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Este sábado la propuesta era subir al vértice geodésico nº 270 en altura de la Comunidad Valenciana, Castellar, con 665 m de altitud, situado en el Término Municipal de Requena, Valencia.
Para ello aprovechamos íntegramente un track de Casiaventurilla al que sólo añadimos la subida y bajada al vértice, que está al lado de la senda y es de muy fácil acceso. También le cambiamos el punto de inicio pues nos parecía más práctico y atractivo comenzar en la misma fuente de los morenos.
A la cita acudieron Nolo, Manel y un servidor y allí nos encontramos por casualidad con una pareja de senderistas, Pili y Manuel Carlos, con los que fuimos coincidiendo en diversos momentos de la ruta.
Aunque el día se preveía soleado, cuando llegamos al aparcamiento de la Fuente de los Morenos a las 8, había una espesa niebla. A la zona se puede acceder sin problemas con el coche. Hay unas señales de prohibido pasar motos y coches y en ese mismo punto existe un campo abandonado a la izquierda donde se puede aparcar estupendamente.
Lo primero que hicimos fue bajar por la fuerte pendiente de la pista cementada para ver la fuente.
Una maravilla de fuente con tres poderosos chorros que manaban con fuerza. Nos comentó una pareja senderista que vimos al final de la ruta que antiguamente había mesas de merendero para poder pasar el día, pero ahora sólo estaba la fuente.
Volvimos a la zona de los coches y desandamos un corto tramo y nos desviamos por la derecha por una senda que nos llevaría de nuevo a la rambla pero desde un punto más alto. A un precioso acantilado desde donde se ve abajo la zona de la fuente.
Fuimos un poco hacia atrás y comenzamos a caminar por el interior de la amplia rambla por la derecha.
Íbamos admirando las grandes paredes de arena rojiza que nos iban saliendo al paso.
Y algún reciente desprendimiento.
Salimos de la rambla siguiendo rectos y despreciando la rambla que nos aparecía por la derecha.
Seguimos una pista que más tarde se convirtió en senda y que nos iría subiendo a las inmediaciones del vértice geodésico.
Elegimos un lugar bastante despejado para salirnos de la senda por la izquierda y buscar el vértice, que apareció ante nosotros enseguida.
En esos instantes ya comenzaba a despejar la niebla y muy cerca del vértice encontramos unas rocas perfectas para sentarnos a almorzar.
Una vez disfrutado esa deliciosa parada bajamos de nuevo para continuar por la senda.
La senda, aunque carece de indicaciones estaba perfectamente clara y la pinada a través de la que circula es una pasada.
Sólo hubo un momento en que estaba menos pisada y la perdimos, pero gracias a la ayuda del gps enseguida volvimos a seguir el track.
Llegando a una pista pasamos por un campo de carrascas de las que plantan para que crezcan las trufas que estaba aparentemente abandonado.
La fenomenal pista al final se convirtió de nuevo en senda con una bajada bastante empinada.
Al final de la bajada llegamos a otra pista y aquí quiero hacer un inciso. La ruta continúa por la derecha de la pista, pero si se sigue hacia la izquierda la pista nos irá dirigiendo hacia los coches pasando por la zona de Las Pilillas, en un trayecto muy cómodo.
El continuar la ruta hacia la derecha tiene un inconveniente que veréis a continuación.
La senda nos llevaría a la confluencia de dos ramblas, y las dos llevaban un pequeño arroyo, con lo cual ese punto está muy chulo. El problema es continuar.
Ya habíamos visto que los de Casiaventurilla no pudieron seguir por el interior de la rambla y tuvieron que improvisar para subir con fuerte pendiente y bajar también con desnivel a continuación.
La subida por la pared de la rambla no es aconsejable a personas que no tengan práctica en meterse campo a través por donde sea.
Nosotros subimos, bajamos y volvimos a subir para llegar a la pista que sabíamos que encontraríamos en la parte superior.
Una vez en ella la continuamos pasando por una zona de badén inundable que cruza la rambla que seguíamos anteriormente y que no habíamos podido continuar por su interior.
A partir de aquí comienza una durilla subida por pista que después nos iría llevando de regreso hacia los coches por la otra ladera la rambla.
Hay un momento que hay que estar atentos a una fita de piedras para desviarse por una senda por la izquierda en descenso que nos llevará de vuelta al cauce de la rambla para cruzarla. En ese punto nos vino un aroma familiar, como el que hemos disfrutado otras veces en las rutas de Pirineos y es que en esa zona crecen arbustos de boj, que llenaban el entorno con su curioso aroma.
Cruzamos por última vez la rambla a través de unas piedras y llegamos a la pista.
La pista nos llevaría a la zona de las Pilillas, unas rocas moldeadas a golpes para formar oquedades en las que los antepasados aprovechaban para prensar las uvas y fabricar vino. Hay cuatro de ellas.
Ésta es la última y más grande, que queda encima de los restos de un poblado íbero.
Y sin más llegamos a la zona donde teníamos los coches danto por terminada esta preciosa ruta.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí:
PABLOONCE
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