Para llegar al punto de inicio seguiríamos la A-3 hacia Madrid hasta la salida 322 que nos llevaría bordeando Buñol. Seguiríamos por la CV-425 pasando por Alborache y Macastre y después, por la CV-426 llegaríamos a Dos Aguas, donde aparcaríamos los coches.
A la cita acudieron Ángela, Quico, Manuel Carlos, Paco X, Nolo, Juan Carlos y un servidor. A las 7:35 ya habíamos aparcado los coches al lado de la fuente de Dos Aguas y nos dispusimos a caminar por la carretera en dirección Este.
Como la carretera se encontraba cortada por obras, no había problema en ocuparla toda.
Íbamos admirando las grandes paredes rocosas intentando adivinar por dónde iríamos a subir. Llegamos al punto kilométrico 17 y miramos hacia arriba y les señalé la grieta por donde pretendíamos pasar.
El incendio de hace dos años dejó al descubierto el barranquito, por lo que lo aprovechamos para subir por él. El desnivel es importante y nos ayudaba que esta cara de la montaña estuviera a estas horas resguardada de los rayos del sol. Junto a esa adelfa comenzamos la subida con la grieta como referente.
Los restos de ramas calcinadas eran como lápices de pintura que iban decorando de vez en cuando nuestras vestimentas.
Cuando llegamos a la base de las rocas vimos que la mejor opción para continuar era subir por esta canal de la derecha y después desviarnos en oblicuo hacia la izquierda para encarar la grieta.
Nolo se adelantó para ver cómo estaba el tema y se quedó esperándonos porque "nolo" veía del todo claro.
Había un tramo justo antes de la base de la grieta que estaba bastante vertical y los apoyos eran escasos. Busqué otro paso continuando un poco más allá, pero en el único lugar que encontré para subir, me faltaba un apoyo también y era arriesgado, por lo que volví con el resto. Juan Carlos había quitado unas ramas que molestaban en una de la zonas posibles de subida y me lancé para arriba para ver cómo estaba.
Por aquí si que era posible subir, aunque tuvimos que hacer uso de la elasticidad de las piernas, ya que los puntos de apoyo estaban bastante alejados. Ahora ya, con calma e indicándonos unos a otros dónde podíamos hacer presa y dónde colocar los pies, fuimos subiendo todos. Os dejo una sucesión de imágenes que tomó Paco desde atrás y que ilustran muy bien ese emocionante momento.
Por la carretera, allá abajo, paseaba una persona que se quedó parado un rato mirando nuestras evoluciones por las rocas y preguntándose que dónde irían esos locos.
Aquí tenemos a Juan Carlos a punto de lanzarse a agarrarse de la siguiente hendidura en la roca.
Una vez superado ese emocionante escollo, continuamos con el esperado paso por la grieta. Ésta se presentaba estrecha y alta pero no suponía problemas de avance. Todo un espectáculo. Seguro que Dani estará disfrutando con las imágenes, jeje.
Una panorámica vertical para ver si la cogía toda, pero ni por esas.
Satisfacción a tope. Prueba superada.
¿Roca del perro? Ahora había que encarar este barranquito, también con una exigente subida y yo bromeé diciendo que ahora venía el Coll de Contraix, de la ruta de Carros de Foc.
Una vista atrás nos permitía ver la situación de la grieta en medio de aquellas rocas, por la que habíamos pasado.
Ahora el Sol ya nos alcanzaba, aunque estaba un poco tamizado por las nubes altas. Como se ve, el desnivel estaba haciendo que nos ganáramos un buen descanso en el almuerzo como recompensa, pero no se vayan... todavía hay más.
Una paradita para reagrupar. En estas subidas fuertes cada uno debe subir a su ritmo para no perder la respiración ni las fuerzas.
Tras superar un colladito ya tuvimos a tiro de visión la caseta forestal donde está el vértice del Pico del Ave. Aún quedaba un buen trozo.
En otra de las reagrupaciones esperamos a que estuviéramos todos para parlamentar. El track que llevábamos previsto iba hacia la derecha pero en la situación en la que nos encontrábamos veíamos más corto y bueno de realizar el bajar por nuestra izquierda, por la que, aparte del desnivel no habría tampoco ningún problema, por lo que así lo hicimos.
Esta es la imagen del descenso y después nos habíamos propuesto seguir una línea imaginaria en línea recta desde aquí hasta llegar al vértice.
Enlazamos con una vieja pista y más tarde subimos un tramo por otra que seguramente se construyó para llegar a donde ahora está una gran torre de electricidad.
Nuestro destino acercado con el zoom.
En un momento el track nos llevaba por encima de las rocas de la derecha pero vimos más cómodo ir por esta especie de sendilla que circulaba por debajo de ellas.
En este punto y a la vista de lo que venía, todos preguntaban que por dónde íbamos a subir ahora ese cinglo rocoso.
Les indiqué que seguiríamos más o menos la bajada que hicimos la vez anterior, acercándonos al cinglo y subiéndolo por la derecha, aunque se ofrecen muchas posibilidades.
Al meternos un poco dentro del arco que forman las rocas, ya vimos a nuestra derecha una corta canalita muy sencilla de subir y nos fuimos por ella.
Ahora sólo quedaba subir hacia la caseta y cada uno volvió a imprimir su propio ritmo.
Allí nos entretuvimos tomando buenas panorámicas de todo lo que veíamos. Lo que más destacaba era, por proximidad, la Sierra Martés con sus picos Martés y Ñoño, y recordamos que veíamos este mismo punto cuando estuvimos caminando por allí.
El almuerzo lo hicimos con unas vistas espectaculares en la punta que nos ofrecía la Sierra. Eso sí, ni una sombra. Para ello habríamos tenido que seguir un poco más nuestra ruta y almorzar en las rocas de la Fuente del Zurgacho. Pero aquí estuvo muy bien.
Al mismo lado de la caseta forestal nacía una senda que nos indicó el guarda y que nos fue bajando en cómodos zig-zags hacia la zona de la Fuente.
Como es natural con la sequía que llevamos, de la fuente sólo caían unas gotillas. Está situada a las afueras de una cuevecilla.
Continuamos con nuestra ruta, que ahora nos llevaría por una senda que circulaba por la otra cara de la montaña. Desde aquí seguiríamos la ruta normal.
En esta zona las rocas exhibían ante nosotros sus mejores galas.
En esta roca, Mari seguro que vería una cabeza de toro mirando hacia la derecha. Se le ve hasta el ojo.
La vez anterior subimos a esas agujas, que son menos fieras cuando te acercas a ellas, pero en esta ocasión no lo hicimos y cuando llegamos a ellas comenzamos el descenso por la izquierda.
Lo malo de las zonas quemadas, aparte de lo obvio, es que las sendas desaparecen. Cuando hay vegetación, aunque sea sólo monte bajo como el que había aquí antes del incendio, las sendas se ven claras entre los matorrales, pero cuando todo está quemado no hay referencias y la gente cuando circula abre nuevas sendas por donde lo ve más fácil, que son las que seguro que se mantienen cuando vaya creciendo de nuevo la cubierta forestal.
Aún está en pie el pino solitario que ya se describía en las crónicas iniciales de hace años y que debía servir como referencia para la subida desde Dos Aguas. Ya se ha quemado dos veces. En la primera perdió la corteza y aparecía su tronco blanco grisáceo, pero ahora las cosas han ido más allá.
Desde el pino hay que tomar como referencia para el siguiente punto una gran torre eléctrica y desde ella, la senda ya está más clara y con fitas indicativas.
Ya se veía Dos Aguas al fondo. Nos quedaba una buena bajada e hicimos otra reagrupación.
El viejo camino de herradura nos iba bajando acercándonos al esperado momento de pasar entre las Puertas de Piedra.
Ya las teníamos aquí. Un disfrute visual.
El antiguo torreón del Castillo de Dos Aguas.
Una ruta como decía al principio, corta en distancia pero exigente en desnivel y en emociones. La subida por la grieta era una aventura y conseguimos encontrar un sitio para subirla. El desnivel de la subida directa que hicimos al Ave también tiene lo suyo, pero no hay nada más reconfortante que el respirar hondo mirando al tendido cuando has hecho una fuerte subida... Bueno, vale, sí que hay cosas más gratificantes, jeje.
Una aventura el paso por esa grieta, no apto para todos los públicos que requiere su técnica, sólo para gente experimentada en trepar por rocas y asegurar bien los pasos. Hasta incluso vendría bien alguna cuerda. Pero, hecha con precaución, una pasada.
...y tanto que he disfrutado Pablo jejeje, menuda aventurilla para alcanzar esa grieta acanalada, la cual ha sido todo un descubrimiento, aunque no sé que me ha gustado más, o dicha grieta o la espectacular visión de Dos Aguas entre las dos Puertas de Piedra.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Dani, sabía que te gustaría. Tienes razón, son los dos puntos estrella de la ruta.
ResponderEliminarSaludos.