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martes, 14 de abril de 2009
SLV-30 Circular, Rincón del Tío Escribano en Titaguas y Barranco de Bercolom en Zagra
Bueno, al final no han sido dos semanas de ausencia, sino una, ya que la familia tenía ganas de marcha y el domingo por la noche me dijeron que les organizara una excursión para el día siguiente, lunes de Pascua.
Estuve hasta bien entrada la noche repasando las rutas coscolleras para ver si encontraba una que les acoplase en distancia, dificultad, vistosidad... y al final me decidí por hacer una que el grupo hizo en 2006.
En realidad se trata de dos rutas, el sendero local SLV-30, ruta circular de 5,6 km., que saliendo de Titaguas se dirige a las pinturas rupestres del Rincón del Tío Escribano y regresa; y la otra ruta que también se hizo en aquella ocasión: El Barranco de Bercolom en Zagra, de unos 3,9 km.
Pertrechados de mochilas, bocadillos y manjares para todo el día nos dirigimos hacia Titaguas, pero cuando estábamos llegando al pueblo se comenzó a ver la Sierra de Javalambre al fondo toda nevada y claro, los niños insistieron en alterar los planes, por lo que pasamos de largo Titaguas y tomamos rumbo a Aras de los Olmos y después a la Puebla de San Miguel.
Poco antes de llegar a la Puebla de San Miguel ya estaba todo nevado por lo que detuve el coche y disfrutamos de los bolazos de nieve.
Cuando ya tuvimos nieve suficiente intentamos retomar el plan original por lo que volvimos a Titaguas, aparcamos a la salida y comenzamos la ruta a pie para ver esas pinturas.
En el camino nos encontramos con los restos de un antiguo horno de cal.
Y un poco más tarde con las pinturas rupestres, aunque están bastante más desmejoradas que cuando José Manuel les hizo las fotos hace tres años y costaba algo verlas.
Continuando con la ruta, Pablo junior tuvo que apartar un enorme pino que bloqueaba el camino y al final pudimos pasar, admirando poco después los cambios de color que se producen con los cereales recién germinados.
Terminada la primera fase del plan, nos dirigimos a Zagra a realizar la segunda. Salimos de Titaguas con el coche y siguiendo el Waypoint que el jefe dejó marcado, no hay problema en encontrar el desvío y enfilar una pista en muy buenas condiciones hasta llegar al siguiente destino.
Este es el aspecto que presentaba el río en la zona de Zagra, revuelto por las recientes lluvias y bajaba con fuerza. El entorno es muy fresco y frondoso y la pinada que lo envuelve es enorme.
Enfilamos el sendero que conduce a las pozas y tras alguna pequeña duda de seguimiento ya que las paredes del barranco alteraban la señal del gps, tuvimos que sortear algunos pasos embarrados pasando por encima de algunas ramas y troncos, lo que añadía algo de aventura al momento.
Y como recompensa final llegamos a las pozas en las que se bañó el grupo en aquella ocasión. Es un lugar que parece sacado de la película del Lago Azul. La familia se quedó en la de abajo mientras yo trepé para llegar a la que está más alta. Desde que vi la foto no quería perdermela porque me parecía que sería espectacular, y la vista en directo cuando llegué a ella no me defraudó en absoluto, sino todo lo contrario y fue una lástima que no hubiera sido verano para poder bañarme en ella.
Sólo llegamos hasta aquí porque la trepada no es apta para todos los públicos y volvimos sobre nuestros pasos dando punto final a un completo día de montaña.
Un saludo a todos.
2 comentarios:
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Pablo, que maravillosa excursión hiciste con tu familia y que bien lo pasarían los niños. La nieve, las pinturas, las pozas... Un encanto de rutas, que adornaron vuestra jornada montañera. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, todos disfrutaron mucho. Había que dejar el pabellón bien alto.
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