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Esta semana nos fuimos bastante cerca. Queríamos celebrar nuestra ruta de Navidad y nos acercamos hasta el Monte Picayo, al que no veníamos desde abril de 2014. Nos basaríamos en la ruta que hicimos en aquella ocasión pero con cambios sustanciales.
A la cita acudieron Pili, Ángela, Ana, Quico, Manuel Carlos, Nolo, Manel, Manuel Carlos y un servidor.
Comenzamos a caminar a las 8 desde la explanada que hay al final de una de las calles de la Urbanización Alfinach.
Comenzamos a caminar a las 8 desde la explanada que hay al final de una de las calles de la Urbanización Alfinach.
A nuestra derecha teníamos las antenas del Monte Picayo.
En esta ocasión no nos metimos por dentro del Barranco Grande, sino que tomamos una pista que después se convertiría en senda y que nos fue subiendo a la pista principal de la Costera dels Gats.
La pista va cogiendo inclinación hasta llegar al collado superior en el cruce de caminos.
Comprobamos con pesar que la plaga de la cochinilla que afecta a las Chumberas y les deja esas manchas blancas en las hojas, continuaba haciendo estragos entre ellas y que ya se halla completamente extendida, no sólo por esta montaña sino por toda la provincia.
Últimos metros de la fuerte rampa.
Llegamos al collado. Buen momento para echar un trago de agua y admirar las vistas.
A la derecha y abajo el fenomenal Castillo de Sagunto.
Y a la izquierda y arriba las Peñas de Guaita, a las que subiríamos después.
En el medio de la imagen se observa la grieta por la que subiríamos.
Tomamos una senda que comienza paralela a la derecha de la pista en ascenso.
Hay un momento en el que hay un cartel que advierte de la presencia de colmenas de abejas, pero en esta época sólo había dos de ellas en la pista y hay una sendita por la derecha que las evita.
El día bastante claro nos permitía ver toda la línea de costa, distinguiendose la montaña de Cullera y al fondo el Montgó.
Llegamos a las antenas y continuamos un poco más para llegar a la cruz y al vértice geodésico.
Ahora tocaba vuelta al collado de antes, pero bajamos por la pista para cambiar el itinerario.
Una vez abajo tomamos la senda de enfrente que nos llevaría a la base de las Peñas de Guaita.
Aquí estamos ¡¡A trepar!!
Superado.
Aquí mismo, lugar en el que teníamos buenas vistas y hambre, nos colocamos para proceder al siempre bienvenido momento del almuerzo.
Y una vez disfrutado continuamos por la senda.
Al fondo siempre presente la Mola de Segart.
Comenzamos un vertiginoso y empinado descenso por la senda del cortafuegos que nos dejaría en la pista inferior.
Esta pista recorre parte del Barranco Balau y más tarde la abandonamos por la derecha en ascenso a la altura de una fita de piedras. Si la bajada había sido empinada, esta senda de subida también lo era, cumpliendose a rajatabla aquello que se dice en la montaña de "todo lo que baja, sube".
Una vez de nuevo arriba volvimos a tener buenas vistas y llaneamos hasta el borde de las peñas para llegar de nuevo al punto de bajada.
Una vez allí y con las debidas precauciones, comenzamos el descenso hasta reunirnos abajo.
Volvimos al collado de la mañana y como queríamos ahorrar un poco de tiempo decidimos alterar sobre la marcha lo que teníamos previsto y regresar por la pista de la Costera dels Gats.
Ya en los coches nos dirigimos al Restaurante Puzol para comer todos juntos, donde disfrutamos de un menú a un precio muy bueno y con una calidad que nos dejó satisfechos.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE
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