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Esta semana no pude salir sábado y propuse una ruta a última hora a la que sólo se apuntó Miguel Arce. Volveríamos a pisar tierras de Enguera y tracé un recorrido uniendo algunos tracks que me parecieron interesantes y que en su mayoría no habíamos pisado.
Llegamos a Enguera y atravesamos la población para aparcar al final de la Calle San Antonio de Padua, en la parte sudeste del pueblo. A las 7:30 ya estábamos en marcha con una temperatura muy buena. Comenzamos a caminar por la carretera y enseguida pasamos por la Casa de la Mota. A su derecha se encuentra la Fuente del mismo nombre y un poste con el comienzo de nuestra senda.
Esta ruta contiene muchos desvío y las sendas no están marcadas en general con ninguna clase de pintura, siendo a veces fácil perder el rumbo correcto y marcharse por otra. Por ello recomiendo especialmente el uso del GPS y aún así estar bastante atentos.
La senda tiene una buena pendiente desde el inicio y casi sin descanso nos iría subiendo al Alto del Piquet, que veíamos allí arriba con sus antenas.
Abajo la población de Enguera que habíamos abandonado y a la derecha el Castillo, al que en esta ocasión no subiríamos.
Llegamos a una pista asfaltada y enseguida a una curva donde se encontraba la Fuente de la Pileta, con grifo y con agua. El track marcaba que había que subir por el mismo vértice del barranco pero en principio la senda no se veía. Estuvimos dudando un poco pero al final nos lanzamos por el vértice y tras subir unas rocas allí estaba el rastro.
Esta senda es sin duda la más empinada de la jornada. Hay que ayudarse con las manos en algunos tramos pero es una maravilla. El rápido ascenso que nos había marcado se veía claramente tomando como referencia la pista que quedaba allí abajo y donde se encontraba la fuente y el inicio de este tramo bastante vertical. Esta parte es de lo que más nos gustó en la mañana.
Llegamos a las paredes verticales de roca que están en la base de El Piquet y, aunque en el track que yo portaba lo subieron por la izquierda, Miguel propuso hacerlo por la derecha que ya conocía su subida de otras veces.
Desde el mirador había muy buenas vistas con Enguera abajo.
A nuestra derecha aparecía el perfil de La Plana que recorreríamos más tarde.
El Castillo enfrente.
La senda nos fue bajando sin descanso hasta llegar a una carretera. Había que seguir descendiendo aunque no se veía claro el inicio de la senda. Por la misma curva bajamos y la encontramos. No se si anteriormente cruzaron la carretera por debajo, por este pasadizo, que también se puede.
Sí, por estas piedras va la sendita.
Seguiríamos descendiendo por el lado derecho del barranquito y la senda por momentos desaparecía. La perdimos en un momento y nos dimos cuenta de que circulaba por encima de una pequeña vía ferrata que había instalada en las paredes.
Nos acercamos a ella y vimos la posibilidad de subir por unas grapas pero su acceso no estaba del todo sencillo y decidimos volver un poco atrás siguiendo la pared. Llegamos bajo este puente tibetano y nos dimos cuenta de que haciendo unas zetas podíamos colocarnos debajo y pasando bajo él subir hasta reencontrar nuestra senda. Así lo hicimos y fuimos trepando con precaución. Había buenos agarres en la roca y fuimos progresando hasta pasar por debajo del puente y subir hasta la senda.
Evidentemente esta aventura no es apta para todos los públicos y la he quitado del track, moviéndolo hacia el lugar por donde va la senda y he puesto un waypoint de advertencia para que se suba por la derecha en lugar de por este punto demasiado aventurero.
Una vez reencontrado el recorrido seguimos por la senda hasta llegar a una pista que nos subiría a la la parte alta de La Plana.
Podíamos haber seguido por la monótona pista hasta llegar al vértice y volver a este punto, que era lo previsto, pero como acabábamos de disfrutar nuestra ración de aventura y el vértice ya lo teníamos visitado, decidimos girar a la izquierda por el cortafuegos y a la sombra de los pinos nos dispusimos a almorzar.
La bonita senda nos fue bajando en un amable recorrido y por sombra hasta durante lo que quedaba de ruta, hasta llegar a la Casa de la Mota y donde probamos el agua de la Fuente, muy fresca y buena, por cierto.
Ya sólo quedaba continuar bajando un poco más por la carreterilla hasta llegar a los coches y dar por terminada esta ruta que nos ha dejado muy buenas sensaciones. Después buscamos un bar para tomar una cerveza, aunque parece que los bares nos buscaran a nosotros. Menuda cantidad de bares que había en todas las placitas.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE.
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