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A la Fuente de Castro solemos venir todos los años pero siempre nos vamos al otro lado, a la zona del Jinquer. En esta ocasión nos iríamos al lado contrario hacia Sueras, pasando por el Castillo de Mauz y después subiríamos a los Órganos de Benitandus completando la vuelta por la Masía de la Campana y la Font del Avellaner.
A las 7 de la mañana ya estábamos en el paraíso que es la Fuente de Castro y cogimos la senda hacia Sueras.
El paisaje desde el inicio es una pasada, como lo seguiría siendo toda la ruta.
En leve pero continuo ascenso llegamos al Castillo de Mauz viendo de primeras su muralla restaurada.
El castillo está emplazado en un promontorio inexpugnable y le dimos la vuelta por la izquierda para buscar su entrada.
Llegamos a una especie de explanada y subimos a ver si podíamos acercarnos a la pared de ese torreón, pero desde arriba nos dimos cuenta de que ya estábamos en el interior de lo que en su día fue el Castillo y que lo que se levantan son las murallas exteriores.
Aquí se ve muy bien, en esta foto que tomamos desde la muralla de arriba. La verdad es que el recinto amurallado debió ser bastante grande.
Una vez visto, bajamos por la senda hacia Sueras.
LLegamos a la población por su parte alta y por ella salimos por el camino de los órganos.
En alguna curva ya asomaban a lo lejos las formaciones rocosas tan características.
Y abajo se veían las tranquilas aguas del pantano de Benitandús.
Creíamos que la senda nos subiría por otra distinta a la que ya conocíamos, pero según avanzábamos íbamos bordeando la ladera y acercándonos a aquélla.
Y así fue, a nuestra senda le salió otra por la derecha en ascenso que es la senda digamos "oficial" por la que ya habíamos subido otras veces y como siempre nos quedamos sorprendidos por la frondosidad de su vegetación... y por su desnivel, claro.
Hasta que no llegáramos arriba no íbamos a almorzar así que había que ganárselo.
¡¡Ta-chán!! Por fin llegamos a los preciosos órganos y en un día muy claro. Allí hacía una leve brisa y decidimos almorzar sentados a la sombra de unas rocas.
Después de la agradable parada continuamos por la senda, pero recordadme que la siguiente vez, aunque aquí haya muy buenas vistas, paremos arriba del todo en el poste que nos indica que vayamos a la izquierda, porque desde aquí aún quedaba desnivel que superar y después de estar parados almorzando, a las piernas les costaba calentar de nuevo.
Una vez superado el collado superior ahora sí tocaba bajar. La suerte es que durante toda la ruta hemos tenido sendas a la sombra.
Llegamos a la Masía de la Campana, haciéndola sonar como es preceptivo y continuamos un poco más por la pista para llegar a la Fuente de Felipo, que está casi en la curva y de la que mana siempre una agua fresca y abundante, de la que disfrutamos mucho bebiendo de ella.
Volvimos un poco sobre nuestros pasos y cerca de la Masía tomamos la senda de la Font del Avellaner.
Esta vez comprobamos que habían cortado para protección de la naturaleza el tramo del barranquito donde está la fuente y nos hacían pasar por otra senda que hay paralela un poco más arriba. Pero sin ningún problema.
Llegamos a la pista y tomamos la derecha para ir hacia la Fuente de Castro donde teníamos los coches.
Y allí nos dimos el merecido refrescón en sus siempre agradables aguas y de paso unas cervecitas que habíamos llevado en una nevera. Buen fin para una estupenda ruta.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE
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