Esta semana, como había puente, José Manuel no propuso ruta, pero Kiquet anunció una salida para que nos juntáramos aquellos que estuvieramos disponibles.
Conforme se fue apuntando la gente en el blog de Kiquet, Toni confesaba que parecía que se tratase de una de las rutas cañeras que montaba José Manuel la temporada pasada, sobre todo cuando vio que se apuntaba Mª Jesús. Ahí fue cuando decidió cargar con un bidón extra porque pensó que no pararíamos ni a coger agua.
Se trataba de repetir la ruta de la subida al Montcabrer desde Agres, pero haciendo la vuelta al revés que el año pasado, que la hicimos en enero y con nieve. Hay que ver cómo cambian los paisajes con el manto blanco.
Enfilamos las primeras exigentes subidas por las calles del pueblo tras haber degustado unos pastelitos de boniato que trajeron José y Mari, acompañados de un traguito de pacharán casero para quitar el frio.
Al principio el ambiente era fresquete, pero como la subida era constante, nos fuimos quitando los polares y ropa de abrigo, aunque Toni se pasó un pelo, porque se quedó en manga y pantalón corto y cuando llegamos al refugio soplaba un vientecillo helado que hizo que volvieramos a ponernos todo.
Al hacerla al revés, cuando teníamos el Montcabrer enfrente, bajamos hacia el valle donde vimos esta curiosa fuente de la que Toni intentó sacar agua. Más tarde llegamos al desvío donde comienza la senda de subida y aquí la cosa se empinó bastante. Por momentos pensábamos que estábamos en los últimos fuertes tramos de Rebalsadores. La subida era constante y como queríamos estar en la cumbre a la hora marcada por el Sindicato de senderistas, los de delante, entre bromas, forzamos la marcha, disfrutando de la exigencia y cuando llegamos al vértice geodésico el corazón iba a 1000.
El esfuerzo de la subida se iba compensando con las increibles vistas.
Ya en la cima nos hicimos una de las fotos de grupo (Kiquet hizo otra después en la Cava), donde José Manuel Junior me pilló en una pose... comprometida.
En la cima y con el día bastante claro pudimos tener una buena panorámica a la diestra...
..... y a la siniestra.
Como en la cima hacía un ligero viento, buscamos un lugar resguardado para almorzar al abrigo de las piedras de una loma. Más allá había más grupos de senderistas haciendo lo mismo que nosotros.
Ante un "vamos, vamos", comenzamos el descenso.
y llegamos a la casita de piedra que contiene el libro donde firman los que pasan por ahí y quieren dejar constancia.
En la primera foto aparece Nuria en una foto que le hice yo el año pasado.
"Aprecien las 7 diferencias".
Toni intentó firmar pero las dos libretas que había estaban completas. Un poco más tarde llegamos a la Cava Arquejada, que data del siglo XV y que se utilizaba como pozo de nieve o nevero para guardar el hielo. Su vista siempre impresiona de lo bien conservada que está.
En aquella montaña de la siguiente imagen estábamos hace un rato. Continuamos el regreso hasta el refugio y comenzamos el descenso por la senda zigzagueante.
Al llegar al pueblo pueden verse unas ruinas de una antigua fortaleza y de las paredes del convento colgaba un grandísimo mural que ocupaba toda la fachada.
Una ruta fantástica, y como confesaba al subir en el coche a la vuelta, el reunirse con toda esta gente con tan buen rollo te deja un sabor tan agradable que estás deseando que pasen los días y llegue el sábado siguiente para volver a las "andadas".
El domingo estuve en otro vértice geodésico, éste un poco curioso porque no esperaba encontrármelo ahí. Me fui con la family a subir al Miguelete, que ni me acordaba del tiempo que había pasado desde la última vez. Arriba coincidió que sonó la enorme campana de 10 toneladas y que según parece todavía no se tiene claro el cómo la subieron hasta allí, ya que por las escaleras no cabe.
Desde arriba pude tomar esta panorámica en un día también muy claro y desde donde se ven nuestras montañas.
Para completar la salida hice otra cosa de la que también hacía mucho tiempo desde la última vez y fue pasarme por el Jardín Botánico.
En esta última imagen pude captar a una pareja gatuna, en la que tras una partida de poker, uno le dijo al otro: "Te invito a un buen trago".
Para unos: hasta luego. Y para los que todavía se queden, para finalizar esta crónica y ante mi atenta mirada, os dejo una canción que a mí me gusta mucho. La época se presta porque los otoños son especialmente románticos y tenéis la letra y todo por si os animáis a cantarla.
(Venga, a ver si entre todos hacemos que llueva un poco, que está todo muy seco).
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podréis descargaros el track clicando aquí: ROCACOSCOLLA.
HOLA, PABLO, CADA VEZ QUE LEO TUS CRÓNICAS, ME DIGO ¡OTRA BUENA EXCURSION QUE ME HE PERDIDO!. ME ENTUSIASMAN TUS RELATOS, ILUSTRADOS CON TAN BUENAS FOTOGRAFIAS.
ResponderEliminarHASTA EL SABADO.
UN ABRAZO.
Sí, Luis, cada una que nos perdemos es algo que no vivimos, pero es que a veces no se puede estar en todo. Al menos podemos leernos y estar un poco allí.
ResponderEliminarPablo ,sinceramente excelente todo, tu cronica,las fotos, la senda, la compañia y no te digo las ganas que tenia de reengancharme. Genial la mañana, y siempre es agradable saludar a compis anteriores. Un saludo a tod@s
ResponderEliminarMe ha encantado la ruta, la tenía pendiente, y al proponerlas Kiket las hemos podido realizar. No me dí cuenta que había que llegar al pico de la montaña tan rapidamente, a ver si me entreno más que me costó los mio.
ResponderEliminarFotos y crónica relatan todo lo ocurrido de esa ruta. Estupendo todo.
Saludo