Continuamos pues todos juntos de regreso, siguiendo con el jueguecito de a ver quién pierde la senda, a ver quién la encuentra. Una vez llegamos a la valla, sabíamos que la teníamos que tomar como referencia, pero de vez en cuando una senda con marcas blanqui-verdes aparecía con un marchar más cómodo y se separaba de ella y sin más, repetidamente, volvía a perderse, lo que nos hacía que volviéramos a ir hacia la valla de nuevo para recuperar la buena dirección.

Hubo un momento en que, tan envallados estábamos siguiendo las marcas pintadas en postes y pinos que Jose, a la vista de un barranco en frente hacia el que se dirigía y remontaba la valla, dijo que por allí no se podría pasar. Algunos pensamos en que podríamos intentarlo pero como no era por donde habíamos venido, decidimos volver hacia atrás para recuperar el tramo hecho por la mañana. Como la parte para enlazar quedaba aún lejos y teníamos que retroceder demasiado, optamos por bajar un barranquito que enlazaba con el anterior, cruzarlo y subir por la ladera de enfrente, ya que el track que habíamos seguido por la mañana iba por allí.

La bajada era frondosa y disfrutona, aderezada con las continuas bromas. LLegamos al fondo y remontamos sin problemas situándonos sobre el track. Desde allí, y con la vista ahora desde arriba todos nos convencimos que no hubiera habido mucho problema si hubiéramos seguido por las marcas por donde íbamos. Pero esto tampoco había estado mal.





Creímos que ya habíamos terminado con la valla, aunque se nos había hecho muy corto, pero momentos más tarde, la susodicha hizo de nuevo aparición. Nada, la seguimos y se nos fueron ofeciendo buenas vistas de Salinas en la llanura con las montañas al fondo.


Llegamos de nuevo al Caire, en una ruta en que hemos pasado por tres vértices, repitiendo el primero. Giramos a la derecha, bajamos, subimos, planeamos, y al final comenzamos a descender.



¡¡Impresionante!!


La bajada, que fue bastante fuerte al subirla, conservaba la misma fortaleza también en su descenso, pero no fue nada problemático... pasito a pasito hasta llegar al cochecito.



Llegamos a donde teníamos el vehículo aparcado, junto a la Ermita de San Isidro, a las 15:30. Esta Ermita estaba ubicada en terrenos particulares y fue denegado el acceso a la misma. Actualmente está semiderruida por actos vandálicos. La nueva Ermita se reconstruyó en terrenos municipales, algo alejada de la original.



Fuimos con el coche a la Plaza de San Isidro, al poco de entrar en la población tras dejar la Ermita y nos apoderamos de la fuente (fresquita) para proceder a nuestro relajante baño de pies, dirigiéndonos otra vez en el sentido hacia la Ermita, donde habíamos localizado otro parque, sin fuente, pero más resguardado del viento.

Allí, mientras comíamos los bocatas con la cervecita, el café, los dulces y el solecito que caía, más de uno hubiera dado una cabezada de lo bien que se estaba.

Todos coincidíamos en que, a pesar del esfuerzo de la ruta en todos los sentidos, teníamos la convicción de haber hecho una muy buena ruta y que nos había dejado muy agradables sensaciones.

Una ruta para: No hacer en verano. No hacer sin una extensa provisión de agua. No hacer en pantalones cortos. No hacer en zapatillas. Pero variada, entretenida y con unos muy buenos paisajes. Puede hacerse una ruta más corta y cómoda saliendo desde el Aula de la Naturaleza, en la parte de la umbría, subiendo por una senda entre pinos hasta el cordal, cresteando facilmente hasta el vértice y bajando por la Cueva del Lagrimal, por sendas marcadas en un recorrido de unos 12 km. Podéis ver y descargar el track de esa ruta aquí: wikiloc.



Os dejo aquí el video con cuyo contexto he dado título a esta crónica. (La molesta publicidad desaparece en 15 segundos).






Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descar el track pulsando aquí: PABLOONCE

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