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viernes, 15 de julio de 2011

0110 - Vértices Geodésicos Más de Mil C.V.: Cerro Carpio (1049 m) / A+ 700 / 27 km

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"Víveme..., como si el mundo se acabara después"


¿No os gustaría que os dedicaran esta canción? A mí sí, por supuesto. Pues con ese espíritu de vivir cada ruta como si fuera la última (aunque es exagerado, jeje) se disfruta cada momento con más intensidad.


Para esta semana quería haber hecho una ruta acuática, por aquello de que estamos en verano, pero las noticias del poco caudal en el Barranco de la Maimona me hicieron mirar hacia otro lado. Al final me decidí por hacer un Vértice Más de Mil que estuviera cercano, saltándome el orden de la lista y elegí Cerro Carpio (1049 m), el nº 110 en altura de la Comunidad Valenciana, que está situado en la cercana Sinarcas.

Para confeccionar la ruta me basé en el PR-124.3, que parte desde Sinarcas-Lobos Lobos, Grilluelos-La Pardala-Estrechos del Regajo-Charco Negro-Sinarcas. A esta ruta le añadí la subida al Cerro Carpio y modifique varios tramos para pisar la mayor parte de senda posible huyendo de las pistas, sobre todo en el tramo de vuelta e intentar reducir la distancia al máximo posible.

En la búsqueda de información de este PR he encontrado varias contradicciones. Por un lado, en la página de la Generalitat Valenciana se dice que la distancia son 19 km, algo totalmente incorrecto, al igual que en otras páginas senderistas. Más realista es la información que se ofrece en las páginas de Senderos de Requena Utiel donde ya se habla de 24,24 km y en wikiloc, donde un compañero senderista la mide en 26 km, que es aproximadamente lo que constatamos nosotros, aunque la nuestra con modificaciones.

Para intentar evitar las horas de calor y acabar a una hora decente que nos permitiera volver a comer a casa, estábamos en el punto de inicio, el Área recreativa (Privada) de Las Viñuelas, a las 6:30 de la mañana. Comenzamos la ruta en dirección al vértice geodésico, que se encuentra en las proximidades. Al ir ganando altura se nos iban ofreciendo las vistas del fabuloso amanecer y no pudimos resistirnos a sacar fotos de sus distintas fases conforme iba emergiendo el astro rey.




Estas imagenes iban a la par con la de las neblinas que se resistían a despertar y continuaban durmiendo con pereza en los valles.


Siguiendo la senda entre los pinos, con marcas de PR, llegamos a la cima alumbrados por la luz naranja del día recien estrenado y nos hicimos la foto de grupo.


Las vistas desde aquí son muy buenas, al igual que sucede desde la mayoría de los vértices y, como hemos comprobado, no importa su altura y hay vértices en sitios más bajos que tienen unas vistas panorámicas mucho más buenas que otros que están altísimos pero que no se encuentran tan bien situados.


Comenzamos el descenso por la senda y tras pasar al lado de un campo de trigo volvimos a ir por dentro de una espesa pinada. Íbamos a buen ritmo pues la idea era parar a almorzar en el Área recreativa de la Pardala, situada en el km 13 de nuestra ruta.



Nos saltamos el recorrido oficial y nos metimos en el Barranco de los Lobos caminando en dirección Este, una zona fresca y frondosa donde pisábamos una sendita difusa muy agradable, a lo que se añadía el fresco del rocío que las hierbas dejaban en nuestras piernas.





Enlazamos el Barranco de los Lobos con la Rambla de las Surtideras, ahora en dirección Norte, también por un bonito barranco.



Llegamos a la Fuente de Grilluelos, donde no hay agua para beber y el lugar se nota frecuentado por los rebaños de ovejas.


Si la parte que acabábamos de recorrer había estado bien, ésta que empezábamos ahora trataba de rivalizar con ella con la enorme pinada que estábamos atravesando.



Al rato ya vimos las primeras imágenes del Pantano de Benagéber con sus hipnóticas aguas de color azul turquesa.


La proximidad del agua, y del almuerzo, hicieron que nuestro paso continuara animado en el descenso, ya que teníamos que llegar al nivel del agua del pantano.


Llegamos al Área recreativa de La Pardala, donde nos dispusimos a almorzar y echamos en falta la existencia de mesas de madera, típicas en lugares mucho menos agraciados. Aquí hay una fuente con agua donde se pueden recargar nuestras reservas. También hay una construcción con varios cuartos de baño donde uno puede hacer sus necesidades y que, aunque no están del todo mal conservados y son "usables", se nota el paso de los vándalos que, como siempre andan cuidando todo lo público que se les ofrece tan generosamente.


Manuel Carlos y yo no íbamos a desperdiciar la oportunidad de darnos un chapuzón en esas aguas que nos llamaban a gritos. Como no queríamos retrasar el tiempo total de la ruta, cuando terminamos de almorzar los demás nos hicieron rapidamente estas fotos y continuaron el camino, mientras que nosotros nos dimos un rápido baño para perder el deseo y después les alcanzaríamos. Por cierto, el agua no estaba nada fría.



Nos secamos y vestimos de nuevo y procedimos a dar alcance al resto del grupo. Volvimos a la curva de la pista. Allí mismo nace una sendita que, elevada, nos va mostrando los últimos tramos del pantano y la confluencia con el Arroyo del Regajo.


Cuando llegamos a este punto, que era donde yo había leído que habría que vadear una zona de unos 20 metros con el agua hasta la rodilla, el resto del grupo estaba esperándonos. Kiquet me dijo que había más agua de la prevista. Yo me cambié las zapatillas y me metí para comprobar la profundidad y, en efecto, el agua me llegaba hasta el ombligo, por lo que había que mojarse los pantalones y algo más. Pero bueno, estamos en verano y eso no tiene mucha importancia, hasta refresca.


El momento de decidir si el grupo se metía o no ya nos llevó bastante tiempo. Incluso se habló de la posibilidad de darnos la vuelta. Yo, mientras tanto, estaba dentro del agua. Me dijeron que siguiera para ver cómo estaba el resto del vadeo. Continué y al principio el nivel del agua desciende hasta las rodillas pero más tarde el suelo hace ondulaciones y hay un par de puntos en que el agua me llegaba hasta el pecho. Volvía para decírselo a los demás cuando ví que ya habían comenzado a pasar. Fui hasta la salida y dejé la mochila y me armé con la cámara para no perderme este momento amazónico que parecía sacado de un documental.




Salimos al final mojados y contentos de este trocito y nos cambiamos las zapatillas de nuevo, comenzando a andar por el PR que sigue pegado al arroyo.



Lo que nos sorpendió es que el PR no ofreciera otras alternativas y nos metiera de nuevo por el agua, teniendo que volver a descalzarnos y calzarnos varias veces, lo que hizo que aún nos retrasaramos muchísimo más de lo previsto.


Llegamos a un punto en que la senda de tierra se había caído. Había desaparecido y hacía complicado el paso. Estábamos con los pies en el agua y había que subir con chanclas por ese lugar. Al final lo solventamos subiendo en diagonal con cuidado y ayudándonos con unas ramas de pino que había por allí. Una vez superada la prueba volvimos a cambiarnos de nuevo de calzado.


Algún tramo se presenta con cierta complicación, tanto algún retrepe como un paso entre piedras grandes en el que hay que ir con cuidado.



Pasado este momento de aventura llegamos a la Fuente del Cuerno, lugar con una fuente de 4 caños y con un agua fresca y clara de la que yo bebí, aunque no sea muy recomendable hacerlo, pero es algo que me encanta aunque deben tener precaución aquellos que tengan estómagos más sensibles.


Pasamos por la zona del Charco Negro, donde había un numeroso grupo de jóvenes que habían aparcado allí y se dirigían a hacer el tramo fluvial de Las Palomarejas. Los adelantamos y seguimos nuestro camino y aún tuvimos que volver a ponernos las chanclas una vez más para continuar el PR.


A partir de este momento también había introducido modificaciones en el track para intentar caminar por dentro de la pinada el mayor tiempo posible y que nos protegiera así del Sol a la vez que el andar se hacía más ameno.


Salimos de la pinada por un gran campo sembrado con lavanda y al final no tuvimos más remedio que pisar esos casi dos kilómetros de pista que eran ya inevitables para llegar a los coches.


Llegamos al lugar de inicio a las 3 de la tarde. Hora y media más tarde de lo previsto por los retrasos que nos originaron los constantes vadeos del arroyo. Nos tomamos la fría cerveza que Jose nos tenía preparada en su neverita y nos marchamos para casa.

Una buena ruta, muy completa y con un gran número de alicientes que la hacen amena. La visita al vértice y la subida y bajada a él son muy recomendables, tanto por las vistas como por circular por sendas que evitan un buen número de pistas. Los barrancos, tanto el de los Lobos como el de las Surtideras, muy agradables y frescos para caminar por ellos. El tramo desde Grilluelos a La Pardala, simplemente fenomenal, pasando por esa gran pinada y que nos va ofreciendo las vistas del pantano desde lo alto. El vadeo.... pues, inesperado el que tuviera tanta agua y que a algunos del grupo, de haberlo sabido, les hubiera hecho decidir no apuntarse a esta ruta, ya que no les gustan las rutas de agua. Pero, personalmente, encantado porque a mí sí que me gustan, aunque no fue buscado. Pensamos que el PR aquí debiera dar la alternativa de no meterse por el agua, a lo mejor no en el tramo inicial que es inevitable, pero es que después también tienes que meter los pies por el agua, sí o sí, en varias ocasiones.

A resaltar que, aunque nosotros no evitamos el tramo de pista final porque queríamos subir al vértice y eso nos obligaba a aparcar en Las Viñuelas, lo mejor sería seguir con el coche hasta el inicio de la pinada o hasta el Área recreativa del Charco Negro y desde allí hacer la ruta circular yendo a Grilluelos, La Pardala y volviendo por el arroyo, ya que el Área de las Viñuelas, al ser un complejo privado, no es como un área recreativa pública al uso donde te puedas refrescar en una fuente o comer a la sombra en alguna mesa y, a mi parecer, no tiene ningún aliciente empezar la ruta desde allí.




Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track pulsando aquí: PABLOONCE

1 comentario:

  1. Excelente recorrido y el tramo aventurero por el río no tiene desperdicio!

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