Bueno, esto de las marchas de montaña parece que se está convirtiendo en una costumbre. Una costumbre sana. Es diferente a las salidas de senderismo de los sábados, en las que uno disfruta del paisaje, de las vistas, de los olores de la montaña y de los amigos (jeje, me refiero a la compañía de los amigos, no a sus olores), del almuerzo, de la bota, de las conversaciones... Normalmente estoy toda la semana esperando a que llegue el sábado para reencontrarme con la gente y hacer la ruta que toque. Ya lo dice el refrán: "Sábado, sabadete, ruta nueva y..." (eso ya cada uno con su suerte).
Es diferente, pero no es restar. Hacer estas carreras de montaña, para mí, no es hacer menos senderismo, sino un complemento más. Naturalmente que no me las tomo como una carrera en la que tenga que ganar algo, pero si me encuentro bien me gusta probarme, medirme a ver cómo estoy y hacer una jornada de esfuerzo extra, que después suelo pagar durante uno o dos días con agujetas y molestias varias, pero compensa.
Y si no estoy con ánimo de forzarme, pues nada, me contento con completarla a mi ritmo y disfrutar del momento (y de los controles de avituallamiento) y vivir el ambientillo, que suele ser fenomenal. Y hablando de buen ambiente, eso es lo que se respiraba en el aire desde el principio de esta salida.
La primera noticia de esta marcha me la dieron José y Mari y al principio sólo la archivé en la zona del cerebro donde pones los "por si acaso", pero después como el tiempo pintaba mal para el fin de semana y no quería quedarme sin salir me decidí a inscribirme y al consultar la web de la carrera vi que ya estaba cerrada la inscripción. Como mis ganas iban en aumento, llamé a uno de los teléfonos que figuraban allí y hablé con un chico que, como haciéndome un favor, me dijo que ¡vaaaaale!
Durante la tarde y respondiendo a un correo de José Manuel sobre otra cosa, aproveché para decirle que me había apuntado "in extremis" y al momento recibí una llamada suya diciéndome que a él también le habían entrado ganas de hacerla pero que había visto que ya no se podía y que iba a intentar llamar. Me ofrecí a hablar con el mismo chico otra vez y por suerte también lo inscribieron.
Y después de esta larga introducción, aquí estamos en la salida, José y Mari, José Manuel y Pablo, con esa sensación de adrenalina que se tiene cuando se acerca la hora de la salida.
Aquí os dejo otras imágenes para que veáis el ambiente minutos antes de comenzar, en la pequeña pero acogedora Plaza del Ayuntamiento.
Y aquí la única foto que hice durante la ruta. La verdad es que el paisaje no daba para mucho, no era árido, pero tampoco muy vistoso.
Como José Manuel también quería un esfuerzo extra, los dos tiramos fuerte y corríamos en las bajadas, mientras que en las subidas intentábamos marcar el ritmo con un mp3 que me había traído con música house de discoteca (la que ponen en las sesiones de aerobic). En algunas de mis salidas de entre semana en solitario, he comprobado (por divertirme) que si intentas hacer coincidir el ritmo de esa música con cada zancada, consigues un promedio regular de 6'5 km/hora, que era lo que en principio yo quería intentar conseguir como un gran logro por mi parte.
En los avituallamientos, aparte de las bebidas y fruta, había unos lacitos de masa de ensaimada "borrachos" que estaban de muerte y que eran verdaderas bombas calóricas, de los que dimos buena cuenta, que no todo va a ser correr y correr. Gracias en parte a esos lacitos vimos que andábamos muy frescos y que combinando el paso "a buen ritmo" con la velocidad de las bajadas estábamos obteniendo un promedio de alrededor de 7'4km/hora, como así fue y atestigua el marcador de la meta cuando llegamos.
Al final, según el gps de José Manuel, fueron 20 km, 900 metros en alrededor de 2 horas y 50 minutos.
Nada más llegar hicimos una rápida visita al avituallamiento, donde aparte de lo que veis: varias empanadas, varios tipos de tarta, de manzana, tropical, de espinacas, de tomate, de tortilla, melón, sandía, plátano y hasta longaniza de pascua, había un grifo de cerveza de barril helada al que hicimos varias visitas (por aquello de reponer sales minerales y tal).
Poco después tenemos a José Manuel dando novedades a su A.C. (autoridad competente). Y el ambiente seguía animado tras ir la gente acabando la marcha.
No mucho más tarde hicieron su entrada José y Mari, realizando también un tiempazo y eso que a Mari, sobre el kilómetro 5 le dio un bajón y a José, sobre el 17, un pinchazo en un muslo, de los que afortunadamente se recuperaron con prontitud.
Nos llevamos las camisetas de RocaCoscollá para ponérnoslas al final y hacernos la foto de grupo.
Y la noticia más importante de la jornada fue que: ¡¡TENEMOS CAMPEONA!! Sí, la incombustible Mari llegó la 3ª de su categoría, con lo que obtuvo la copa que se muestra y que, aunque en principio le daba un poco de corte subir a recoger, ante el apoyo y los ánimos del grupo subió a por ella como justa merecedora.
Espero que os haya entretenido la crónica.
Un saludo y hasta pronto,
Pablo.
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