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Este sábado seguiríamos un track de Anda con Tiocanya que grabó cuando participó en la X marcha senderista de Ribesalbes hace tres años.
La ruta discurre
en el sentido de las agujas del reloj y transcurre entre Ribesalbes y El
Salvador, siendo el punto más alto La Solsida con 456 m. Los tramos de senda se
alternan con caminos y algún pequeño tramo asfaltado.
A la cita acudieron Pili, Manel, Manuel Carlos y un servidor y antes de las 8 ya estábamos aparcados en Ribesalbes, al lado de una fuente.
Comenzamos a caminar siguiendo la carretera por la que habíamos venido.
La ruta sale del pueblo por la parte que da al barranco, justo detrás de un polígono con naves y fábricas en desuso y en estado de abandono.
Se acaban las naves y la senda continua por el margen del barranco a media altura.
Combinaríamos ahora pistas hasta llegar a una carreterilla asfaltada.
Este tramo asfaltado no tiene tráfico y resulta agradable caminar por él con los pinos a un lado y el agua corriendo.
Entramos en materia y ya nos metemos por sendas que nos llevan por las zonas de La Pica y La Esperanza
Alguna de ellas con tramos empedrados y en un entorno muy agradable.
La senda nos iría bajando haciendo alguna lazada para cruzar un pequeño barranquito que va a dar al Camino de La Pica. El paso de la senda por el barranco denota que no ha pasado nadie por aquí en mucho tiempo, ya que prácticamente se ha cerrado y las cañas y las zarzas casi no dejan el paso.
Tuvimos que arrastrarnos por el suelo para poder pasar y con dificultades al engancharnos continuamente con las zarzas que había por todas partes. Este tramito corto, de unos diez metros definitivamente necesita de una limpieza.
Manuel Carlos aquí en la posición de "Sólo el penitente pasará" de "En busca del Arca Perdida".
Superado este pequeño obstáculo las sendas vuelven a estar limpias.
Comenzaba aquí el tramo de subida de la ruta, donde iban apareciendo a nuestro paso diferentes casetas de piedra.
Una lástima que las sendas de esta parte estén muy transitadas por ciclistas, a pesar de la prohibición que tienen de circular por ellas y sólo hacerlo por pistas. Su suelo se encuentra muy degradado. Las ruedas, frenadas y derrapes disgregan la tierra y después la lluvia la arrastra, produciendo una fuerte erosión, además de que hace que el suelo esté lleno de polvo y no sea nada agradable.
Después de una buena subida teníamos a la vista el punto más alto de la ruta, La Solsida.
Llegamos arriba pero la senda no hace ningún amago especial, sino que rápidamente continua el descenso. Yo me salí un poco de la senda para buscar un punto de cima despejado, pero no lo vi. El cerro está cubierto también en la parte de arriba por vegetación y pinos, por lo que continuamos la senda para buscar un buen lugar donde almorzar.
Si la senda de subida estaba degradada, ésta de bajada, que tenía más inclinación lo estaba más aún y había que tener cuidado para no resbalar en el suelo deshecho.
En un lugar que vimos apropiado del descenso nos detuvimos a almorzar porque ya se hacía tarde y después continuamos la bajada. Pasamos por la Fuente Canónigos, completamente seca, que disponía de una buena balsa a su costado para recoger el agua en sus mejores tiempos.
Pasamos al lado de una construcción con arcadas de piedra. Llevábamos ya un rato caminando por una pista bastante polvorienta ya que es de frecuente uso por los rebaños de ovejas, lo que no lo hace muy agradable.
Llegamos a un punto en el que hay que cruzar el río Mijares. Teníamos preparadas las chanclas de agua para la ocasión y no dudamos en cambiarnos el calzado. Al cruzar volvimos a ponernos las botas, pero hubo un momento divertido cuando un poco más allá el río había creado otro brazo y nos tuvimos a tener que descalzar de nuevo para volver a cruzar.
Segundo paso del río, a pocos metros del primero.
Continuamos por la polvorienta pista hasta que llegamos a un tramo asfaltado, idéntico al que habíamos tomado por la mañana.
Más tarde nos desviamos por una senda que circulaba por la otra margen del río y que en su recorrido aéreo nos proporcionaría muy buenas vistas de las muchas pozas y lugares atractivos para el baño del río.
Al fondo y a lo lejos vimos unos agujeros en la pared de la montaña que, acercados con el zoom se parecían a les covetes dels moros, donde almacenaban cereal en aquella época.
Casi al final del recorrido, a los pies de la senda vimos una fuentecilla de la que cae por unas tejas un chorrillo de agua. Esto siempre se agradece, sobre todo si te pilla al final de la ruta y en momentos veraniegos.
Con las buenas vistas del Mijares nos fuimos acercando de nuevo a la población y la ruta tocaba a su fin.
Cruzaríamos el puente y giraríamos a la izquierda para repetir un poco del itinerario de la mañana, dando por finalizada la ruta.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE
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