A la cita acudieron Mari, dos Anas, Miguel Ángel, Jose y un servidor. Como siempre, a las 8 ya nos encontrábamos en el punto de inicio bajo un día con una temperatura estupenda y sin viento pero con una niebla espesa que ya sabíamos que nos iba a recortar en mucho las buenas vistas que puede ofrecer esta ruta.
Por la derecha del depósito de agua cogimos enseguida la senda ascendente. Esta senda, por momentos bastante empinada, se nos hacía a nosotros más cómoda de subir que de bajar. De ahí el elegir hacer la ruta en este sentido, contrario a las agujas del reloj. Además, así tendríamos de cara las cosas más interesantes: el fenomenal circo de acantilados más adelante y también al final de la ruta la visión completa de las zetas descendentes de la particular Senda dels Amoladors.
Al lado de este cartel que anuncia la "Senda dels Castellets" vimos una que subía por la izquierda que parecía nueva y en la que habían puesto ya de inicio una cuerda para ayudar en el primer tramo. Nosotros continuamos por la nuestra sin desviarnos.
Al fondo, hacia el mar, veíamos cómo la espesa bruma no dejaba abrirse paso a los rayos del Sol.
Tavernes iba quedando muy abajo con rapidez.
Al realizar una curva a izquierdas apareció ante nosotros esta parte de la subida que muestra un precioso circo de acantilados con la senda que tendríamos que recorrer distinguible desde lo lejos.
Y las vallas que delimitan el acceso a las Cuevas de Mossen Ricard.
El sendero pasa al lado de unas filtraciones en la roca llamadas Les Fontetes de Cantus, que recogen agua en una pequeña poza de piedra.
Unas fotos mirando hacia atrás.
Y últimos metros de la senda de subida hasta un pequeño descanso.
Desde la parte superior ya podíamos ver el otro lado, bueno, es un decir. Desde aquí podríamos haber visto el mar y la Albufera, pero no en esta ocasión.
La senda llaneaba un poco entre pinos.
Y enseguida vimos el desvío a la izquierda hacia la primera Cruz. Nosotros pensábamos visitar las tres, así que nos encaminamos siguiendo las fitas de piedra. Es una leve pendiente siempre descendente y la cruz no se vio hasta que estuvimos casi en ella.
A nuestra derecha sí que podíamos ver la segunda cruz, a la que iríamos después e incluso se veía la tercera más allá.
Aquí está la primera de ellas.
Ahora iríamos a por la segunda. Para ello volvimos hacia atrás pero no deshicimos todo el recorrido, sino que vimos unas cintas rojas que iban en dirección a ella hacia la izquierda y las seguimos.
Alguna cinta se habría perdido pero era muy sencillo caminar por allí y nos llevaban en la dirección correcta.
Llegamos a la segunda Cruz, punto que elegimos para almorzar.
Desde allí teníamos estas vistas de la primera cruz, donde acabábamos de estar. Se puede apreciar que las cruces no están instaladas en lo más alto, sino próximas al acantilado para que sean visibles desde el pueblo. Se dice que se instalaron para conmemorar el fin de una gran epidemia de cólera.
Y en esta imagen jugando con el zoom.
Mientras almorzábamos despejó un poco la niebla y ahora se veía con más claridad la tercera Cruz. Unos metros más allá se encuentra también el vértice.
Comenzamos el regreso sin senda definida para tomar la clara y bien pisada que nos subiría hasta allí. En un momento vimos a lo lejos lo que parecía ser una piedra con forma de cabra, pero no. Resultó ser una enorme cabra real con dos pequeñas cabritas que nos observaban desde lo alto.
En la senda buena y ya encarados hacia la tercera Cruz.
Y esto es lo que se ve desde la última cruz. Una buena caída a la que no conviene asomarse en demasía.
A nuestra izquierda las otras dos cruces ya visitadas.
Una vez hechas las fotos continuamos un poco más hacia arriba y encontramos el vértice geodésico Cruces.
Seguimos por la senda en cómodo descenso que nos iría acercando hacia la Font de la Sangonera.
Al fondo teníamos una buena visión, aunque hoy borrosa de la situación de estos montes. Habíamos partido desde Tavernes de Valldigna, donde se unen estos dos ramales que conforman la Serra de les Agulles a la izquierda y la Serra de Corbera a la derecha. Si cogemos la Sierra de la derecha, se aprecia en primer término el Puntal de Massalari, Germanells y la Raya. Continuando el cordal llegaríamos a la Cruz del Cardenal. Un poco antes la Sierra se escinde en dos, por la izquierda la Serra de la Murta propiamiente dicha, que termina a los pies de Alcira y a la derecha unas estribaciones compuestas por el Cavall Bernat, el Pico de la Cabreta y el Penya Roya.
Llegamos al fresco paraje de la Font de la Sangonera, que en este momento no tenía agua. En el lugar hay varias mesas de merendero.
Continuamos la senda que iría girando hacia la izquierda. A lo lejos podíamos ver ahora mejor la Serra de les Agulles, que no nos trae buenos recuerdos.
Al poco nos saldría por la izquierda una senda que se suele utilizar y que acorta el recorrido, pero como no era nuestra intención, continuamos recto por la nuestra hasta llegar a la pista principal. De ella, al poco, sale una senda por la derecha que nos llevaría directamente a la bajada por la Senda dels Amoladors.
Aquí teníamos de frente la preciosa senda de bajada, que recuerda un poco a la de los 6000 escalones del Barranco del Infierno en Fleix.
Una panorámica abarcando toda la senda.
Detalles de lo que íbamos bajando y a nuestra derecha.
Ya en la parte de abajo de la senda había una bifurcación por la izquierda con la indicación de Forn del Moro y en esa dirección se veía ese curioso hueco que hubiera estado bien haber visitado.
Continuamos por la senda que va siguiendo la acequia seca del Canal de Defensa.
Y ya casi al final de la ruta nos detuvimos a mirar a nuestra izquierda para ver de un vistazo la situación de las tres cruces por donde habíamos caminado durante la mañana y que seguro que nos hacen guardar un buen recuerdo de esta bonita ruta.
Un saludo y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE
Muy buena ruta Pablo, yo estuve es ella el mes anterior y como nos hizo un día magnifico, las vistas eran espectaculares sobre todo desde la última cruz, saludos para toda la colla.
ResponderEliminarHola Riquelme. Benditos los ojos, jaja. A ver cuándo te dejas caer en alguna rutilla. Tienes razón, yo esperaba con ganas admirar las vistas desde arriba pero la espesa niebla nos lo negó, al menos en la primera mitad, después ya despejó algo. Aun así la ruta estuvo muy bien y ya que se hace, considero que es un plus acercarse a las tres cruces.
EliminarUn saludo.