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Este domingo tenía preparada otra ruta pero Kiquet me recordó que coincidía con la última Prueba del Mundial de Motociclismo en Cheste, por lo que habría que evitar la A-3, sobre todo a la vuelta, por lo que me ví obligado a cambiarla.
La ruta propuesta era subir al vértice geodésico nº 303 en altura de la Comunidad Valenciana, Muela, con 559 m de altitud, situado en el Término Municipal de Chulilla, Valencia.
Para llegar al punto de inicio seguiríamos la CV-35 hacia Casinos, lo pasaríamos y nos desviaríamos a la altura de Losa del Obispo por la CV-394, que nos llevaría hasta Chulilla, donde aparcaríamos los coches.
Comenzaríamos a caminar por una empinada senda que nos subiría a la Muela. Una vez arriba nos desviaríamos a la derecha para llegar al depósito de agua y un mirador excepcional desde donde podríamos ver abajo la población de Chulilla, el Castillo y los acantilados del Turia.
Volveríamos hasta la senda anterior y continuaríamos por la parte alta de la montaña hasta llegar al Vértice Muela. El lugar no permite variantes a primera vista, por lo que regresaríamos por el mismo camino hasta la senda por la que subimos y bajaríamos por ella. Después seguiríamos la Ruta de los Calderones o Pantaneros, inaugurada en el 2013 y en la que instalaron unos llamativos puentes colgantes. Esta ruta era utilizada por los operarios que construyeron la presa y nos llevaría siguiendo el curso del río a través de altos acantilados hasta la Presa de Loriguilla.
La bordearíamos por arriba y bajaríamos de nuevo al cauce. En la estación de Aforos cruzaríamos el río hacia la derecha y utilizaríamos una senda que tiene algunos tramos equipados con cuerdas para superar una angosta hendidura en la pared de rocas y que vi en un track de Nuria y Paco (Trastos de Montaña).
Una vez arriba nos dirigiríamos hacia la entrada de otro barranco por el que bajaríamos a la Cueva del Gollizno y desde allí seguiríamos una senda que recorre la faja sin perder la cota hasta enlazar con otra senda de bajada hacia la pista inferior, desde donde cruzaríamos el río por un puente y llegaríamos a los coches.
Aquí podéis ver el vídeo de la Simulación de Vuelo sobre la ruta para que os hagáis una idea fiel del recorrido:
A la cita acudieron Ángela, Ana, Paco Q, Quico, Juan Carlos y un amigo suyo, Juanma y un servidor. Y dos satélites, pues Pili y Manuel Carlos, que no iban a poder venir el domingo pero sí el sábado, me pidieron el track e hicieron la misma ruta el día anterior a nosotros.
A las 7:30 nos pusimos a caminar, con una bonita Luna que Paco consiguió plasmar en esta imagen.
El parking de Chulilla estaba bastante ocupado a esas horas y salimos cruzando la carretera teniendo enfrente la Muela a donde teníamos que subir.
El principio de la senda hay que buscarlo yendo a la derecha y fijarse en un comienzo de la senda pronunciado en ascenso. A nosotros a la ida nos costó encontrar su inicio pero es muy sencillo y está corregido en el track.
La senda nos iba elevando con rapidez, ofreciéndonos unas imágenes fantásticas de la población de Chulilla y de su acantilado entorno.
Pasamos por la Fuente del Lebrillico, totalmente seca.
Espectacular el entorno.
Extrañamente, sólo la parte superior se encontraba quemada por zonas, por un incendio de no haría mucho tiempo.
Era imposible no pararse a contemplar esa maravilla geológica, como hacía Juanma en esta imagen.
Llegamos al Mirador de la Cruz, que dispone de varias mesas para almorzar. Un lugar privilegiado.
Se nos ofrecían desde aquí unas vistas de Chulilla a las que no estamos acostumbrados.
Continuamos ahora hacia el vértice. Volvimos por una pista paralela a la senda que habíamos utilizado antes y recorrimos la parte superior de la Muela hasta avistar el vértice a nuestra izquierda. En la foto del satélite todo esto se veía muy tupido de matorral y me había marcado más o menos el lugar por donde se podría acceder mejor, pero como esta parte estaba quemada, ahora no había problemas de paso y se llegaba con total facilidad.
Aun con incendio y todo, había brotado con fuerza un madroño y hasta tenía algunos frutos en estos años en que escasean.
Dejamos el vértice y nos dirigimos a hacer este tramo de ruta en sentido inverso. A lo lejos se divisaba la presa del Embalse de Loriguilla, por cuya parte superior caminaríamos dentro de un rato.
Desde la aérea senda se veía enfrente la Cueva del Gollizno y en su parte superior la canal por donde bajaríamos a ella y comentamos que una vez en la cueva, que más bien es una balma, nos dirigiríamos por una cada vez más difusa senda, manteniendo la cota de altura hasta enlazar con la senda que se aprecia en zig zag y que es la utilizada por los escaladores para acceder a las paredes.
Llegamos de nuevo al final de la senda y a los coches. Dejamos el material de abrigo, que ya no nos haría falta y nos dispusimos a almorzar en los bancos que hay junto a la fuente, al lado mismo del inicio de la senda.
Una vez repuestos iniciamos la segunda parte de la ruta, dirigiéndonos por la carretera hacia el inicio de la Ruta de los Calderones o de los Pantaneros.
Visitamos primero el Mirador del Altico, donde coincidimos con un numerosísimo grupo al que Paco se ofreció a hacerles la foto de grupo. Tomamos algnas fotos, aunque después de las vistas que habíamos tenido desde el Mirador de la Cruz, éstas nos sabían a poco.
Nos vimos inmersos en la enorme fila india del pelotón y fuimos adelantándolos ya que ellos iban parándose más.
Vistas hacia la izquierda, hacia el Charco Azul.
Y hacia la derecha.
Llegamos a la zona donde están instalados los puentes colgantes desde el 2013. Una inversión exclusiva para uso senderista y los cruzamos disfrutando de la siempre excitante sensación de altura y leve movimiento del puente.
Un poco más adelante teníamos otro puente que nos devolvería a la orilla derecha.
Y aún había un tercero, pero éste no teníamos que cruzarlo, ya que la senda sigue por la parte de la derecha del cañón. Ana y Paco intentaron tirarse pero una extraña fuerza les agarraba de la cintura y se lo impedía.
Esta imagen, que parece un cuadro impresionista es una foto que tomé del reflejo de los acantilados en el agua cristalina y tan calmada que parecía un espejo. Se pueden apreciar los cantos rodados del fondo del río.
En las paredes de la otra parte se veían multitud de "colgados" escaladores. Colgados de sus cuerdas, quiero decir. Los acercamos con el zoom.
Un poco más allá también vimos en la parte izquierda del cañón, la grieta por la que nos colaríamos después de nuestra visita a la presa.
Pasamos por la estación de aforos y continuamos sin cruzar el puente, por nuestra diestra.
Subimos a la Presa por la derecha y disfrutamos de las vistas del embalse. El agua siempre tiene algo que relaja y más cuando la vista se puede perder a lo lejos.
Cruzamos la presa y bajamos de nuevo cruzando a la margen por donde veníamos por un puente inferior. Llegamos de nuevo a la estación de aforos y, ahora sí, cruzamos a la otra orilla por el estrecho puente de metal.
En esta parte se iniciaba una senda muy frondosa que nos llevaría hasta las cercanías de la canal por la que teníamos que subir.
La subida está equipada con 9 tramos cortos de cuerda que ayudan en las trepadas. Aquí os dejo una sucesión de algunas de ellas. Un tramo muy divertido.
Este tramo es el más expuesto. No resulta difícil subir para personas que estén acostumbradas a las pequeñas trepadas pero hay que tener un poco más de precaución.
Llegando a la parte alta de la canal había que salirse por la derecha y bordearla por la ladera hasta que, siguiendo el track y prestando atención a las fitas, hay que cruzar a la otra parte y ascender por la senda de la otra ladera.
En la parte superior se nos volvieron a abrir las vistas hacia Chulilla y la Muela donde habíamos estado al principio de la ruta.
La mezcla de las nubes en sus distintas tonalidades, mezcladas con el azul del cielo se ofrecían a la contemplación.
Aproximándonos al siguiente barranco, perdimos un poco las fitas pero no había problema porque se veía en la otra ladera la senda hacia la que nos teníamos que dirigir. Una vez retomada, bajamos al lecho del barranquito. Aquí había una pintada en una roca que indicaba la dirección a la Cueva y una cadena de apoyo para subir un primer tramo de senda.
La seguimos en ascenso en un principio y nos llevó en unos metros a la Cueva del Tesoro, que es una pequeña oquedad. Ahí nos dimos la vuelta y volvimos a bajar hasta el barranquito, ya que era el comienzo de la segunda canal, por la que ahora descenderíamos y atravesaríamos la montaña.
De nuevo disfrutamos de los momentos aventureros que se sienten entre las paredes de roca.
Salimos de la canal con este paso entre unos troncos a modo de pasarela y, aunque la Cueva del Gollizno se encontraba a nuestra izquierda, la senda se iba a la derecha a hacer un largo giro. Una vez que inició la vuelta pudimos contemplar la agreste loma donde se ubica el Castillo de Chulilla pero desde la otra parte a la que veíamos desde el mirador. Por aquí es inexpugnable.
Llegamos a la balma de la Cueva del Gollizno, impresionante por su tamaño.
La fuimos cruzando y salimos por el otro extremo, para intentar seguir una senda que se va perdiendo poco a poco, pero por la que se puede caminar.
En esta senda hay que extremar las precauciones, pues es bastante aérea y se camina muy al borde sobre firme descompuesto. NO se permite ningún error. Este tramo puede evitarse desde la Cueva del Gollizno, retrocediendo por el sendero por el que se llega, casi hasta la lazada y bajando a la senda inferior, que se dirige hacia un puente para cruzar el río y regresar al pueblo por una pista al lado del mismo.
Un poco más adelante volvimos a ver a otro grupo de escaladores, esta vez más numerosos, que estaban disfrutando de estas magníficas paredes verticales.
Resistimos a la tentación de bajar a la trocha a la pista, que se veía abajo cercana y continuamos rectos sin perder nivel y conseguimos lo que queríamos, que era cruzarnos con la senda de los escaladores y por ella bajamos a la pista.
En el puente del río algunos no pudieron resistir darse un baño de pies y disfrutar del agua. El resto no nos descalzamos, ya que el final de la ruta estaba cerca y pretendíamos refrescarnos en la fuente donde habíamos almorzado.
Nos despedimos de esta ruta con una mirada hacia nuestra izquierda, hacia los acantilados y la senda que se dirige hacia el Charco Azul.
Una ruta muy completa y variada. La primera parte ofrece unas vistas increíbles de la población de Chulilla y los acantilados. Es una subida por momentos exigente y en la que hay que tomar precauciones en la bajada por el mismo sitio para no resbalar.
La zona de los puentes es llamativa y siempre apetece cruzar por ellos. La presa ofrece una amplia visión del embalse y los tramos de trepada con las cuerdas ponen el punto aventurero a la ruta. Una variación de esta ruta que se hace muy recomendable por lo divertida e interesante y por el hecho de utilizar las dos canales para solucionar el tramo circular.
En algunos tramos de la ruta abundan unos mosquitos muy pequeños pero voraces que pican. Se recomienda llevar protección para los mosquitos por si aparecen.
Evitar hacer esta ruta ante riesgo de lluvias por el paso entre las canales y barrancos, por las que puede circular agua con fuerza llegado el caso.
Gracias a Nuria y Paco por publicar el track que incluía el tramo de las cuerdas y que así otros senderistas lo podamos también conocer y disfrutar. Un saludo.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE
Hola Pablo.
ResponderEliminarMuy interesante ruta por Chulilla,dándole un giro de ''emoción'' a la clásica de los puentes y Charco Azul.Me la anoto,tiene muy buena pinta.Saludos.