Esta semana José Manuel decidió que hiciéramos una ruta que aplazamos por buscar la nieve unas semanas atrás. El grupo ya la había hecho hace unos años pero sin la Senda de Cristal y sin dar la vuelta al Rodeno. Esta vez decidimos hacerlo completo.
Al comenzar el recorrido nos encontramos con algunas novedades. Lo que los mapas y ortofotos dicen que es el camino y campos de naranjos, ahora es terreno transformado para urbanizaciones y aunque el gps indica "recto" hay que sortear las nuevas carreteras. Puede que esto desluciera un poco el inicio pero es algo que nadie puede saber de antemano. Las fotos de satélite del Sigpac o del Google Earth para la casi totalidad de nuestro territorio tienen una antigüedad de entre 3 y 4 años. De todas formas, lo imprevisto siempre hace la ruta más aventurera, cosa que a mí no me molesta sino todo lo contrario.
En casa supongo que a todos nos dijeron que si estábamos locos por salir a subir montañas cuando en muchos sitios había preemergencia de alerta por fortísimos vientos, pero una vez que tenemos decidido salir, ya se tiene que poner muy, muy mal para que desistamos.
Poco después del inicio de la subida ya se pueden apreciar buenas vistas de Vall de Uixó.
El fuerte viento hacía que la vegetación nos enseñara el envés de sus hojas, ofreciendo en gran manera un color distinto del habitual. También, últimamente nos acompaña un “monje” que va salmodiando para sus adentros.
La disposición de la ruta hace que os pueda ofrecer estos forzados contraluces con el mar de fondo.
Llegamos a la Font del Garrut. Un buen lugar para almorzar (como diría Almudena) pero era todavía demasiado temprano y decidimos caminar un poco más. Al final nos detuvimos en un recodo de la pista que estaba algo resguardado del viento y en el que algunos cogieron unos cuantos espárragos de umbría para la tortilla de la cena.
Seguimos rodeando El Rodeno con una constante subidita que nos ofrecía estas vistas.
Y en plena subida al Alt del Pipa pudimos ver otras perspectivas del mar desde arriba, así como el pueblo de Alfondeguilla, profundamente encajado en el lecho de un valle como si alguna vez hubiera sido líquido y se hubiera solidificado al quedarse quieto en el fondo y con su blanca ermita dominándo la villa. También nos cruzamos con “Fújur”, el dragón de la suerte de La Historia Interminable, que se había vuelto invisible, aunque se le olvidó ocultar su sombra, que quedó reflejada sobre las laderas cercanas.
En el vértice Geodésico del Alt de Pipa la cámara se me disparó unas cuantas veces más. El viento soplaba tan fuerte que costaba permanecer lo suficientemente quieto para enfocar las fotografías y con mis prismáticos conseguimos ver hasta las Islas Columbretes, aunque nos lo puso difícil la lejana neblina que había en el horizonte.
Y ya en el estirado descenso tuvimos que sortear algunos entretenidos pasos.
Y la otra es que, supongo que también por el aislamiento, el grupo muchas veces dejaba de serlo y continuamente se iba estirando y fraccionando tanto que provocó que unos salieran por delante, otros se quedaran atrás, e incluso los del medio se partieran en varios trozos, lo que obligaba a parar continuamente a reagrupar y contar por si faltaba alguien. Personalmente, echo de menos aquellos tiempos en que se conectaban los walkies y permitían una comunicación en caso de que pudiera ocurrir un percance o duda ante cualquier bifurcación, máxime circulando de una manera tan individual.
Muy bonitas tus fotos.
ResponderEliminarY muy poetica la cronica. El viento hizo que nos sintieramos como dices, aislados y pensativos, pero de que hubiera que reagruparnos tantas veces....¡¡algo de culpa teniamos las tardonas de nosotras!! jejeje..
lo siento de veras. Intentare que no se vuelva a repetir...
Caio.
Hola Merche, espero que no veas en mis palabras ningún atisbo de reproche porque no ha sido mi intención. Además, como te dije, si fueras en las subidas tan bien como vas en llano, sé de muchos a los que nos tocaría apretar el paso. Y de todas formas todos sabemos que no es una carrera (aunque un ritmo dentro de lo esperado hace que a la vez que disfrutemos lleguemos en los tiempos previstos). Supongo que se trata de intentar mantener un ritmo medio: ni excesivamente lento ni excesivamente rápido. Donde los fuertes se frenen y no corran demasiado y los que van más despacio intenten seguir el ritmo de la mayoría y no se enlentezcan tampoco. Así se consigue ir agrupados, sino se producen los cortes y las esperas. Pero como dicen los de Gomaespuma: "Si hay que ir, se va...." y si hay que esperar, pues se espera.
ResponderEliminarGracias por tus palabras,Pablo.
ResponderEliminarNo he encontrado ningun reproche en tu cronica. Derrocha buen humor y la critica no cabría en ella.
Saludos
Hola Pablo, estoy pensando en escaparme a hacer esta ruta. ¿Qué tal está el recorrido en cuanto a bosque y vistas desde la cima?
ResponderEliminarMuchas gracias.