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Este
sábado la ruta prevista era una circular en la que visitaríamos el Pou Clar y las Covetes dels Moros en los alrededores de
Bocairent y Ontinyent. En las muchas rutas que hemos hecho por la zona, al pasar por la carretera veíamos Covetes en las rocas, aunque no eran las que íbamos a visitar hoy, pero siempre quedaban como algo pendiente. Ahora les tocaba el turno, apoyándome en las crónicas que hicieron Trotasendes Benicalap y Andacontiocanya.
Para
llegar al punto de inicio seguiríamos la A-7 y a la altura de Rotglà i Corberà
nos saldríamos para tomar la CV-40. La dejaríamos una vez pasado Aielo de
Malferit para tomar la CV-650 que nos llevaría hasta Ontinyent donde, al poco de salir de la población y en la misma carretera hacia Bocairent, dejaríamos
los coches en el aparcamiento del Pou
Clar.
Comenzaríamos
dirigiéndonos hacia el Barranc dels Tarongers, pero nos desviaríamos por la derecha para seguir por el Barranc de la Rocaroja (aunque según los mapas sigue siendo el de Tarongers), por el que iríamos subiendo hasta
llegar a la Ermita del Santo Cristo, que tantas
veces hemos visto desde lejos y almorzaríamos allí.
Bajaríamos
a la población de Bocairent adentrándonos por la parte superior del barrio
medieval y nos dirigiríamos a la Plaza del Ayuntamiento y la oficina de turismo. Antiguamente se debían comprar aquí los tikets para visitar les Covetes, pero ahora han instalado una caseta de madera al lado de la Cava de Sant Blai y hay que ir allí para obtenerlas, pagando 1,5€ por persona. Estaba
previsto visitar les Covetes dels Moros por dentro y el horario de visita
comienza a las 11:00 horas. La idea era no entretenerse en exceso. Los que no quisieran subir no
comprarían la entrada y se quedarían
debajo de las escaleras de las cuevas hasta que bajáramos.
Después
ascenderíamos un poco para buscar el nacimiento de un barranquito que nos
llevaría a otro más principal, el Barranco de Ontinyent y por él regresaríamos a
los coches.
Allí
bajaríamos a visitar las pozas del Pou Clar y los que lo desearan podrían darse un
baño en sus heladas y cristalinas aguas volviendo a los coches y dando por
terminada la ruta.
Aquí
podéis ver el vídeo de la Simulación de Vuelo sobre el track que he preparado
para que os hagáis una idea fiel del recorrido:
A la cita acudieron Pili, Ana, Manuel Carlos, Paco y un servidor y a las 7.45 ya comenzábamos a caminar desde el aparcamiento del Pou Clar. Al principio había que seguir un tramo por la carretera que va a Bocairent hasta que, en una curva a izquierdas, veríamos en la otra parte de la carretera un cartel de senderos.
Este cartel indicaba la ruta del Alt del Castellar y Barranc dels Tarongers y vimos varios senderistas que tiraban para allá. Al llegar a una bifurcación, los demás senderistas se fueron por la izquierda, hacia el Alt del Castellar, pero nosotros nos fuimos por la derecha ya que íbamos a hacer la ruta en sentido contrahorario y sin pasar por el Alt.
Al poco la senda mejoró mucho y se veía por el lateral del barranco, larga y perfectamente construida y muy similar a la senda dels Enginyers, que también recorre la zona.
El tiempo nos había salido estupendo, ya que estaba nubladillo, aunque eran brumas altas que se disiparían conforme avanzara la mañana y el ambiente no era caluroso. Esperábamos que se mantuviera cubierto hasta que termináramos, como así sucedió.
Ya teníamos a la vista la Ermita del Santo Cristo de Bocairent y cuando llegamos a ella y superamos el collado tuvimos ante nosotros una fabulosa vista de la parte medieval de Bocairent.
El barrio medieval a la izquierda de la imagen.
En este acogedor banco que parecía dispuesto al efecto nos dispusimos a almorzar tranquilamente, mientras Paco nos amenizaba con comentarios acerca de los relojes de Sol.
Desde allí y ayudados por el zoom ya se veían en la pared rocosa las ventanitas (que eran las puertas de acceso) de les Covetes de los Moros y que a continuación iríamos a visitar.
El zoom de la cámara de Manuel Carlos hizo que pudiéramos volver a ver enfrente y a lo lejos el vértice de San Jaime, en lo alto del Massis de Benifarreig, al que subimos en una fantástica ruta que hicimos el 17 de mayo de este mismo año.
Nos despedimos del acogedor lugar y comenzamos a bajar por el camino empedrado del Calvario hacia la población de Bocairent.
Durante la bajada me pareció ver algo que se movía en la pared de enfrente, allá abajo y aunque a simple vista no se ve nada, si acercamos la imagen con el zoom veremos que se trataba nada más y nada menos que de todo un temible Tiranosaurus Rex (jeje).
Ya en la parte baja, el escenario nos permitió hacer esta panorámica de la preciosa población de Bocairent.
Para llegar a ella teníamos que cruzar el antiguo puente del Sant Crist.
Bocairent nos recibió con una de sus calles emblemáticas, ya que en ella estaban situados los locales de las famosas filàs de las fiestas de Moros y Cristianos: la de Granaders, la dels Mosqueters y la de los Espanyoletos.
Fuimos a la plaza del Ayuntamiento para entrar en la Oficina de Turismo y comprar los tickets para visitar les Covetes pero nos dijeron que ahora no se compraban allí, sino en una caseta de madera que habían instalado al lado de la Cava de Sant Blai y para allá que nos fuimos.
El horario de apertura y de visitas a Les Covetes dels Moros comienza a las 11 de la mañana, por lo que tuvimos que esperar un poco hasta que abrieran.
Una vez todo en marcha nos dirigimos a las escaleras metálicas situadas en su base y que permiten el acceso y esperamos a que llegara el guía.
Hay que dejar todo lo prescindible, como las mochilas, palos, gorras, maletines con millones de euros y demás allí fuera, ya que por dentro tendríamos que atravesar lugares bastante estrechos y molestarían.
Seguimos adentro al guía hasta el interior de una de les covetes, donde estuvo un rato dándonos una explicación del por qué de su existencia y de sus peculiaridades. Aunque existen muchas teorías, la más extendida es que cada ventanita era la puerta de acceso a un recinto independiente donde se guardaban cereales y cada ventanita tiene en su exterior los ganchos o agujeros donde agarrar las escalas para poder subir a ellas.
Cuando fueron abandonadas por los moros, estas covetes en particular, pues no son las únicas, sino que hay muchas por la zona, fueron comunicadas unas con otras, haciendo agujeros en sus paredes laterales.
Por dentro son como un pequeño laberinto y cuando en una habitación haya más de una salida, la que tiene la cuerda es la que indicaría el camino a seguir, aunque cada uno puede hacer las variaciones que quiera y visitar todas las posibilidades de cada habitación, volviendo después a donde estaba y continuando hasta la próxima, siguiendo la cuerda.
Aquí tenemos al guía y al grupo atendiendo las explicaciones.
El motivo de reunirnos en esa coveta en particular no era superfluo ni casualidad. Resulta que en ella se encuentra el paso más "complicado". Hay que subir por una escalera de madera hacia un agujero vertical que a primera vista parece muy estrecho para pasar. De hecho uno de los miembros del grupete que el guía había formado con nosotros, decía que tenía claustrofobia y que por allí no pasaba.
Cuando dijo que podíamos empezar a subir, nos quedamos mirando pero ninguno se arrancaba y me levanté yo para romper el hielo, caminando en cuclillas hasta la escalera y subiendo a su través. Después me siguió el de la claustrofobia, al que ayudé a subir desde arriba y una vez superado este punto se animó y ya quería recorrerlo todo nervioso. Me preguntó mi nombre y se adelantó y de vez en cuando lo oía llamarme por el fondo gritando mi nombre para que fuera a ayudarle, ya que al encontrarse algo pesado se quedaba a mitad en alguno de los pasos y tenía que empujarle desde abajo.
Parece muy estrecho, pero una vez pasados los hombros se ensancha y se acaba el mito, jeje.
Una pasada. Toda una experiencia recorrer el interior de les Covetes, donde disfrutamos como niños y donde Pili también superó con nota su aversión a los espacios entre rocas.
En ocasiones la salida estaba enfrente o hacia la cámara superior o hacia la inferior. Un divertido juego.
Salimos del interior de Les Covetes, donde nos entretuvimos una hora entre la explicación y las visitas, pero había valido mucho la pena. Recogimos las mochilas y demás pertrechos y nos dirigimos hacia la escalera por la que habíamos bajado, ya que detrás de ella continuaba la senda que debíamos seguir para volver al Pou Clar.
Una vez superada una pequeña loma, seguimos una senda que nos llevó por un barranquito en el que, a veces, la misma estaba excavada en la roca, recordándonos un poco a las de origen íbero de Castellar de Meca.
El barranquito nos hizo desembocar en otro más grande, el Barranc d'Ontinyent, que en su fondo era más frondoso.
Llegamos a un punto en el que nos saldríamos del camino por la izquierda ya que queríamos visitar la Font Xopada. Como estaba todo el entorno tan seco no veía muchas posibilidades de que tuviera agua, pero queríamos comprobarlo, siguiendo el dicho de que "el que no investiga, no encuentra".
Pasamos por una construcción en ruinas y a la sombra de sus paredes crecían varias higueras que, esta vez sí, nos deleitaron con sus dulces frutos y estuvimos un rato degustándolos.
Continuamos la senda, que se tornaba más frondosa a cada momento e incluso tuvimos que cruzar un pequeño curso de agua (con agua) lo que aumentaba las probabilidades.
Al final la senda se abrió en un claro y allí estaba, como si fuera un regalo de los dioses, la Font Xopada, que a pesar de la extrema sequía tenía agua y fresca y buena, como pudimos comprobar.
Pili y yo bebimos de ella sin problemas, de hecho yo estoy escribiendo esta crónica.. estaba buenísima.
Volvimos al camino principal, que nos llevó por un entorno ahora más fresco y agradable.
Más tarde volvimos a circular por la ladera y continuamos por el Barranc d'Ontinyent que también lo llaman el Barranc de Tarongers. Uf, que lío, porque también llaman como el de Tarongers al otro por el que habíamos subido en la mañana. Da lo mismo. De todas formas, tarongers no vimos ni uno, ni por éste ni por el otro barranco.
Cuando casi estábamos llegando al desvío en el que, por la mañana, nosotros nos habíamos ido por la derecha, encontramos la Fuente dels Tarongers, que también tenía agua.
Y llegamos al Pou Clar, donde teníamos aparcados los coches estratégicamente desde las 7:30 de la mañana. Aparcar a estas horas aquí hubiera sido imposible. Estaba totalmente lleno.
No era para menos. Nos cambiamos en el coche y ya con los bañadores bajamos por las escaleras hasta las cristalinas pozas, donde muchos disfrutaban a esas horas del frescor de sus aguas.
Y nos dimos el merecido chapuzón durante un buen rato, otro de los puntos a tener en cuenta en esta ruta.
Una ruta sencilla, sin complicaciones en ningún momento y con muchos alicientes que la hacen entretenida y disfrutona. Hay que añadir que nosotros tuvimos suerte y estaba nublado, por lo que no pasamos nada de calor.
Las vistas desde lo alto de la Ermita del Santo Cristo valen mucho la pena, así como la visita al casco antiguo de Bocairent. El recorrido por el interior de les Covetes dels Moros es algo que no habría que perderse. Es divertido, emocionante y aparte puede uno pensar en su valor histórico.
La visita a la Font Xopada y a las higueras que encontramos en su senda tampoco son para despreciar y el baño en las claras aguas del Pou Clar son la guinda para esta ruta que nos ha dejado un muy buen sabor de boca.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE
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