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"Todos tiramos del carro"
Este fin de semana tenía prevista mi participación en la "IV Media Maratón Montes de Tuéjar", que este año llevaba como lema “No Limits, Todos tiramos del carro” y se solicitaba el apoyo a la Asociación Valenciana Síndrome de Rett. Este lema iba en relación con la historia de José y María, un padre con una hija a la que se le manifestó este síndrome. El padre hace tiempo que empezó a correr “tirando de un carro” en el que va la niña, ya que comprobó que estos estímulos eran buenos para ella.
En esta carrera, el carro lo portaba un todoterreno y lo iba llevando a los lugares donde el recorrido era pista para que el padre, cuando llegara, hiciera esos tramos con ella. A mí me pasó una vez en el largo descenso y me tocó en el hombro diciéndome: ¡Ánimo, que ya has pasado lo duro!... ¿Qué decir? Siempre te encuentras con gente cuya fortaleza no deja de sorprenderte.
En esta carrrera iba acompañado de un grupo numeroso: la sección de caminantes del Club d’Atletisme de Vilamarxant. Llegamos temprano y hacía algo de fresquete. Recogimos los dorsales y nos tomamos un café. Nos dirigimos a la salida y nos hicimos la foto de grupo.
Yo quería probar varias cosas y una de ellas era si había mejorado mi fondo físico. Aguanté corriendo hasta el primer avituallamiento, en el km 6.
Después fui combinando el trotar con andar y enseguida vino una larga subida de más de tres kilómetros, que fue como la puya para los toros y se llevó nuestras fuerzas.
Yo, todo era mirar por si localizaba el Vértice geodésico de Buena Leche (1021 m), al que habré de subir dentro de varias temporadas, pero aún quedaba algo lejos. Seguramente utilizaré tramos del recorrido de hoy en aquella futura salida.
Después de subir hay que bajar y el descenso también se hizo largo y las piernas ya notaban el castigo, aunque se amenizaba con las conversaciones con otros corredores con los que coincidía de vez en cuando, durante el tiempo en que íbamos al mismo ritmo. Llegamos al lecho del barranco y seguimos por el camino de las ramblas, pasando por los Corrales de Silla, un asentamiento con pinturas rupestres.
Siguiendo paralelos al cauce, llegamos a Tuéjar y a la meta, donde escuché por fin el ansiado momento en que el speaker, micrófono en mano, pronuncia tu nombre, te da la enhorabuena, dice el tiempo conseguido y se oyen los aplausos de conocidos y anónimos.
Nos dieron un bocadillo y la bolsa del corredor. Había un puesto donde ofrecían isotónicos y CocaCola fresca que, a falta de cervecita, también hizo su papel.
Esperamos, bailando al ritmo de la música, hasta que fueron llegando todos los del grupo y recogimos el Trofeo al Club más numeroso.
En esta ocasión las sensaciones han sido muy buenas, aunque hay demasiada pista para mi gusto. Esta carrera la hice hace tres años y recuerdo que pasé mucho calor, y ya entonces me dije que “jamás” volvería a participar en ella…¿jamás?
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track pulsandoaquí: PABLOONCE
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