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sábado, 19 de mayo de 2012

20ª Etapa GR-7 Comunidad Valenciana: de Alcoy a Castalla o viceversa. / A+ 959 m / 28,96 km

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"Es mejor caminar que parar y ponerse a temblar..."

 Esta semana tocaba acompañar a Kiquet en nuestra etapa nº 20 del GR-7 a su paso por la Comunidad Valenciana. A la cita acudieron Mari y Jose, Karmen, Juan Carlos, Kiquet, Manuel Carlos y un servidor.


En este caso se trataba de hacer el tramo desde Alcoy a Castalla o viceversa. Los Carlos y yo formamos el grupo que lo haría al contrario, de Castalla a Alcoy y el resto lo haría en sentido natural.

Aqui podéis ver un vídeo de la simulación de un vuelo en 3D sobre la ruta para que os hagáis una idea fiel del recorrido:


El día nos amaneció sin viento y con una temperatura agradable. Después subiría, pero no a los niveles de la semana pasada cuando España sufría la ola de calor. Al llegar a Castalla nos paró la Guardia Civil, que tenía instalado un control de alcoholemia, pero al vernos con las ropas de montaña nos dejaron continuar.

Es muy conveniente en esta época (aunque nosotros intentamos hacerlo todo el año) comenzar a caminar en cuanto hay luz que lo permita. Así te evitas los calores más fuertes del día y recibes otras sensaciones, pero hay que hacer el esfuerzo, grandemente recompensado, de madrugar. A las 6:50 comenzamos a andar cruzando la gran rotonda para buscar el Camino de Valencia, tramo asfaltado que nos llevaría hasta el Área recreativa de Santa Ana y su Ermita.



El Área se extiende a ambos lados y dispone de fuente con agua.



Continuamos y echando un vistazo atrás nos permitió ver en la línea del horizonte la silueta del Maigmó y el Despeñador.


Pasamos de asfalto a pista girando hacia la izquierda y vimos un antiguo puente que permite cruzar al otro lado del barranco.



Casi todo el recorrido era pista y el paisaje no variaba mucho por lo que nos centramos en caminar y en la amigable charla.




Llegamos a un punto donde vimos el primer poste indicativo del Parque Natural de la Font Roja y nuestra subida se animaba.


Comenzamos a ganar altura ahora con más rapidez y a nuestra izquierda se podía ver un gran valle con el verde de los campos de cereal y una masía de muy agradable aspecto que tenía aires de convento.



Iban salteándose las subidas con el camino entre sendas de carrascas acercándonos a nuestro siguiente objetivo.






Tras coronar una de las lomas, ya vimos enfrente y arriba el Mas de Tetuán, lugar que habíamos previsto para cruzarnos con el otro grupo, intercambiarnos las llaves de los coches y parar a almorzar.


Cuando llegamos, no estaban y tampoco tenían cobertura con el walkie. Deambulamos un poco por la zona visitando las ruinas del Mas y leyendo el cartel anunciador del Tejo centenario. Pasados unos minutos logré contactar con ellos por teléfono para ver si seguíamos o esperábamos y nos dijeron ya estaban llegando, por lo que localizamos unas mesas de nueva factura muy agradablemente dispuestas y fuimos poniendo el mantel.





Llegaron enseguida y, regado con las bromas y el vino, procedimos al satisfactorio almuerzo y a intercambiarnos las impresiones de cada tramo, tras lo cual nos hicimos la foto de grupo y continuamos cada uno con lo que le quedaba. (La caseta de registro estaba vacía. No había libreta ni bolígrafo. Lo digo por si alguien lee esto antes de pasar por allí y quiere reponerlo).


Nos despedimos y continuamos por el carrascal. Siempre pienso lo mismo cuando paso por aquí. El carrascal es tupido y podría estar bien, pero la pista es tan ancha que no te ves inmerso en él y no se disfruta como se debería. En otros sitios con menos o ningún nombre hemos caminado entre carrascas por sendas mucho más gratificantes. De todas formas guardamos un muy grato recuerdo de la ruta que hicimos para subir al vértice del  Menetjador cuando le tocó, ya que era el nº 18 en altura de la Comunidad Valenciana. En aquella ocasión comenzamos desde Ibi y dimos una gran vuelta por el parque natural intentando salirnos, como siempre que podemos, de lo convencional y que podéis leer aquí: Vértice del Menetjador.



Pasamos por el Mirador de Pilatos y nos desviamos de la pista para asomarnos a él y ver, por un lado el valle y por el otro el carrascal y la cima del Menetjador.





Más adelante llegamos a la explanada donde se encuentra una reproducción a tamaño natural  de una carbonera y continuando por la pista veíamos asomar la estatua que corona el Santuario y nos anunciaba su proximidad.







Nos desviamos otra vez del recorrido para visitar la plaza del Santuario de la Font Roja y beber de su fuente, que estaba muy fresca y de sabor agradable.




Comenzamos ahora el descenso por las zetas que hace la carretera y donde se han habilitado recortes "oficiales" en forma de sendas para saltarse las curvas y ya veíamos en alguna de las revueltas Alcoy al fondo y la Ermita de San Cristóbal en el promontorio.



En el descenso aún vimos dos fuentes más donde refrescarse.





Primeras amapolas y vista atrás para despedirnos del Santuario que ya iba quedando semioculto en el bosque de carrascas.



Seguimos con nuestro camino y vimos a lo lejos el Castillo de Barxell y cuando fuimos aproximándonos vadeamos el estrecho Río Polop sin problemas por unas piedras.




Aquí sí que se deleitó Monet, como la semana pasada y pintó varios cuadros con la gran cantidad de amapolas que crecían en estos campos y que parecía que las habían sembrado.




Dejamos el Castillo de Barxell en un cerrito a nuestra derecha.


Un poco más allá estaba el caserío y la Ermita de Barxell




Llegamos a la CV-795, por donde teníamos que recorrer kilómetro y medio por el arcén y donde circulaban abundantes grupos de motoristas. Más tarde debíamos abandonar ésta y coger otro tramo asfaltado que nos salía por la izquierda. Este tramo tenía mucha inclinación, tanta que tuvimos que poner el hasta el último piño (de las ruedas, se entiende) y al ir mirando al suelo no vimos que el GR se desviaba por la derecha. Tras unos 30 metros extras me pitó el gps avisándome y bajamos a recuperar el camino correcto.


Comenzaba ahora una senda que subía en fuerte ascenso por una enorme (por lo larga) losa de roca lisa y las marcas pintadas en la piedra nos fueron guiando por la cresta del Monte Orents hasta al Alt del Castellar.



¿Había dicho última? Bueno, ahora sí que fue la última vez que nos giramos, a riesgo de convertirnos en estatuas de sal, para volver a ver en la distancia el Santuario y el Carrascal de la Font Roja.


Culminado el ascenso, circulamos ahora por otra senda de las de la una del mediodía por la que era muy agradable caminar.




Pasamos por el Área recreativa del Baradello de Moia con su cartel o lamentable pizarra de graffitis y más adelante por una zona al lado de la carretera donde hay un bar y una fuente con agua, cuyo sobrante va a parar como relleno a las grandes piscinas que tiene.


Continuando por el asfalto, más adelante pasamos por el Centro de respiro de enfermos de alzheimer y un área recreativa anexa donde había mucha juventud respirando y tomando cervezas en las mesas bajo los pinos.


También aquí hay otra fuente con agua donde reponer.



Enfilábamos ya el último tramo por la carretera. Llego un momento en que vimos un cartel que anunciaba una senda en subida que evitaba pasar por el tunel, cruzándolo por arriba hasta el Barranc del Cint. Nosotros no lo utilizamos y seguimos el GR recto. El borde de la carretera se convierte en mirador improvisado desde donde contemplar unas estupendas vistas del extenso Alcoy.








En un momento la carretera nos mostró al frente el castillito de Cocentaina.



Llegamos al túnel. No es muy largo pero es estrecho y  tiene un mínimo arcén, por lo que hay que ir con precauciones y a la salida ya teníamos a la vista el final (o comienzo) del precioso Barranc del Cint, donde terminamos la etapa de la semana pasada.


Llegamos a los coches a las 13:30 y como no teníamos hambre para quedarnos a comer y era temprano, decidimos acercarnos a la fuente donde nos refrescamos la semana pasada, que nos venía de paso y desde allí continuar hasta Valencia y comer en casa.


Una ruta donde ha predominado el asfalto y la pista y donde no nos hemos sentido practicamente inmersos en la montaña. El paso por el carrascal, como se hace a través de sus enormes pistas, tampoco se disfruta mucho. Lo mejor, la compañía y el pasar una mañana disfrutando de caminar por los montes, que es de lo que se trata cada sábado, siempre en circunstancias diferentes y cada ruta enriqueciéndonos con sus particularidades. Se vuelve a agradecer la abundancia de fuentes con agua, tanto a la salida como a la llegada, donde poder refrescarse.







Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track pulsando aquí: PABLOONCE

1 comentario:

  1. Pablo:pues si es mejor caminar que parar y ponerse a temblar,pero no de frio sino para admirar los paisajes,las flores y colorido que nos ofrecen las montañas, tanto en la primavera como en otoño y el buen momento del almuerzo.

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