El año pasado ya subimos al Mondúver desde Xeresa en un día bastante claro para ver si forzábamos nuestros cristalinos al máximo y podíamos ver alguna isla Balear pero, aunque hacía bastante viento, las brumas marinas no llegaron a despejarse del todo y dejarnos verlas.
En aquella ocasión ya habíamos leído una crónica de Topwalks en la que se hablaba de otra ruta en la zona que, saliendo de la Fuente de la Drova, pasaba por la Cova del Parpalló y subía al Mondúver. Quedó pendiente en la mente de José Manuel y la hicimos este sábado con alguna modificación por su parte.
Aunque calificó la ruta como de dificultad "alta" por el desnivel y porque había que hacer algunas trepadas que podían dar vértigo, nos presentamos cerca de 20 senderistas dispuestos a disfrutar.
Nuestro amigo "Accuweather" preveía lluvia a las 9:00 y a las 12:00 y tormentas por la tarde. A las 9 no se presentó el líquido elemento, pero a las 12 sí que hizo su aparición en forma de pequeños chispeos.
Las cumbres se ven cubiertas con niebla y permanecieron así toda la mañana. Siguiendo la senda llegamos a la Cova del Parpalló, una de las principales referencias del paleolítico español, aunque lo más que podemos ver es su hoquedad desde lejos, ya que se encuentra completamente vallada para evitar vandalismos como los que ya ha sufrido, y leer el cartel indicativo.
El comienzo de la ascensión nos ofrece estas vistas. En el centro un gran arco natural.
Este es el tramo sobre el que José Manuel advertía que no era apto para personas con vértigo y es que en un día normal la sensación de altura debe ser importante y los sentidos de autoprotección se dispararían, pero en esta ocasión como la niebla era tan espesa lo único que se veía era lo que tenías delante y no sabías si estabas a dos metros o a 200 de altura, con lo que el vértigo no existió, además de que las rocas presentaban muy buenos resaltes para agarrarse y trepar.
Avanzamos un poco más porque queríamos almorzar en la cima del Mondúver. Arriba, como siempre, soblaba el viento con fuerza y nos sentamos en la vertiente que estaba resguardada del mismo. Cuando empezamos a almorzar no se veían las antenas de lo espesa que se habia vuelto la niebla y al poco rato hice la segunda foto de las que veis abajo, sorprendiéndome de no haber visto antes las antenas teniéndolas tan cerca.
En este largo descenso que pone a prueba las uñas de los dedos de los pies se ven a lo lejos los pueblos de la zona muy bien delimitados.
Cruzamos por dentro del pueblo de Barx, cargando agua en la fuente y nos dirigimos a la Fuente de la Drova por terreno ya asfaltado. Pasamos cerca de algunas higueras abandonadas que todavía tenían higos, dando cuenta de algunos. Y cuando faltaban unos 15 minutos para llegar a los coches nos cayó la del pulpo. Kiquet llevaba toda la mañana bromeando con José Manuel por el asunto de la lluvia, ya que en otra ocasión que dijo que no llovía también nos mojamos y parece que el cielo iba a ser el último en reir. Llovía con tanta fuerza que hasta los paraguas calaban y aunque al principio nos refugiamos debajo de unos pinos, la cosa tenía pinta de ir para largo. El agua corría como rios por las pendientes. Hacía tiempo que no veía llover con tanta fuerza. Ya resignados a mojarnos, seguimos caminando bajo y encima del agua hasta los coches. Cuando llegamos la lluvia se convirtió en un chispeo, aunque durante la vuelta en carretera hubo momentos en que también cayó con fuerza.
Pablo acertada tu cronica, mejor para Mari pues habia unos pasos que sin niebla, ya me gustaria ver que pasa, agradeceros la atención y ayuda que siempre nos prestais, un saludo.
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