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Para esta semana necesitábamos una ruta corta y cercana y además se preveía lluvia, aunque resultó que nos salió un día radiante y limpio.
Elegimos una clásica alrededor del Pantano de Loriguilla que todavía no habíamos hecho de esta manera y, como siempre que podemos, decidimos hacerla al contrario para quitarnos de encima la parte más monótona al inicio.
Para llegar a la zona de la ruta tomamos la Pista de Ademuz y tras pasar Losa del Obispo y un poco antes de llegar al punto kilométrico 58 tomamos una salida por la izquierda en la que pone la señal de carretera cortada. No confundir con una salida también a la izquierda que hay antes con un cartel grande que pone Loriguilla. Esa salida lleva a la parte de arriba de la presa.
Pasamos por debajo de los tubos y continuamos hasta que acaba la carretera. Esta lo hace en las ruinas de la antigua población de Loriguilla. En estos momentos en que el pantano tiene bastante agua, sólo quedaba fuera la Iglesia en ruinas junto a un conjunto vacacional bastante arreglado.
En estas fechas ya estaba desierto y caminamos por el lateral de la Iglesia y bajamos hasta el embarcadero. No pudimos cruzarlo porque el agua estaba un poco más alta y tendríamos que habernos descalzado. Contemplamos el lugar y volvimos a subir. Cogimos el coche y aparcamos al lado de los tubos, en los que hay un par de sitios donde caben varios coches y desde allí comenzamos a caminar.
Con estos tubos pasa lo mismo que con los molinos de producir electricidad, que cuando estás debajo ves la amplitud de sus dimensiones. Pasamos por debajo de ellos mirando abajo el puente por el que tendríamos que cruzar a la vuelta. Seguimos por la carretera por donde habíamos llegado hasta llegar a la CV35 y justo allí nos desviamos a la izquierda para continuar por la antigua carretera en desuso.
Cruzamos un viejo puente y llegamos a la zona de la Cascada de Domeño, cruzamos el puente del Azud, que lucía esplendoroso, con el Pico del Remedio enfrente recién lavado por las lluvias de la noche anterior.
Seguimos la pista hasta un pequeño puente que cruza el río y justo ahí había unas piedras en un lugar muy agradable que parecía que lo habían reservado para nosotros para almorzar. Disfrutamos allí del siempre deseado momento y después seguimos por la pista a la izquierda, que nos llevaría a la cascada.
La vez anterior que vinimos no estaba, pero ahora vimos que habían puesto una valla metálica para que la gente no se acercara a la base de la imponente cascada. Aunque ya hay agujeros por los que se puede pasar. Contemplamos su fuerza e hicimos algunas fotos y volvimos al puentecito, cogiendo ahora la pista que bordea el pantano. Durante todo el recorrido pasamos por muchísimas higueras, que ya estaban en las últimas y más con las recientes lluvias, pero aún comimos los higos que quisimos.
Esta vuelta siempre teníamos el pantano abajo a la izquierda ofreciéndonos sus vistas y el color de las aguas, hasta que llegamos a un cruce donde tomamos la izquierda para dirigirnos a los tubos que bajaban de la montaña de enfrente y al puente por donde teníamos que cruzar a la otra parte.
Bajamos por una corta escalerilla y nos vimos entre los dos formidables brazos caminando entre ellos hasta que llegamos a la otra parte.
La salida está bajo el final del tubo de la izquierda, desde donde parte una escalera de hormigón hasta la carretera. Llegamos arriba, donde teníamos los coches y dimos por terminada esta entretenida rutilla en la que tuvimos la suerte de que el tiempo se arreglara y disfrutar de un día fresco y luminoso recién regado.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE
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