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Este sábado la ruta propuesta era subir al vértice geodésico nº 285 en altura de la Comunidad Valenciana: Pulpitico, con 611 m de altitud, situado en el Término Municipal de Dos Aguas, Valencia.
A la cita acudieron Pili, Mari, Jose, Juan Carlos, Nolo, Manuel Carlos y un servidor y a las 8 de las mañana estábamos en el punto de inicio dispuestos a disfrutar de un maravilloso día.
Para llegar al punto de inicio tomamos la A3 hasta Buñol y después continuamos por la CV-425 pasando hacia Alborache y Macastre. Bastante más adelante hay un cartel que indica el desvío a la derecha hacia el pantano de Forata y al rato otro desvío por la derecha hacia el embalse, para aparcar al lado de la presa.
Íbamos a hacer la ruta en el sentido de las agujas del reloj para quitarnos de encima una buena parte de asfalto y hacer el mayor desnivel antes de almorzar y poder hacerlo en el vértice, que se encuentra tras aquellas lomas.
Nos acompañarían durante toda la ruta dos montañas a las que hemos subido varias veces y que desde aquí muestran su silueta más imponente. En primer lugar la Sierra Martés pero vista de otra manera a la que estamos acostumbrados. En esta imagen se ven primero y de izquierda a derecha la loma de la Ventolera y las tres sorores del Martés y a continuación el Martés y el Ñoño.
Caminamos hasta el desvío de la carretera por el que habíamos venido con el coche y tiramos un poco a la izquierda para, después de un meandro que hace la carretera, salirnos por una pista por la derecha.
La pista nos llevó a una caseta y en las inmediaciones del camino había una higuera que todavía tenía algunos y muy cargados de azúcar, dada la época en la que estamos.
De nuevo la Sierra Martés.
Al fondo también el Motrotón, con su forma de casco invertido.
Continuamos subiendo ahora ya por senda y a la derecha vimos el vértice que nos estaba esperando.
Una vez en la parte superior pasamos por la muy bien acondicionada Casa Hoya de Hueli, con dos higueras de muy buen porte en su exterior, una de higos blancos y otra de negros, ambos deliciosos.
Más adelante y a la altura de otra caseta pasamos por una antigua era que aun conservaba el rulo en su superficie.
Continuamos ahora caminando por la senda bajo el tendido eléctrico.
Ahora aparecía la otra emblemática montaña, la Sierra del Ave. Con el vértice a la vista a nuestra derecha, esperamos a estar perpendiculares a él y tiramos por un sencillo campo a través buscando el mejor paso sin complicaciones.
El lugar es estupendo para almorzar, por sus vistas y por las viandas que traíamos y las rocas que hay, muy aparentes para sentarse a deleitarse allí de ese momento.
En plena faena.
Bajo nosotros el Barranco del Cairón.
Como todo lo bueno se acaba, emprendimos de nuevo la marcha. Aquí están los últimos que se resistieron a abandonar el lugar.
Volvimos a la senda bajo la línea eléctrica caminando hacia la derecha.
Hay momentos en que hay que guiarse por el gps para conservar la buena dirección, pues la vegetación se empeña en tapar las sendas muy poco pisadas.
Abajo imágenes del pantano y de la presa.
Seguimos la difusa senda hasta llegar a un barranquito. Nosotros lo tomamos por la izquierda para al poco salirnos hacia la derecha en diagonal y continuar buscando el mejor paso hasta la cabecera de otro barranquito más pequeño. No fue el mejor día para ir en pantalón corto, porque estos campos a través hacían sentir las aliagas y las pequeñas coscojas en nuestras piernas.
El Martés.
La cola del pantano.
Llegamos a una antigua pista y más tarde a la carretera, que seguimos por la derecha.
Pasamos por la Fuente de la Chufa, que tiene muy buena presencia, señal que antiguamente tuvo abundante agua, pero que parece ser que hace muchos años que se encuentra seca. Una pena.
Vimos a nuestra derecha una caseta de los antiguos peones camineros.
Y aparte de las muchas higueras de las que aun pudimos probar su dulce fruto, también había madroños muy cargados y ya los pudimos probar, aunque todavía es un poco pronto para su fecha habitual de maduración.
Más adelante nos desviamos a la izquierda por una ancha pista que nos dirigía hacia el pantano y antes de llegar a la Casa de Quinetillo vimos que se nos cruzaba el PRCV-115, que con una longitud de 27 km viene desde Yátova y acaba en la Sierra del Martés y decidimos seguirlo por la derecha.
El sendero circula a través de una gran masa de pinos en regeneración.
Y más tarde lo abandonamos para desviarnos de nuevo por la izquierda hacia la Casa de Toles y pasamos por el lateral de sus abandonados viñedos hasta llegar a la pista asfaltada ya muy cerca de la presa y de los coches, dando por terminada esta ruta en la que hemos disfrutado de una mañana agradable y con una brisa fresca que hemos agradecido mucho.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE
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