Este blog tiene como objetivo aportar mis comentarios, fotos y tracks de las rutas de senderismo en las que participo.
¡¡CONSEGUIDO!! el reto de subir a todos los Vértices Geodésicos de la Comunidad Valenciana de más de 1000 m. ///
Recuerda, como decía Lluis Llach: "Si véns amb mi, no demanis un camí planer, ni estels d'argent, ni un demà ple de promeses, sols un poc de sort... i que la vida ens doni un camí beeeeeen llarg..."
Vía Ferrata Cascada del Sorrosal
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donde doy con mis huesos cuando
está naciendo el Sol.
Dormimos poco y mal, quemando la
salud,
para llegar al quinto infierno,
donde andaré de nuevo,
¿qué estarás haciendo tu?"
Este “domingo” la
ruta propuesta era subir al Vértice Geodésico nº 107 en altura de la Comunidad
Valenciana, Mina, con 1053 m de
altitud,situado en el Término Municipal
de La Romana, Alicante.
En esta ocasión haríamos una ruta por la Serra de l’Algayat, la cual
recorreríamos toda por la cresta en un trayecto de ida y vuelta. Ésta Sierra,
junto con la del Reclot, que haremos próximamente, son las que están más al Sur
de la Comunidad Valenciana de las que tocaremos con los vértices de Más de Mil.
Para llegar al punto de inicio nos dirigiríamos hacia la pedanía de La
Canalosa. Iniciaríamos la ruta hacia el Norte acercándonos a la falda de la
Sierra caminando por el único tramo de pista que encontraríamos en la ruta.
Enseguida tomaríamos una estrecha senda que sigue el recorrido del PRCV- 281,
que nos llevaría hasta el vértice Mina (1053 m) (km 5.5).
A continuación seguiríamos cresteando la Serra de l’Algayat hasta llegar
a su otra elevación importante situada en la parte occidental, la Penya Grosa
(1087 m) (km 9). Desde ahí volveríamos otra vez por el filo de la sierra
pasando de nuevo por el vértice Mina y bajando por el sendero 281 hasta los
coches.
Aunque no nos gusta demasiado hacer rutas lineales, en este caso las
alternativas eran demasiado costosas en distancia y desnivel y así creo que ya
nos saldría una ruta entretenida y divertida.
Aquí podéis ver el vídeo de la Simulación de Vuelo sobre el track que he
preparado para que os hagáis una idea fiel del recorrido:
A la cita acudieron Mari y Jose,
Ana y un servidor. Llegamos al destino un poco antes de lo previsto y a las
7:15 horas ya estábamos caminando. Habíamos dejado el coche en la puerta de un
chalet de las últimas casas de la pequeña población de La Canalosa, en Alicante
y comenzamos siguiendo el PRCV-281, que nos llevaría hasta el vértice de la
Penya de la Mina.
Aquí tenemos la Sierra d l'Algayat, que recorreríamos de derecha a izquierda:
La mañana era perfecta y, ahora
sí, adecuada a la época en la que estamos, con el agradable frescor mañanero de
una estupenda mañana de primavera y el día claro y sin viento.
El sendero comienza combinando
unas pistas que enseguida nos llevan a la falda de la Serra de l’Algayat, donde
se convierte en una fina senda que ya no nos abandonaría hasta el final.
La senda es una maravilla, muy
bien indicada con sus marcas de PR y que poco a poco nos va haciendo ganar
altura. En principio nos alejaba del vértice dirigiéndonos hacia la derecha
para salvar la cabecera del Barranco de la Cava, lo que nos permitiría coger la
Sierra desde el inicio y así poder recorrerla toda por arriba.
Abajo se apreciaba la población de La Canalosa, que se iba quedando pequeña.
Tras este duro invierno las
plantas comienzan a mostrar toda su renovada fuerza y flores de todos los
colores asomaban detrás de cada piedra. Hasta los espartos estaban cargados de
plumeros de nueva temporada y parecían aterciopelados al tacto.
Al ir caminando por la línea
divisoria teníamos la visión privilegiada de ambas vertientes y podíamos ver a
nuestra derecha la Sierra del Reclot, donde se encuentra el vértice del
Algarejo, al que subiremos proximamente.
Cuando planteé esta ruta, en principio manejé la posibilidad de enlazar
en la misma los dos vértices y así no tener que desplazarnos otra vez hasta
aquí, pero cuando empecé a trabajarla me di cuenta de que la ruta perdía
atractivo al tener que atravesar todo el valle, además de tener que encarar el
Algarejo por esta vertiente, mucho más difícil y a la trocha, cuando por la
parte de la umbría hay un sendero utilizable.
Al final pensé que unir estos vértices era
desperdiciar una ruta, ya que se podían hacer dos rutas que estuvieran bien por sí mismas y hay
que tener en cuenta que los vértices, para nosotros, no
son el fin en sí mismos, sino la excusa para hacer una ruta distinta cada
semana.
Cuando llegamos al cordal ya apareció ante
nosotros la preciosa mole de rocas que componen la Penya de la Mina con el
vértice allá arriba yveíamos la
empinada senda que discurría bajo las rocas que tendríamos que superar para
conquistarlo.
Llegamos a la senda de subida,
que en la realidad estaba tan empinada como lo parecía desde lejos y
disfrutamos de la sensación de sentirnos pequeños ante la enorme pared rocosa.
Llegamos al vértice y decidimos
almorzar allí mismo. Había muchas rocas en las que aposentarse, todas con unas
vistas estupendas. Elegimos una zona que nos permitía muy buenas panorámicas y
nos pusimos a reponer fuerzas. Estando allí llegaron dos senderistas de la zona
que habían subido por el mismo sitio y, hablando con ellos, les dijimos que
nosotros ahora iríamos por la cresta hasta la Penya Grossa, pero nos comentaron
que ellos subían aquí de vez en cuando pero nunca se habían planteado ir hasta
allí, sino que almorzaban y bajabande
nuevo. Quizás, si leen esto, la próxima vez lo intenten... ¡o no!
La atalaya donde nos
encontrábamos era también un formidable observatorio para ver los aviones que
salían desde el aeropuerto de El Altet en Alicante, con una frecuencia asombrosa,
muy “parecida” a la del de Castellón, ya que cada dos o tres minutos pasaba un
avión por encima de nosotros, siempre haciendo el mismo giro, por lo que me
permitió fotografiar la panza de algunos de los que pasaron.
Echando un vistazo a lo mucho que
nos quedaba por delante, Jose tenía sus dudas de cómo afrontaríamos algunos de
los pasos que se veían, pero yo andaba más confiado pues sabía que había una
fina senda que pasaba por toda la cresta y no creía que hubiera problemas.
El recorrido por el cordal es muy
entretenido, con continuas subidas por rocas y pequeños destrepes. La senda es
siempre perceptible y hay fitas que ayudan en los momentos de duda y la visión
de estar a caballo de la sierra con amplia visión a los dos lados, no se paga con
dinero aunque, como salió en una conversación durante la ruta, se paga con
esfuerzo. Es el precio que se cobra la montaña para que podamos disfrutar de
esas sensaciones.
Aunque parecía que no llegábamos
nunca, fuimos dejando atrás las últimas elevaciones. En una pared de una de
ellas había una gran “cova” ¿o un forat?, en cuyas paredes interiores parecía
imaginarse un rostro de un monstruo rocoso con cara de pocos amigos.
Llegamos a la Penya Grossa (1087
m) y nos hicimos una foto de grupo para celebrarlo. Podíamos ver en frente
nuestro, cuando acababa la Sierra del Reclot, la enorme cantera de mármol, de
las que hay varias en la zona y con el zoom acercamos el detalle de los cortes
en la piedra.
Nos había costado 4 horas llegar
hasta aquí y eran las 12 del mediodía. Estuvimos deliberando un poco y vimos
que volver por la cresta nos haría terminar bastante tarde, además del esfuerzo
que suponía volver a hacer ese recorrido, por lo que pensamos en improvisar una
alternativa, aunque no estaba fácil.
Habíamos pasado por un collado un poco antes y decidimos que cuando
llegáramos a él veríamos cómo estaba la posibilidad de bajar por allí y enlazar
con las pistas de abajo que iban paralelas a la falda de la sierra y que, en un
recorrido mucho más cómodo, nos devolverían a los coches.
Llegamos a un primer punto posible pero
por allí no lo vimos claro. Se apreciaban a mitad de recorrido unos
frailecillos que no sabíamos si nos darían la bendición al pasar por ellos o que
indicaban que allí comenzaba el infierno, porque parecía que había más abajo un cortado
imposible de superar.
En el siguiente collado, aunque
la pendiente era fuerte, vimos que había rastros de animales que, a modo de
senda, podíamos seguir, con el único inconveniente de tener cuidado de no
resbalar. Yo me fui adelantando para cerciorarme de que se iba pudiendo
progresar y, aunque hacía paradas, perdía de vista al resto del grupo, que se
tomaban la bajada con más precauciones. Decidí entonces ir dejando fitas en los
puntos en los que me desviaba y continuar hasta abajo.
De vez
en cuando los captaba con el zoom de la cámara y desde abajo hice señales a
Jose de que yo había llegado al final y allí comenzaba ya una pista.
La visión desde debajo de la
fenomenal y empinada bajada era impresionante y cuando llegaron abajo les hice
una foto para celebrar que lo habíamos conseguido, con la vista del cinglo
recorrido detrás de ellos. Nos acordamos de Manuel Carlos, a quien de seguro le
hubiera encantado esta fuerte bajadita.
Desde aquí, ya en terreno cómodo,
a sugerencia de Jose, acortamos unas lazadas de la pista por unos campos y prácticamente en línea
recta nos fuimos acercando a los coches mientras conversábamos y contemplábamos
a nuestra izquierda toda la longitud de la sierra que habíamos recorrido por su
parte superior, llegando a los coches a las 15 horas.
A continuación nos montamos en el coche y nos dirigimos a la cercana población de Hondón de las Nieves, ya en el camino de vuelta, donde yo tenía localizada la ubicación de la Ermita de San Isidro, donde se podía subir con el vehículo y allí mismo desplegamos la mesa y nos pusimos a comer, con unas muy merecidas frescas cervecitas.
A los postres, Mari sacó unos pastelitos para celebrar el día de la madre y Ana había hecho flanes de huevo con coco, que sirvieron para poner un dulce broche final a esta aventura.
Una ruta muy gratificante. La
senda por la que discurre el PRCV-281 es una maravilla en todo su recorrido, desde que se
convierte en senda hasta que llega al Vértice Mina. Bien marcada y sin ninguna complicación.
Las vistas desde la cumbre espectaculares en todas direcciones. La cresta muy
entretenida, sencilla y sin pérdidas. Exigente en el esfuerzo, como todas las
crestas. Y la bajada improvisada ¡ojo!: fuerte, técnica, con mucha inclinación y
donde hay que tomar las precauciones debidas para no resbalar, pero a su vez,
posible, limpia y disfrutona.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE
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Sin duda una ruta muy entretenida, crestear es lo que tiene... bien hecho la bajada por la pendiente, seguro que me habría divertido.
ResponderEliminarnos vemos.