Comenzaríamos siguiendo por la carretera por la que veníamos para enseguida cambiarnos a una pista paralela por la izquierda. Iríamos bajando hacia el Barranco de la Marta y cogeríamos el Barranco de las Prendas, donde pasaríamos por la Cueva de las Prendas y la Cueva de las Bodeguillas.
A la cita acudieron Mari, Ana, Pili, Paco, Jose, Manuel Carlos y un servidor y siendo un poco más de las 7:30 ya estábamos en el lugar de inicio.
Castillo de Ayora.
La pista nos fue bajando, viendo a nuestra derecha y a lo lejos, la Casa de Benito.
Ya veíamos enfrente el barranco por el que tendríamos que subir.
Llegamos al Barranco de la Marta, lo cruzamos y nos fuimos un poco a la izquierda para comenzar la subida por el Barranco de las Prendas aprovechando un lugar de escorrentía.
Comenzamos caminando por el interior del barranco, que era lo más despejado. Suele suceder así en los barrancos con cierta inclinación, ya que la fuerza del agua arrastra la mayor parte de la tierra y afloran las rocas, siendo más hostil para el crecimiento de las plantas. En cambio, en los que son planos y se deposita la tierra de arrastre en su fondo y son más húmedos, sucede lo contrario.
Como había que ir sorteando pasos de rocas, yo me fui por la ladera de la izquierda para ver si se podría pasar mejor. Sólo había que superar la inclinación, ya que aunque la vertiente estaba bastante poblada, siempre se encontraban sitios para pasar y cuando ya había subido un buen trozo continué por allí. No le dije al grupo de subir por allí porque parecía que por el barranco lo iban a tener un poco mejor.
El resto seguía por el interior del barranco, aunque se fueron encontrando con tramos algo más espesos y con el continuo sortear de rocas y pequeños saltos que les hacían a veces tener que salirse del lecho y volver a él.
Llegué a la base de la pared rocosa y por allí ya estaba más despejado y seguí hasta llegar a la Cueva de las Prendas.
Jose y Mari continuaron por el barranco mientras que el resto optó por comenzar a subir por la ladera hacia la cueva. Las dos opciones eran válidas.
Imponente la silueta que presentaba el entorno de la Cueva de las Prendas. A ver quien era el guapo que le reclamaba la prenda al enorme Diablo.
Bajamos de nuevo al barranco y continuamos por él, que seguía presentándonos pequeñas y divertidas trepaditas.
Hubo un momento en que ya no se podía pasar por él y lo abandonamos en ascenso por la derecha para volver a su curso un poco más allá, en las proximidades de la Cueva de las Bodeguillas.
Apareció ante nosotros una enorme Balma que tenía la apariencia de una ola de roca que se hubiera congelado un instante antes de comenzar a romper. Ana se sorprendió al ver al surfista.
Esta balma parece ser lo que en el mapa figura como Cueva de las Bodeguillas, aunque después veríamos otra cueva más. Continuamos y después, cuando la cosa comenzó a enmarañarse, nos salimos por la derecha subiendo una pequeña loma para cruzar a la parte izquierda del barranco cuando llegamos a su cabecera.
Llegamos a la pista y continuamos hasta el siguiente desvío ya que queríamos visitar la Fuente del Pino, que encontramos con agua que surtía a unos abrevaderos. Allí decidimos almorzar.
Hay un momento en que tuvimos que abandonar la senda y meternos directamente en el barranco para seguir por él. La elección de estos barranquitos, tanto el de subida, como éste que utilizaríamos de bajada, fue un gran acierto, ya que nos evitamos las pistas y resultaron muy divertidos con sus continuas destrepadas y la aventurilla de ir esquivando los pequeños saltos que se iban presentando. La Fuente del Águila que figura en el mapa topográfico no la encontramos.
Tras este auténtico disfrute el barranco se terminó. Volvimos a cruzar el Barranco de la Marta y seguimos ahora por pista pasando al lado de la casa del mismo nombre.
La combinación de pistas que utilizamos a continuación nos dejó a las puertas del cercado de una finca pero que no tenía continuación de su valla por los lados, tomamos por la derecha y continuamos por una antigua pista que nos fue subiendo al cerro de la Jedrea, donde se encontraba el vértice de la jornada.
Desde el vértice pudimos contemplar de nuevo la Sierra del Mugrón y a la derecha del pequeño valle, la otra montaña, donde se encuentra un vértice Más de Mil al que subimos en aquella ocasión, el Puntal de Arciseco.
También al otro lado volvimos a ver la silueta del Caroche, que acercamos con el zoom de la cámara.
Sólo quedaba bajar por la pista hasta los cercanos coches.
Pablo fantastica ruta ,disfrutamos mucho en todos los aspectos ,recordamos una frase muy tipica de un compañero ¡ la aventura es la aventura si no vuelbo decirle a mi madre ....!GRACIAS por la aventura PAblo
ResponderEliminarFantástica ruta de aventura, si emocionante fue el barranco de subida, el barranco de bajada lo superó!!!
ResponderEliminarTambién vimos el lobo feroz, la ola gigante y los molinos de don Quijote.
Una fantasía completa!!!