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(02/08/2015)
En nuestra segunda etapa amanecía despejado sobre el Refugio de Ventosa i Calvell. Hoy íbamos a pasar por el que algunos han calificado como temido Coll de Contraix. Nos despedimos de estas vistas maravillosas e iríamos en busca de otras.
También nos despedimos de Jose y Mari, que habían decidido no continuar porque Jose no se encontraba todavía bien recuperado y pensaron que no era conveniente forzar. Ellos se fueron hacia la Presa de Cavallers, donde llega una pista e intentarían coger un autobús o un taxi de montaña para emprender el regreso.
También nos acordábamos frecuentemente de Kiquet, que había estado preparando la ruta durante bastante tiempo y en las últimas semanas tuvo que renunciar a hacerla por un asunto familiar.
Nada más comenzar a caminar ya se podía ver el Coll de Contraix, aún lejano, pero distinguible en la línea del perfil de las montañas en el centro de la imagen.
Lagos, torrentes, sendas, piedras y más piedras. El principal peligro de esta ruta es resbalar al pisar alguna de las rocas de granito. Son tantas las que hay que pisar y fijarse donde pone uno el pie que, en algún momento de despiste, de barrillo en las botas o de acusar el cansancio final del las rutas, puede uno darse un buen golpe cayendo en las mullidas piedrecitas. Hay que tener mucho cuidado.
Hacia allí nos dirigimos, siempre con él enfrente, apareciendo detrás del Espejo de Oesed, que muestra el más profundo deseo de la persona que se mira en él.
Cada vez tenemos más cerca el temido gigante e incluso lo aproximamos con el zoom.
Llega un momento en el transcurso del largo valle en el que desaparecen las sendas y solo quedan rocas por las que pasar.
Vamos dejando atrás los grandes bloques y las piedras cada vez reducen su tamaño.
Aún quedaban restos de neveros por los que no hace falta pasar, pero en Pirineos no debería faltar una foto con nieve.
Ahora sí que lo tenemos delante. Éste es el Collado de Contraix y hay que subir pasar por entre esas agujitas pequeñas que se ven al fondo.
En el lugar donde se ven esas dos personas es por donde también subimos nosotros.
Siguiendo las marcas y las fitas de piedra nos fuimos aproximando por la derecha.
Incluso aquí no desprendimos ninguna piedra ni vimos un riesgo excesivo de que cayeran rodando. Hay por momentos rastro de una senda zigzagueante que va pegada a la pared de la derecha.
Ya sólo quedaban los últimos metros para llegar arriba.
Y aquí la foto de la satisfacción por haber pasado el Collado.
Una vista atrás para ver lo que hemos subido. La espalda del gigante, pero que como le decía Sancho a Don Quijote...¡no son gigantes, que son molinos! Pues eso le pasa a este collado, que a nosotros nos ha parecido un molino, un collado más, como otros y no precisamente el más duro de los que tendríamos que pasar en esta ruta.
Impresionante la vista desde arriba de algunos de los muchos lagos que se encuentran a distintas alturas.
Ahora había que bajar. La bajada tiene una senda pisada, más cómoda que la subida y que nos llevaría hacia la parte derecha del Estany de Contraix.
Teníamos desde arriba el Estany como referencia y nos atraía la transparencia de sus aguas como canto de sirenas. Estábamos deseando bajar y mojarnos en ellas.
Compartiendo experiencias con un grupo de andaluces que la hacían al contrario.
Una vez superado el Estany de Contraix valía la pena darse la vuelta para ver el Collado desde esta parte.
Y mirando hacia adelante, allí estaba el palo pintado de amarillo, que nos anunciaba nuevas aventuras.
Teníamos ante nosotros un largo descenso.
Ante la maravilla de los torrentes y la calidad de sus aguas decidimos parar otra vez y remojarnos de nuevo y ante esa idea Juanma no dudó ni un instante en quedarse en bañador y meterse entero.
Tras el descanso y disfrute continuamos con la bajada, donde cada vez íbamos encontrando más vegetación.
A lo lejos ya veíamos el Estany Llong, el lago que se encuentra un poco más allá del Refugio del mismo nombre y al que nos dirigíamos.
Cruzamos un río por una pasarela de madera y la senda nos hizo pasar por el refugio no guardado de la Centraleta.
Y llegamos al Refugio de Estany Llong cuando serían las tres y media de la tarde. Y eso que habíamos parado varias veces a refrescarnos. Por lo que nos dio tiempo a hacer la colada y pasear hasta el Estany Llong.
De cena, sopa, mejor que la del refugio anterior, ensalada y cuarto de pollo con salsa y berenjenas y pimientos que estaba muy bueno.
Una jornada que nos pareció corta pero que no estaba mal, así reuniríamos fuerzas para la del día siguiente que se esperaba más durilla.
Nos vemos en la próxima etapa.
1ª Etapa
3ª Etapa
4ª Etapa
5ª Etapa
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí:
PABLOONCE
La ruta molt xula però trobe a faltar algun vèrtex i això que vau passar entre dos: la Punta Alta de Comalesbienes i el Gran Tuc de Colomers.
ResponderEliminarL'altra haurà de ser "vèrtex de foc" i pujar els cinc vèrtex del parc nacional. ;)