Según he oído José Manuel está planeando llevarnos a una ruta por sitios parecidos a los que aparecen en este vídeo. Estaría bien ¿no? Yo por si acaso me apunto.
James Cameron no sólo cuida la calidad cinematográfica de sus películas, sino que también pone mucho énfasis en la banda sonora y, si en "Titanic" fue Celine Dion la que puso el sello a la pelicula con su canción "My heart will go on", en esta ocasión ha sido "Leona Lewis" con su canción "I see you" la que le pone el broche de oro. Además en ella se vuelve a cumplir la que yo llamo teoría de la conjunción de las casualidades, ya que además de cantar muy bien, es muy guapa y súper atractiva ¿se puede pedir más?...., sí, su teléfono.
Después de ver el vídeo, que además está ambientado con muchas escenas de la película y con mucha calidad de imagen, me dan ganas de volver a verla otra vez, cosa que no tardaré en hacer. Por supuesto estoy hablando de "Avatar". Felicitaciones a James Cameron por ofrecernos esta película y un beso para...... mmmm, Leona Lewis.
(El video tarda un poco en cargar, pero os garantizo que vale la pena)
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Regresando a la Tierra a través de este agujero que había esa noche en el cielo....
...en esta ocasion José Manuel volvió a pasar el testigo a otro compañero senderista que se había ofrecido a organizar una ruta: Mariano, "el hombre que surgió del frío"... y digo esto porque haga el tiempo que haga y sea la época del año que sea siempre acudirá a las rutas en manga corta y pantalón corto.
Cuando ví que nos habíamos apuntado para hacer esta ruta nada menos que 39 senderistas y 3 perros enseguida pensé que íbamos a parecer una romería o una procesión mariana (por lo de la Virgen María) y además porque la organizaba Mariano, de ahí el título.
A las 08'05 llegamos al Monasterio de Simat de la Valldigna, donde estaba esperándonos parte del grupo. Enseguida Mariano se puso al frente y caminando entre naranjos nos llevó en primer lugar a la Ermita de Santa Ana, donde se le ve dando las explicaciones pertinentes.
A continuación pasamos por el paraje de La Fontarda desde donde nace una importante cantidad de agua.
Se trata del Castillo de la Reina Mora, del que Mariano nos vuelve a informar previamente y acto seguido nos dirigimos hacia su conquista superando una corta pero empinada subida.
El castillo se encuentra en completa ruina y es una lástima que no se haya invertido nada para intentar recuperar una plaza de la que en su día se decía que era inexpugnable.
Tras la visita al castillo seguimos por una tupida senda (del estilo Mariano) en la que el grupo se dilató bastante.
Por entre los matojos puede verse a una parte del grupo que se había quedado atrás haciendo fotos. Al coronar un cerro vimos el mar por primera vez y en este punto soplaba un fuerte y molesto viento.
Se había cumplido ya la hora de almorzar, pero el grupo de cabeza conducido por Mariano no se detenía. Los de atrás pensamos que al coronar la siguiente loma, y ya a resguardo del viento, harían la parada, pero ni por esas, ya ni se les veía.
Al llegar a una pista de tierra hubo un conato de duda por parte del grupo. Aunque Toni había marcado una flecha en tierra, no se fijaron en ella y tampoco en Maite y en mí, que estábamos en la siguiente curva haciéndoles señas, pero como estábamos algo lejos, no nos veían. Yo intentaba comunicarme con José Manuel con el walkie, pero él no lo había puesto en marcha, con lo que sólo me servía para avirsarles si se lo lanzaba con fuerza. Al final comenzaron a andar en la dirección correcta, hacia nosotros, y contuvimos nuestro paso para que Kiquet viera por donde nos desviábamos. Lo mismo hizo José Manuel Calatayud, que se quedó esperando en el siguiente desvío.
Cuando ya pasaban tres cuartos de hora de las 10, la hora reglamentaria para almorzar, se oyeron unos ruidos extraños y creíamos que provenían de los perros, pero al final nos dimos cuenta de que eran los estómagos de algunos senderistas que protestaban por la demora. Toni ya iba mascullando maldiciones y buscando raíces para llevarse algo a la boca. En la siguiente escena lo vemos, sorprendido en una grabación por la cámara de José Miguel.
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Y en la siguiente volvió a repetir una frase muy famosa que, no sé porqué, me suena de algo.
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Jo, siempre me ha encantado ese forzado contraluz y los colores naranjas del ocaso.
Una vez repuestas las fuerzas con todo tipo de viandas y las dos botellas de vino que suele traer Riquelme, continuamos el camino en animada charla.
De vez en cuando veíamos asomar el Mondúver con su cresta de antenas.
Aquí pude captar a todo el grupo en uno de los reagrupamientos.
Y cual hilera de pasionarias íbamos disfrutando de la montaña y sus increibles vistas.
Hubo un momento en que nos acercamos tanto al Mondúver que le pregunté a Jose Manuel si Mariano tenía claro que "no" teníamos que subirlo en esta ocasión...., por si acaso, jeje.Y después pasó lo que nunca queremos que pase pero que alguna vez tiene que pasar. Ahí me tenéis tranquilamente jugando como un niño en el parque de la Font Nova, ajeno a lo que estaba a punto de ocurrir.
Cuando comenzamos la ruta le había dicho a José Manuel que sería conveniente que conectáramos los walkies por precaución, ya que era un grupo muy numeroso y al final acaba estirándose y se producen cortes. Se le añadía además otra dificultad y era que la ruta sólo la conocía una persona, que era el que hacía de guía y, aunque había unos cuantos aparatos GPS en el grupo, como no teníamos el track, ya que sólo estaba en la cabeza de Mariano, pues no servían de mucho.
En este tipo de rutas en las que hay sólo un guía, la prudencia dice que hay que ir agrupados y es responsabilidad tanto de los de alante de no imponer un ritmo fuerte, como de los de atrás de no relajarse en exceso y perder de vista al grupo. Yo, como estaba jugando en el parque, no me enteré muy bien de cual fue la causa pero una parte del grupo que iba retrasada, cuando llegó a una bifurcación no supo la ruta que habíamos seguido, y ante la duda optó por seguir las señales que les llevaban hacia los coches. Cuando José Manuel comprobó que faltaba gente y que no llegaban, comenzaron a funcionar los walkies, y más tarde los teléfonos móviles, ya que por suerte esta vez, estábamos en un sitio en el que había cobertura, y tras las primeras dudas, cuando nos cercioramos que, aunque por distintos caminos, todos nos dirigíamos al lugar correcto, continuamos la marcha.
La ruta que en principio parecía iba a ser de unos 13'5 o 14 km al final resultó ser de 19 km, pero fáciles de caminar, lo que unido a las esperas y al problemilla surgido, hizo que nos retrasáramos notablemente en las previsiones del tiempo que nos iba a ocupar.
Mirando el lado bueno, eso nos permitió estar mas tiempo juntos disfrutando de la montaña. (Y tener más aventuras para contar a los nietos en los días de frío...).
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podréis descargaros el track clicando aqui: ROCACOSCOLLA.
geniales rutas cargadas de las historias del camino...
ResponderEliminarSaludos.
Hola Pablo,
ResponderEliminarPues sí, tenías razón, crónica completa y divertida.
Maite me ha mandado la foto. Desde mi blog puedes acceder a las fotos que yo hice, las tengo en Picasa. Desde allí puedes descargartelas.
Muchas gracias por la conversación durante la marcha. Ha sido un placer conocerte.
¿19km? Y yo que pensaba que eran 13!!
Saludos.