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domingo, 31 de octubre de 2010

3ª Subida al Pico de Chelva (1/2 Maratón de Montaña)

Este domingo 31 tenía previsto participar en la Tercera Subida al Pico de Chelva, una media maratón de montaña. Según el cartel de la organización iban a ser 21'75 km con un desnivel positivo acumulado de 1130 metros, para la que daban un límite de terminación de 5 horas.

Coincidí otra vez con los miembros del Club de Atletismo de Vilamarxant y nos fuimos juntos para allá. Las previsiones eran de que habría llovido por la noche y que durante la mañana habrían nubes y claros.

Llegando a Chelva el cielo se despejó por completo pero la carretera estaba como si hubiera acabado de llover. Aparcamos, recogimos los dorsales y nos fuimos a tomar un café.



Después algunos se pusieron a trotar para calentar, otros ya sabíamos que nos íbamos a calentar bastante en cuanto dieran la salida. A las 9 sonó el pistoletazo y nos lanzamos por las calles del pueblo una marabunta de gente. En esta ocasión habían cambiado el itinerario de cuando yo participé en la primera subida, hace dos años, y nos hicieron pasar por un arco que hay debajo del Ayuntamiento, hacia unas calles empedradas.

Tras pasar la Fuente de la Gitana ya comenzó la subida hacia la Ermita del Remedio, pero esto no es sino una escala ya que ahora quedaba la pendiente más fuerte, la de la subida a las antenas, en las que en los últimos tramos tienes que trepar ayudándote con las manos. El corazón va a mil y sólo llevábamos 6 km.



En esta ocasión iba acompañado de uno de los miembros del club, que había salido de una lesión y quería probarse un poco y decidió acompañarme durante toda la carrera. Tas pasar el Pico del Remedio y correr por las crestas de El Mozul, la carrera nos llevó por una zona de sendas muy frondosas que fueron como una bocanada de aire fresco. En esta carrera hay tres subidas importantes y aunque la primera es más fuerte, te pilla fresco y tiras para adelante, pero la tercera, la de la subida al Arenal, es criminal. Te quedas clavado y tienes que subir pasito a pasito.



Tras unos momentos de caminar para recuperar el aliento, volví a correr y ya así hasta el final.

Al igual que en la carrera de Tuéjar de hace un mes, me he sentido muy bien y he tardado mucho menos de lo que tenía pensado. Hace dos años, en esta prueba mi tiempo fue de 04:28 y en esta ocasión ha sido de 03:12. Ahora veo que puedo correr durante más parte del recorrido, señal de que el fondo va mejorando. Lo fundamental es que acabas las carreras corriendo al final y sin estar tan agotado. Ahora, de aquí a pillar a esas gacelas... aún falta mucho.



Como en la carrera anterior nos volvieron a dar el Trofeo al Equipo más numeroso. Lástima que no nos tocara el jamón.



Podéis descargar el track pulsando aquí: PABLOONCE

Un saludo y hasta la próxima.
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sábado, 23 de octubre de 2010

Els Escarrisons del Barranc de Lloret (Els Ports)

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“Un espectáculo de principio a fin”

Como ya os adelanté, para este sábado 23 de octubre pretendía hacer una ruta que yo calificaba de "especial". Especial porque era una pequeña parada en el camino y no iba a ser una de las cotidianas con vértice y especial por todo lo que tiene. También os informaba de que iba a ser de dificultad Alta.


Desde que la vi publicada en el blog de Ángel Salom tenía en mente hacerla algún día y pensé que este era el momento, para aprovechar también las tonalidades que nos daría el otoño en esos preciosos barrancos.

Ya había contactado con él en alguna otra ocasión y en ésta volví a hacerlo para pedirle que me diera algún consejo sobre la ruta. Consejos que llevé preciadamente en mi mochila, excepto la tijera de podar que me recomendó, que se quedó en el coche (afortunadamente no nos hizo falta). También le invité a acompañarnos, lo cual agradeció y dijo que lo intentaría si le era posible. Incluso me pidió que le dijera la hora en la que llegaríamos al parque, aunque al final tuvo que atender otros compromisos. En otra ocasión será y podremos darle a probar nuestras botas, las de vino, se sobreentiende.

Aquí tenéis el enlace a su crónica que es bien detallada y con bastantes fotos: "Vamos de ruta".

A pesar de que era una ruta difícil y lejana, se apuntaron más senderistas de lo que había imaginado. Tanto es así que no sabía si tendría bastante “poción mágica” para todos.



Acudieron Kiquet, Paco, Carmen_K, Jose, Mari, Juan Carlos, Manolo, Juan, Isabel, Manolo Moliner, Toni y un servidor. A Juan Carlos no le llegó la poción mágica, pero a él y a Mª Jesús les pasa como a Obelix, que se cayeron en la marmita cuando eran pequeños y ya no les hace falta.

A las 8:10 pusimos en marcha los GPS y nos dispusimos a empezar, sobrecogiéndonos ante la visión de las montañas por las que íbamos a pasar. Pronto cruzamos un puentecito de madera y vimos una señal que indicaba los “Bufadors de Lloret” y allí que nos dirigimos para verlos. En teoría es un lugar donde el agua mana del suelo a borbotones, pero el arroyo estaba completamente seco y no había ni rastro de los bufadors. Unos volvieron al sendero mientras otros continuamos un tramo por el lecho hasta que subimos para enlazar por donde iban los otros.




Llegamos a una señal clavada en la piedra que nos indicaba la dirección a seguir, “El escarrisó de Borosa”. Íbamos en continuo ascenso y la montaña nos mostraba ya su espléndida variedad de follaje. De vez en cuando mirábamos atrás para contemplar unas vistas impresionantes. Bueno, detrás, y delante, y a la derecha y… es que no sabías donde mirar ni hacia donde disparar la cámara porque todo era precioso.











De vez en cuando parábamos a mirar el paisaje, pero en realidad era un poco también la excusa para recuperar el resuello del esfuerzo de la subida.


Mirar arriba impresiona ¿Por dónde vamos a pasar?





Esta ruta, al ser tan variada, tiene paisajes que se van asemejando a otros muchos. Por ejemplo, si mirábamos al valle de donde veníamos se observaba un cierto parecido con el valle de Ordesa, y lo que parece un río que va por el medio no es sino la carreterilla por donde habíamos venido.




Había que ir siguiendo unas marcas rojas, pero no eran fáciles de ver porque algunas están medio ocultas por el boj, que crece aquí por todas partes y hay momentos en que las sendas son prácticamente inexistentes. A eso debemos sumar el que al haber tanto barranco y montañas, la señal del gps se iba muchísimo y se perdía. Es por ello por lo que se decía de esta ruta que era muy perdedora, ya que independientemente del que fuera delante, que nos turnamos muchos, siempre se acababan por perder las señales en algún momento. Entonces nos poníamos todos a buscar las marcas y había veces que teníamos que volver a la anterior para rectificar.

Es una ruta donde hay tanto que ver, admirar y fotografiar que no se puede pretender ir rápido como en otras pero… ¡ojo!, tampoco hay que dormirse, ya que por todo lo que tiene de aventurera, exigente, perdedora, admirable, preciosa y encandiladora, se puede tardar en cuanto te descuides más de 8 horas en hacerla y no quiero ni pensar en si se te empieza a hacer de noche, lo que complicaría mucho la salida, al no existir senda visible muchas veces.

Había momentos en los que se podía observar el reflejo del mar allá a lo lejos, dando lugar a bonitos contraluces.






Llegamos a la preciosa pedrera con su gran higuera en medio, que parece que esté puesta allí para la foto, y claro, nos pusimos todos a pasar por el fotocall.







Nos encontramos con el primer punto fuerte del viaje, “El Escarrisó de Borosa”. Copio de Ángel Salom: “Un escarrisó, en el lenguaje de la gente del Port, es una canal por donde presumiblemente los antiguos leñadores subían a sitios inaccesibles ayudándose de troncos cortados y apoyándose en sus ramas. Actualmente están acondicionados con troncos y travesaños a modo de escaleras rústicas...”

Aquí las cámaras empezaron a echar humo y sonar los motores de los réflex y en lugar de ser Mari y Jose los que subían, parecía que fueran Angelina Jolie y Brad Pitt los que lo hacían. Paco subió incluso algún tramo hasta sin manos: ¡ele!





Otrotramo de subida más y otra vez la excusa de mirar el paisaje mientras llegaban los últimos.





Llegamos al Coll dels Morralets. Las formaciones kársticas que veíamos ahora y otras después, parecían sacadas de la Ciudad Encantada de Cuenca. Al otro lado del valle podíamos observar el Monte Caro con sus antenas y muchos, acostumbrados a que siempre subimos a lo más alto, preguntaron si íbamos a subir hasta allí. Como se suele decir protocolariamente: lo dejaremos para otra próxima ocasión, jeje.




Cogimos ahora un desvío a la izquierda y pasamos al lado de un buen precipicio que tenía unas vistas increíbles. Ya eran casi las 10:00 (la hora de almorzar) y el sindicato de senderistas comenzaba a inquietarse. En esta ocasión, para avisarme de los waypoints, había puesto en mi GPS el sonido de un pavo, que resultaba gracioso cada vez que sonaba, y cuando lo hacía era porque había que prestar atención a algo y todos estaban pendientes. Ahora se giraba la tortilla y muchos comenzaban a imitar el sonido con sus voces para indicar que podíamos pararnos allí, como si de un aviso de waypoint se tratara. Ya os podéis imaginar las carcajadas y el cachondeo. Ante la belleza y la magia del paisaje no tuvimos otra que elegir ese lugar para almorzar. Esa magia, por cierto, hizo que desapareciera el bocadillo de Toni misteriosamente durante unos minutos.




Tras el almuerzo continuamos. Ahora se acercaba una zona de precipicios, la Roca del Migdia. A mí me daba vértigo en la imagen central sólo de mirar por el objetivo cómo Carmen_K se acercaba peligrosamente a su borde.





Seguimos y pasamos por la redundante “Font de la Roca de la Penya”, que no es más que un charquito que les viene de miedo a los buitres para poder beber en esas alturas. Vamos, que les viene al pelo, o a la pluma.





Enseguida los vimos sobrevolándonos, atentos por si nos llevábamos las cervezas que seguramente habían puesto a refrescar en la fuente.




Una vez superado el collado nos tocaba bajar por una vertiente para buscar la cabecera del Barranc de Barretes. También vamos pasando por preciosos cortados, a los que nos asomamos. En esta ocasión las vistas parecen sacadas de la película “Avatar” y que nos vayan a salir los Na'vi a saludar en cualquier momento.



En esta bajada las marcas se pierden rápidamente y nos toca bajar de manera intuitiva, en total ausencia de sendas. Hay que tener la intención de mantenerse hacia la derecha, que es por donde continuará nuestro camino. Al llegar casi abajo y desplazándonos a la derecha, Paco y yo encontramos las marcas, gritando ambos de alegría y anunciándoselo al grupo. Solo hubiera faltado que hubiéramos tenido que remontar lo que habíamos bajado.



La ruta no deja lugar a la monotonía y siempre se suceden cosas que llaman nuestra atención. Más bien, es que no podemos perderla, ya que tenemos que estar atentos a todo lo que nos va saliendo con rapidez al paso.




El bosque, con su espesura y colorido nos rodea por todas partes y todo se oscurece tapado por el ramaje.





Llegamos a una pendiente bastante vertical que hay que superar. Afortunadamente el terreno está mullido y las botas se agarran bien.





Nos encontramos por fin frente al “Escarrisó de Barretes”. En esta ocasión hay que bajarlo y algunas traviesas están flojas y se mueven, por lo que es más seguro pisar en el medio de ellas. Aquí el GPS nos jugó una mala pasada. En principio encontramos marcas rojas y las empezamos a seguir pero al rato, tanto en el GPS de Manolo como en el mío, nos daba que estábamos muy desplazados hacia la izquierda y que si seguíamos por ahí no llegaríamos a enlazar con el camino correcto. Estuvimos comentándolo y decidimos volver al escarrisó para comprobarlo, antes que tener que desandar mucho más camino recorrido. Cuando llegamos, comprobamos que allí se perdía completamente la señal aunque el dibujo del track indicaba que había que seguir recto al bajar el escarrisó. Puede que no estuviera el waypoint en el sitio correcto, no sé. El caso es que no todos subieron el tramo húmedo de la fuente y Manolo Moliner y yo nos dedicamos a buscar otra posible salida. Yo incluso intenté trepar por la canal por donde bajaba la fuente y tras un tramo vi que por allí era imposible. Al bajar, y aún teniendo cuidado, resbalé por la humedad y quedé colgado de un brazo, sujetado a una fuerte rama de boj. Ante el estruendo del resbalón, los que estaban más allá preguntaron qué había pasado. Menos mal que todo se quedó en una subida de adrenalina (como si hiciera falta).



Volvimos a retomar las marcas de antes y poco a poco, ahora sí, el track fue centrándose. Aún nos quedaba otra aventura por vivir. El camino que debíamos de seguir para enlazar con la pista estaba lleno de vacas ¿o toros? El caso es que por precaución intentamos evitarlos. Unos intentaron subir a una loma y bajar pero se encontraron con un cortado que se lo impedía, por lo que tuvieron que ir más allá.

Mari, Jose y yo lo intentamos por otra loma más cercana, bajando a un vallecito y recortando un tramo de la pista. Al final nos juntamos todos y comentamos esta última vivencia.

Continuamos un rato por pista que estaba bordeada por una valla que indicaba que estábamos en una zona de seguimiento de la cabra salvaje. Ya habréis intuido que he estado a punto de cambiar en el cartel la palabra “cabra” por “senderista”, que en ocasiones es sinónimo.



Tras un tramo de senda más, volvemos a la pista y nos encontramos con una balsa de riego y un poco más allá y a la orilla del camino, con la “Font dels Divendres”, en este cas, dels “disabtes”. Yo venía todo el camino pensando en esa fuente, ya que aunque habíamos cargado con bastante agua, la exigencia y duración de la ruta había hecho que nuestras provisiones ya fueran escaseando, pero aunque el agua estaba fresca, aprovechamos sólo para refrescarnos y lavarnos un poco, ya que no nos ofrecía garantías para beber por la cantidad de ganado que había cerca y de todas formas ya estábamos muy cerca de los coches, donde nos esperaba la “Fuente de San Miguel” (la cerveza de nuestras neveras, mmmm).



Cerca de las 16:15 y tras 8 horas de constante aventura llegamos a los coches, donde propuse ir sin cambiarnos hasta unas mesas de piedra que había visto cuando veníamos por la mañana. Resultó un lugar fantástico para comer, ya que había dos mesas de piedra con sus asientos en un lugar vallado y muy cuidado y una fuente con grifo y una pilita, que como supondréis hicieron las delicias de todos al refrescar nuestros cuerpos pero, sobre todo, la marca de la casa, el baño de nuestros cansados pies, que los dejó “casi” como nuevos.

Tras la comida y la foto de grupo volvimos a casa tras haber disfrutado de una ruta Especial en todos los sentidos y cuyas vivencias tendremos en nuestra memoria durante mucho tiempo.



Esta ruta, como la he titulado, ha sido todo un espectáculo, puedo afirmar que sin descanso, desde que comenzamos hasta que llegamos a los coches. Tenía este video guardado esperando dedicárselo a Almudena (y si venía, a su amiga también) cuando apareciera en alguna ruta, pero como su recuperación lleva su curso y esta ruta lo merece, aquí os dejo el “espectáculo” final de Catherine Z Jones y Renée Zellweger, en los papeles de Velma Kelly y Roxie Hart, dos cantantes asesinas, que tiene lugar como número final de la película “Chicago”. Que lo disfrutéis y vaya el ánimo de todos para Almudena y Emilio, que aún no pueden, pero seguro que se mueren por salir ya a patear por los montes.






Un saludo y hasta la próxima

Podéis descargar el track pulsando aquí: PABLOONCE

(El track lo he colgado tal cual se grabó y no hay que fiarse al 100% ya que la señal se pierde y da bandazos. Mejor bajar de su página el de Ángel Salom y comparar y sobre todo guiarse por las marcas rojas.)

Pulsad si queréis ver la Presentación de "Más de Mil"

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