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"Buscando mi swing"Esta semana propuse una ruta que nos mostró en 2009 Toni Martín, de Villarreal. En aquella ocasión fuimos desde Fuentes de Ayódar al Pozo Negro, Torralba del Pinar y vuelta. Como aquella vez pasamos algo de calor a la vuelta, me propuse hacerla al revés y creo que ha sido muy acertado. Y es por la razón de los tres "frescos": se aprovecha el fresco de la mañana; nos quitamos de encima casi toda la pendiente de la ruta al principio, que es cuando estamos más frescos; y nos podemos dar un chapuzón en el Pozo Negro, una preciosa poza donde disfrutaremos y saldremos súper frescos.... ya parezco Tiziano con tanto fresco.
A la cita acudieron.... ¡un servidor!, ya que el personal continua con sus compromisos vacacionales.
Un poco antes de las 7:30 ya me encontraba en la zona dispuesto a comenzar la ruta, aparcando en la población de Fuentes de Ayódar con unos fresquitos 19 grados. Nada más comenzar nos encontramos con la Fuente del Cañar, un área recreativa con mesas y una fuente de un agua muy fresca, como pude comprobar al final de la ruta.
Continué después de unas fotos, pasando por un abrevadero y un poco más adelante un cartel indica la dirección de la Fuente de los Chorricos. Me acerqué hasta donde vi el chorro que sale de la balsa y me dí la vuelta.
Continué por la pista en ascenso admirando la salida del Sol por detrás de las montañas.
Hay un momento en que que hay que tomar una senda a la derecha cuyo comienzo no se vé muy bien. La senda, un antiguo y estrecho camino de herradura, empedrado en algunos tramos, nos va haciendo coger altura.
Lo bueno de esta senda, aparte de lo agradable de caminar por estos "caminos de a uno" son los paisajes que nos deja contemplar: con las brumas perezosas y el Peñagolosa al fondo y la sensación de esfuerzo que nos deja la continua subida y me acordaba de una persona que sé que también hubiera disfrutado con estas sensaciones.
Abocamos de nuevo a una pista y al poco rato nos salimos de ella en descenso, esta vez por la izquierda. Si el comienzo de la otra no era evidente, éste lo es menos, ya que está medio tapado por las hierbas.
Bordearemos unas terrazas plantadas con olivos y la magnífica senda continúa delante de nosotros.
Ahora ya vamos en descenso por la otra parte de la montaña, que nos ofece su sombra protectora.
No sé si sería por admirar la grandeza de estos paisajes y sentirme más pequeño al estar solo y sin ruidos, pero uno llega a percibir ante las buenas sensaciones que le embargan... un cierto sopor, una cierta calma, un buen estar... aunque tal vez también ayudara el que tenía la bota para mí solo. Todo este conjunto de estímulos ayudan a reflexionar y a imbuirse dentro de uno mismo y pensar durante un buen rato. Pero la pregunta que se suscita aquí ante esta catarata de pensamientos y esta embriaguez de los sentidos es: ¿Pero cuánto es lo bastante borracho?
Tras el momento paréntesis continuamos descendiendo viendo ya a lo lejos la población de Torralba del Pinar, lugar donde tenía previsto almorzar. Pasamos al lado de unas caprichosas formaciones que el agua ha producido en las paredes del barranco.
Llegué a la Ermita de Santa Bárbara y a la Fuente del mismo nombre. Está situada en un área recreativa con mesas. El agua no estaba muy fresca. Estuve conversando un rato con otro senderista que estaba haciendo una travesía y había dormido en el lugar con su tienda pero como quería almorzar solo, continué mi camino.
Decidí callejear un poco por el pequeño pueblo, que estaba en fiestas y tuve que pasar por la barrera de los toros. Me tuve que quitar la mochila porque ambos no pasábamos a la vez. A la salida del pueblo hay otra pequeña fuente de la que sale un chorrillo de agua.
Tras unos metros, enseguida hay que desviarse a la izquierda por una senda marcada como PR que nos lleva rápidamente al Barranco del Catalán y el paisaje se anima de nuevo.
A la sombra de unas piedras, en un lugar bastante fresquete, decidí parar a almorzar.
Pero antes me entretuve un momento para "buscar mi swing" ayudado nuevamente por mi amigo Will.
Una vez repuesto, yo creo que en exceso, continué la marcha por dentro del barranco. Hay unas flechas blancas que teóricamente marcan el recorrido aunque, como siempre, cuando las buscas no las encuentras.
La pasada por el barranco es una idem, con sus paredes y sus sendas frondosas y llegamos hasta donde vemos ya las primeras balsitas de agua.
Subimos un poco y bajamos de nuevo al lecho y vemos un cartel que indica "Fuente del Río". Es una pequeña filtración que vierte sus aguas al arroyito pero por lo menos ya vemos el agua en movimiento, lo que será una tónica a partir de aquí.
Enseguida vemos ya unas pozas con agua corriente que invitan al baño pero me reservo para el momento cumbre, para la poza más imponente.
Primero voy por el margen derecho segun el curso de la corriente y veo la poza, llamada el Pozo Negro, desde arriba, pero por allí el bajar no es seguro. Así que, como la mayoría, vuelvo sobre mis pasos hasta las pozas que había visto antes y sigo la senda que cruza el arroyo y sube un poco por unas losas de rodeno. Bajamos por la sendita y nos lleva directamente a la poza. Hay que trepar un poco aunque han puesto una escala de madera para que la utilicen los que quieran.
Allí, tras hacer la grabación, dejo la cámara en automático y para el agua. A disfrutar el chapuzón que llevaba en mente desde que comencé a preparar la ruta y toda la piscina para mi solo.
La poza es bastante profunda llegando hasta los tres metros, lo que hace que tenga ese color tan bonito.
Tras un buen rato no queda más que despedirse del lugar dejando un gran graffiti... ¡QUE NOOOO!, jeje. Aún se ve desde la pista el curso del agua con algún remanso apetecible.
Y siguiendo la pista llegamos en poco tiempo a Fuentes de Ayódar pasando de nuevo por la Fuente del Cañar, lugar donde rellené mi botella y pude comprobar lo fresca que estaba su agua. Aunque había localizado un abrevadero para el lavado de pies, no llegué a utilizarlo porque todavía conservaba el frescor de mi baño gratificante. Dejé las cosas en el coche y pasé un momento al bar para tomarme una coca cola con mucho hielo y para casa.
Una ruta que hecha así, en sentido contrahorario, gana mucho, ya que hacemos el esfuerzo al principio y podemos deleitarnos con las vistas desde lo alto cuando todavía no hace calor y dejamos la parte más frondosa para el final. Además de lo más importante... el baño en el precioso Pozo Negro cerca del final de la ruta. Se circula bastante rato por sendas estrechas muy agradables y en las que no te arañas en este momento. Una ruta muy recomendable y para repetir.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí:
PABLOONCE
Hola Pablo, que envidia. Yo acabo de aterrizar de mis periplos europeos donde no he pasado nada de calor y al llegar me encuentro con treinta y tantos y vuelvo a decir jo que envidia de chapuzón.
ResponderEliminarSaludos