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sábado, 27 de noviembre de 2010

3ª Carrera / Marcha de Montaña de Castellnovo

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"Está... Esté... Estí...
Estó... está... estú... pendó"

20,5 km. /762 m. desnivel + / Tiempo total 02:35:35

Con este grito de guerra del grupo scout Juniors de Vilamarxant, que repetían al unísono sobre todo cuando se les servía la comida y que recuerdo como algo especial de los dos campamentos de verano en los que les acompañé como miembro del equipo de cocina, se puede resumir esta carrera.

Para este sábado tenía previsto participar en la carrera de montaña de Castellnovo, que celebraba su tercera edición. En esta ocasión y en su intento permanente de mimar esta prueba, la organización había hecho un esfuerzo por mejorar el circuito, reduciendo notablemente los tramos que discurrían por asfalto, llegando a estar ahora en un 95% libre de asfalto y correspondiendo un 85% a recorrido por sendas.

Esta vez fui solo con mi coche, aunque coincidí allí con los miembros del Club de Atletismo de Vilamarxant, ya que quería volver pronto a casa y no podía quedarme a esperar que terminaran todos y tomar la cervecita.

La temperatura al llegar era de 4 grados y el cielo estaba cubierto de nubes aborregadas que no dejaban entrar la luz del Sol, aunque no presagiaban lluvia, pero como no hacía nada de viento no había mucha sensación de frío. De hecho, se demostró después que hacía una temperatura ideal para correr, que llegó a los 12 grados al final de la carrera y que nos permitió trotar en pantalón corto y camiseta, no pasando ni frío ni calor, como suele decirse.

Aparcamos, recogimos los dorsales y pasamos por un bar a tomar un café, dirigiéndonos después a la Plaza del Olmo, desde donde se daría la salida.



Había aparcado el coche en el mismo sitio que cuando vine aquí a realizar una sesión de entrenamiento con Kiquet antes de hacer la Marató i Mitja. En aquella ocasión los dos nos sentimos muy bien trotando por estos montes y lo consideré como una buena premonición. Además, durante la carrera pasé por muchos lugares que había pisado en aquella ocasión y que me iban trayendo recuerdos.

A las 9 nos fuimos agrupando los 508 participantes en torno al arco de salida y después del pistoletazo pasamos todos pisando las alfombras azules para activar los chips de las zapatillas que iban a controlar nuestros tiempos.


Al poco de empezar a trotar vi a Mariano corriendo, que había ido a acompañar a su hijo y quería probarse a ver cómo iba y comentaba que se lo iba a tomar con calma.



Salimos del pueblo por la pista de Vall de Almonacid hasta que nos desviamos por senda en subida a la derecha. Aquí se formó el clásico tapón en el que tienes que ir andando al paso del que tienes delante porque no se puede adelantar. Pasamos por la Torre del Mal Paso y seguimos por bonitas sendas hasta la Ermita de San Cristóbal.

Cuando pasamos el kilómetro 10 todavía seguía trotando. Demasiado para mí, pensé. Pero me sentía bien. Antes, cuando llegaba a esta distancia, me encontraba situado en la zona de "tierra de nadie", es decir, delante de los andadores y detrás de los corredores. En esta ocasión me encontraba inmerso con los corredores de atrás, lo que es más estresante, ya que en la tierra de nadie vas a tu ritmo, pero aquí todos intentan esforzarse por no quedarse descolgados de los que tienen delante. Pero si vas bien es un disfrute.



En los avituallamientos sólo bebía un trago de agua y cogía un poco de chocolate o algo dulce y me lo iba comiendo por el camino. Fueron pasando los kilómetros y vimos alguna que otra caída, ya que al pasar por sendas bastante agrestes en algunas ocasiones y al ir trotando, es fácil dar algún traspiés o sufrir algún resbalón. Yo también me llevé un par de sustillos.

Cuando nos acercábamos a meta, vi en mi reloj que podía hacer un buen tiempo e intenté mantener el ritmo, aunque una última subidita me lo puso difícil.



Entrar tan entero en un tiempo de 2h:35 minutos me hizo sentir una alegría inmensa. Me dirigí al pasillo de salida y devolví el chip, recogí la bolsa del corredor compuesta por camiseta técnica, revista deportiva, botellita de aceite, un sobrecito de gel para masajes, botella de agua y un sandwich de foiegras y después pasábamos por una mesa, donde un miembro de la organización iba cortando jamón a cuchillo y te ponía en otro sandwich el jamón que tú querías. Después había un puesto de Coca cola y Fanta a gogo.



El Club d'Atletisme, como siempre, quedó muy bien y a Ciberio le entregaron el primer premio de su categoría. Vi llegar a Mariano y le dí ánimos. Decía que se había sentido bien, pero que había tenido un tropezón y tenía alguna magulladura en las piernas.

Tengo que dar un 10 a la organización de esta prueba. Se lo curran mucho en los bien surtidos avituallamientos y siempre intentan mejorar el recorrido. En esta ocasión han conseguido trazar uno con unas sendas y lugares preciosos. Tanto, que lo recomiendo para hacerlo en plan senderista sin ninguna duda. Puedo decir que es posiblemente el mejor trazado de carrera de montaña que he pisado y también la carrera en la que me he sentido mejor físicamente. Eso de trotar en casi todo el recorrido sin sentirte muy forzado te da unas sensaciones de libertad y disfrute muy gratas.

Aún se me escapan las gacelas, pero ya están más cerca.

En esta ocasión os pongo un vídeo de un cantautor que me gusta mucho y que, aunque la canción se llama "Deseo" y que nunca la totalidad de la letra puede ajustarse a lo que uno quiere decir porque está escrita para otros menesteres, yo la titulo para esta ocasión: "Homenaje al Track", a esa línea que nos guía en nuestras salidas y nos ayuda a no perder y seguir el camino que nos habíamos previsto. Que lo disfrutéis tanto como yo cada vez que la escucho:





Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track pulsando aquí: PABLOONCE
Pulsa aquí si quieres ver la Presentación de "Mas de Mil"

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sábado, 20 de noviembre de 2010

0009-Vértices Geodésicos Más de Mil C.V.: Tossal Mas de Monzó (1514 m) y VG-CV- 0028 Calvario (1309 m) / A+ 715 m / 23.10 km

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"Que no le pongan cercas al monte"




Este sábado tocaba subir al 9º vértice geodésico en altura de la Comunidad, el Tossal Mas de Monzó, con 1524 m y de paso, como estaba cerca de donde íbamos a dejar los coches, subiríamos al nº 28, el Calvario, con 1309 m.

En esta ocasión se apuntaron Mari y Jose, Manuel Carlos, Miguel y un servidor. Nos habíamos reunido a las 6 y a las 7:45 ya estábamos aparcando al lado del cementerio de Vistabella, desde donde comenzaríamos a caminar.

Estaba previsto que hiciera algo de viento, de 18 a 20 km/h con rachas de hasta 50. La temperatura prevista era una mínima de 4 grados y máxima de 10 y con posibilidad de algún leve chubasco disperso durante la mañana.

Cuando aparcamos había 5 grados pero lo que molestaba un poco era el vientecillo. Comenzamos a andar hacia la montañita que sería nuestro primer objetivo con los colores amarillentos del amanecer en un ambiente muy despejado. La subida nos ofreció buenas vistas de Vistabella del Maestrazgo, la cual se desperezaba y le costaba despertar.





Me hice la foto que habéis visto arriba en el vértice y posé bromeando cogiéndome al pilón, ya que en las alturas hacía bastante viento. Localizamos con nuestra vista el Penyagolosa, que nos acompañaría durante toda la jornada, aunque su silueta no es a la que estamos acostumbrados, ya que siempre la vemos desde la otra parte, por los acantilados y esta vista es más dulce, por donde se sube.



Bajamos dando la vuelta por la derecha al montículo por una muy bonita senda en la que de vez en cuando veíamos paredes de roca con presas para escalar.



El Penyagolosa siempre era objeto de nuestras miradas.



Algunos detalles de la sendita, que de vez en cuando nos mostraba marcas blanqui-rojas del GR7, que nos acompañaría una parte del camino.



Mientras bajábamos veíamos al frente el Pla d'Amunt, que como su nombre indica es una extensa llanura rodeada de montañas y repleta de campos de cultivo. Al llegar a la carretera y comenzar a cruzar la planicie, abandonamos el GR7. Se ve que nos costaba calentar y el ritmo era demasiado lento. Esperé a que llegaran todos y recordé al grupo que sería conveniente mantener un cierto ritmo de marcha. Es el que solemos llevar, cercano a los 5 km/hora de media en movimiento durante toda la jornada. Que no es nada del otro jueves, pero que es más que el del otro miércoles. Es un ritmo con el que solemos llegar a los coches sobre las 13:30 y nos permite hacer un esfuerzo con el que disfrutamos. Si no, al ser unas rutas largas, terminaríamos muy tarde.




A partir de aquí tomamos nuestra velocidad normal de crucero y, como se puede ver en los datos de la gráfica del final de la crónica, se cumplieron muy bien todas las previsiones.

Cuando acabamos de cruzar el plano pasamos al lado de la Masía de la Corraliza.




A partir de aquí se encontraba la mayor parte de todo el desnivel de nuestra ruta y comenzamos a subir por la Sierra de la Batalla entre las fronteras que nos marcaban los muretes de piedra que delimitaban los grandes cercados.




Conforme nos elevábamos teníamos mejores vistas, aunque al frente veíamos como se acercaba por el cielo una masa gris amenazante.





Avistamos en la loma de la derecha el Tossal Mas de Monzó, pintadito de blanco y nos dirigimos a él siguiendo la pista. Al poco, Miguel se fue a la trocha para llegar en línea recta y algo más tarde, Mari y Jose también se salieron del camino. Manuel Carlos y yo llegamos hasta arriba por la pista y un poco más y nos pasamos. Al final llegamos juntos al vértice, cuando empezaban a caer unas gotitas, que impulsadas por el, en aquel momento, fuerte y frío viento, provocó que rápidamente hiciéramos la foto de grupo y saliéramos disparados. Un poco más allá y como ya era la hora del almuerzo, Jose encontró un grupo de árboles que nos protegieron un poco del viento y donde pudimos dar cuenta de las viandas.

Sin pararnos mucho por si se complicaba, comenzamos la vuelta, "trocheamos" unos metros para ahorrarnos una curva y llegamos a la pista. El "neng" nos dio su aviso y comenzamos a seguir la pista por la derecha, pero como habíamos cambiado un poco los planes, lo que el "neng" quería decir es que debíamos seguir rectos en ese punto, y como se ve en el mapa del final de la página, rectificamos bajando para cruzarnos con la senda correcta de bajada. Las finas gotitas habían dejado de caer y sólo Miguel había llegado a sacar el chubasquero. Salió el Sol y nos permitió ver el arcoiris.



Caminábamos ahora por un bosquecillo de carrascas. Esta senda es preciosa, así como el tramo del Barranco del Asevar. Desde que habíamos comenzado a bajar, el viento había cesado y combinado con la salida del Sol, hizo que empezara a sobrarnos la ropa de abrigo.






Comenzamos a bordear el Pla cerca de su parte sur y al llegar a la Masía del Pinaret nos encontramos con la primera sorpresilla.




El camino que debíamos seguir estaba cortado por unos alambres para ganado. Estuvimos sopesando qué hacer pero la vuelta que teníamos que dar era bastante grande, por lo que cruzamos los alambres y fuimos en nuestra dirección. Afortunadamente las vacas estaban en otro cercado. Cuando llegamos a la pista tuvimos que pasar otra vez los alambres. En otras partes existen porteras que puedes abrir y cerrar tras de tí. Por aquí son más drásticos.




Continuamos y aún tuvimos que sortear algún hilo para ganado que cruzaba incluso la misma pista. Acabamos de cruzar el Pla y la carretera. Íbamos siguiendo señales de GR pero al pasar el Mas de los Arcos, otra alambrada nos detenía de nuevo. Por no saltarla intentamos seguir por el lateral del cercado, pero viendo que al llegar arriba no tendríamos salida, cuando llevábamos la mitad de subida decidimos saltar y cruzar el cercado de través. Salimos de él a la altura de la Masía Manzanares, donde los alambres estaban casi caídos. El tramo de track que tenia cargado en el GPS para esa zona correspondía a la Carrera de montaña de Vistabella "A un pas del Cel", que ya va por la cuarta edición y que me indicaba que habían pasado por ahí, nos llevaba a una puerta de reja en la que se leía un cartel que decía que estaba prohibido coger setas y rovellons en el interior. Pero aunque nosotros no íbamos a coger setas, la puerta no se podia abrir, por lo que,viendo una marca roja de GR bastante vieja a la derecha y comprobando que más arriba había una pista, comenzamos a andar por el lateral de la valla, que no era nada problemático (en el mapa topográfico estaba marcado incluso como pista, aunque ya no lo era). Pienso que para la carrera abrirían este portón y quitarían los alambres de antes, pero claro, como dice mi hijo ¡Eso no vale!, porque no hay manera de saberlo cuando planificas la ruta.

Al llegar arriba vimos un cazador que nos miraba con cara de muy mala leche y aunque pensamos en meternos un tramo por la pinada, decidimos mejor seguir la pista que también estaba chula. Antes de llegar a la Masía de Sollet, le mostré a Manuel Carlos la senda por la que, por la izquerda, deberíamos haber venido si no se hubieran interpuesto las vallas en nuestro paso y nos volvimos a sorprender viendo que allí mismo había pintadas de GR en una piedra, que además continuaron durante un rato en nuestro camino. Al llegar a casa comprobé que el GR7 no discurre por aquí, sino que cruza el Pla longitudinalmente, aunque más adelante sí que lo volvemos a seguir. No sé si antiguamente discurriría por aquí, antes de cercar las propiedades, pero el caso es que engaña bastante.

Personalmente no me gusta ir pasando vallas de cercados y aunque no ha habido problema en ningún momento, es algo que no recomiendo y que hemos hecho porque no había más remedio. Pero en zonas ganaderas como ésta, en cuanto te salgas de las pistas importantes, te puedes encontrar alambres e hilos limitadores al paso en cualquier momento.



A partir de la Masía y por el recorrido a través de Las Solanas no hubo más sorpresas. La sendita estaba bien definida y la habían utilizado para alguna carrera. Nos fuimos deleitando con las últimas vistas del Penyagolosa.




Vimos a lo lejos la casita de la Ermita que está en la cima de el Calvario y llegamos a los coches pasando un poco de las 13:30. Pensamos en comer bajo el techado de la entrada de la Ermita que hay junto al cementerio, donde teníamos los coches, pero preferimos ir a una bonita fuente que habíamos visto por la mañana cuando bajamos del primer vértice.



Allí, en unos bancos de piedra nos dispusimos a comer... y alguno se atrevió a continuar todavía la tradición. Una vez repuestos y tras tomar un vaso del buen café de Miguel, emprendimos la vuelta a casa tras una ruta en la que, como en todas, hemos disfrutado mucho de todo lo que nos ha ofrecido la naturaleza, que ha sido muy variado.



Como ya llevamos más de 10 vértices he confeccionado un pequeño video emulando un poco a Matt, un simpático personaje que va recorriendo todos los países y se filma allá donde va. Espero que os guste.










Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis pulsar aquí para descargar el track: PABLOONCE
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