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Era la segunda vez que subiríamos al Cornacó y por las mismas fechas, aunque hoy ha hecho mucho calor. Si se quiere intentar esta ruta recomendaría hacerlo en invierno.
Aparcamos en la misma fuente del Pino, que tiene agua cerrada con un grifo para que no se pierda y comenzamos a caminar por el Barranco de la Saborita, con una buena sombra.
Después de un tramo de pista cogimos la senda que va por el barranco, bastante frondoso y fresco.
Llegó el momento en que ya teníamos a la vista los cortados del Cornacó y llegamos a la pista que va por su ladera.
La cogimos hacia su izquierda, ya que hacia la derecha nos llevaría a la Masía del Coronel.
Poco a poco la pista va dando síntomas de envejecimiento hasta que se convierte en un rastrillo.
Esta es la buena masa de pinos que veíamos hacia nuestra izquierda, a la otra parte del valle.
Nuestra idea era bordear esa parte rocosa siguiendo nuestra cota hasta unir con otra pista que aparecía pintada en el mapa. Es como si hubieran borrado un tramo.
La senda se fue haciendo cada vez más fina hasta que desapareció y tuvimos que ir buscando el mejor paso, siempre con la intención de unir con la continuación de la pista.
Como es normal, en esos casos tuvimos subidas y bajadas un poco erráticas, según se iba presentando la orografía del terreno, pero siempre intentando mantenernos en la dirección. Queríamos encontrar esa vieja pista. La otra vez ya habíamos subido a las bravas desde este punto. Me fui adelantando para asegurar la continuidad del curso que llevábamos y probando arriba y abajo. A la vista de unos antiguos ribazos de piedra me decidí por investigar un poco más arriba y con gran alegría encontré la senda y avisé a los que venían detrás de su situación. Fue una lotería porque si hubiéramos seguido sin encontrarla habría sido mucho más costoso. En esta imagen se ve claramente la senda. Después Manuel Carlos intentó seguirla un tramo para ver si continuaba o dónde acababa pero al final se dio la vuelta. Aquí nace otra aventura pendiente, que sería hacerla al revés y ver dónde termina esta senda y como unirla con la que viene de la pista. Pero eso ya con temperaturas más frescas.
La senda se convirtió en pista y más tarde la abandonamos campo a través para acortar un tramo en la subida de la pista al Cornacó, como ya hicimos en la anterior ocasión. Esta parte no ofrecía dificultad sino caminar entre un rastrillo evidente en el monte.
Llegamos a la pista de subida, recién limpiada por una máquina.
Cuando acaba la pista, también aparece recién limpia la senda hasta los primeros metros de la parte superior.
Una vez arriba sólo nos quedaba caminar hasta el final de la loma.
Buscamos una buena sombra bajo esos pinos y nos sentamos a almorzar, que nos lo habíamos ganado.
Una vez ya almorzados y descansados comenzamos el descenso.
Abajo se ve donde acababa la pista cuando habíamos subido.
Volvimos a bajar de nuevo por el campo a través y llegamos a la pista inferior, tomando después la derecha en la bifurcación.
La pista al poco se convirtió en otra bonita senda.
La senda nos iba subiendo y bajando y en un punto nos salió una variante por la izquierda que han hecho para las bicis de montaña.
Nosotros continuamos recto hasta llegar a una gran plantación de naranjos.
Siguiendo la pista que bordea la plantación llegamos a estas escaleras que suben a un mirador improvisado desde el que se ven los naranjos. Nosotros subimos para seguir por la pista superior, muy solanera y que se nos hizo muy larga. Esta pista nos llevó de nuevo a la Fuente del Pino donde teníamos los coches y nos refrescamos en su agua que estaba muy fría. Y como no nos fue bastante, paramos en la gasolinera que hay justo antes de salir a la autovía y nos regalamos una cerveza bien fría dando por terminada esta rutilla aventurera.
Repito que es una ruta para hacer en invierno y si se tienen ganas de ir campo a través solucionando el tramo de pista que desaparece. Por ello no apta para todos los públicos.
Un saludo y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí:
PABLOONCE
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