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¿Por qué no puedo tener aquel día otra vez... y otra... y otra...?
Esta semana le tocaba el turno al vértice número 12 en altura de la Comunidad Valenciana, el Puigcampana, con 1408 metros de altitud. En la ruta también incluimos la subida al Ponoig (1.182 m).
A la cita se apuntaron Mª Jesús y Dioni, Mari y Jose, Kiquet, Manuel Carlos, Salva y un servidor.
Siendo las 08:00 de la mañana comenzamos a andar desde un poco más arriba de la Font del Molí, en Finestrat, con los primeras luces del alba, que teñían la cumbre de color naranja. El día salió perfecto, sin frío, sin viento, con sol... justo lo que habíamos encargado.
Impresionaba ver esa mole caliza donde teníamos que subir. Como estábamos a 380 m de altitud y había que subir a 1.408, teníamos por delante 1.028 metros de ascenso acumulado de tirón, sin tregua, que teníamos que subir en los primeros 4 kilómetros. Eso sí que es ganarse el almuerzo, pues teníamos pensado tomarlo arriba.
En el centro de esta imagen se aprecia bien la pedrera situada en el Barranc de les Marietes, por donde tendríamos que subir. De vez en cuando hay que echar la vista atrás para contemplar la rapidez con la que nos vamos elevando y los paisajes que se nos van ofreciendo.
La subida no tenía pérdida. Había que ascender intentando caminar por las sendas de la parte derecha de la pedrera para no resbalar en la fuerte pendiente. Desde el principio de la subida se hicieron enseguida tres grupos. Primero Mª Jesús y... Mª Jesús, que se ve que tenía ganas acumuladas y tiró para arriba como si la persiguieran. Después Dioni, Kiquet y yo y en el tercero Mari y Jose, Salva y Manuel Carlos. Salva estrenaba botas, quería probarlas e iba atento a las sensaciones.
Llegamos al final de la pedrera. En el collado comenzamos a ascender por la derecha, pero cuando aún veíamos allá abajo el final de la pedrera le dije a Dioni que yo me quedaba a esperar al resto para ver si llegaban bien e indicarles la subida.
El primero del grupete en llegar fue Manuel Carlos, al que vemos en la primera imagen allá abajo. Le llamé a gritos y subió conmigo. Estuvimos un rato en esa atalaya hasta que vimos aparecer a Mari, Jose y Salva y les hicimos señas para que nos vieran. Estábamos esperándolos con nuestra charla y vimos que ya tardaban demasiado, pusimos atención y les oíamos hablar pero un poco más allá. Subimos un poco y les vimos ya a nuestra altura, por lo que juntos recorrimos el último trecho.
Aquí tenemos Benidorm y Alicante a la derecha. Nos hicimos la foto de grupo y almorzamos con las vistas de la panorámica superior. Vaya lujo.
En esta imagen se puede ver toda la Sierra de Aitana y más a la derecha la Sierra de Bernia, terminando en el mar con el Peñón de Ifach.
Después del café o té, comenzamos el descenso. Primero hasta el collado donde habíamos terminado la pedrera y después bajando por una senda empinada para buscar el camino hacia el Ponoig. Llegamos al Collado del Povet y, aunque había marcado este punto como un lugar donde el que quisiera podría quedarse a esperarnos, ni se planteó: continuamos todos.
Habíamos bajado hasta la cota de los 880 metros y ahora debíamos volver a ascender. Primero por la parte sur de la sierra, hasta que en un repecho pasamos a la parte norte y fuimos subiendo poco a poco paralelos al cordal. Los últimos tramos ya se hacen durillos porque las piernas van acusando el esfuerzo realizado.
Desde la cima del Ponoig teníamos vistas similares a las anteriores. Hicimos una pequeña paradita para comer unas mandarinas y a la guerra de nuevo.
Dejamos constancia de nuestro paso por allí en la libreta que hay en una caja de hierro. Comentar de paso que en la cajita similar que hay en el Puigcampana, faltaba la libreta y el boli y que si alguien lee esta crónica antes de subir, supongo que sería de agradecer si pudieran transportar hasta allí una libretita de esas de tamaño de medio folio y un boli barato, para que la gente pueda seguir dejando allí sus comentarios.
Comenzamos el regreso, ahora en bajada. Kiquet decidió irse corriendo. Más tarde el expreso Mª Jesús pidió paso y después Dioni, al que le dije que yo me quedaba con el grupo y que nos esperaran en el poste.
Cuando llegamos al primer poste indicativo no les vimos y pensamos que habrían seguido hasta el poste del Collado del Povet. En efecto, cuando llegamos estaban allí esperándonos. Enseguida retomamos la marcha.
Kiquet en primer lugar y yo después y como éste empezó a trotar, todos le seguimos corriendo. Estuvimos así durante lo que quedaba de ruta hasta que en un momento Dioni nos pidió paso ya que quería forzarse un poco más y claro, Mª Jesús no le iba a dejar sólo y se fue tras él. Con el paso de los minutos, Kiquet y yo nos habíamos adelantado un poco a los que quedaban atrás y cuando llegamos a un cruce de pistas, le dije a Kiquet que estaría bien esperar aquí por si se confundían. Me dijo que Jose seguramente se acordaría de seguir recto y que él continuaba. Yo le dije que bien. En otras ocasiones también corro, pero siendo yo el que organizaba la ruta, prefería esperar a que llegaran. No tenía ninguna prisa y no quería correr ningún riesgo, aunque si hubieran seguido hacia abajo hubieran llegado a la carretera.
El primero al que vi llegar fue a Manuel Carlos y me agradeció la espera. Me dijo que él por intuición hubiera seguido recto pero se habría sentido ya algo inseguro sin ver a nadie. Charlamos un poco mientras llegaban los tres que faltaban y juntos llegamos al aparcamiento a las 13:47.
Tras unos estiramientos, propuse ir con los coches hacia la Fuente del Molí y buscar algún lugar con mesas para comer. Bajamos y aparcamos al final del parking. Me adelanté y subiendo unos peldaños vi que había un area recreativa con paelleros y también mesas de piedra con bancos en otra altura. Bajé a comunicárselo y algunos fuimos a la fuente para tomar el refrescante baño de pies, aunque esta vez echamos de menos el que el agua estuviera más fresca.
Así es como se veía el Puigcampana desde el parking de la fuente. Tras comernos los bocatas y demás delicias nos despedimos de esta estupenda ruta hasta otra próxima ocasión.
Y cuando ya nos levantábamos es cuando me vinieron a la mente estos pensamientos:
"Una vez estuve en las Islas Vírgenes. Conocí a una chica. Comimos langosta.
Bebimos piña colada... Al ponerse el Sol, hicimos el amor como nutrias marinas...
¡Aquél sí que fue un día bastante bueno!...
¿Por qué no puedo tener aquel día otra vez... y otra... y otra...?"
Bueno, lo pensaba porque esta ruta ha sido muy, muy bonita y la compañía ha sido un auténtico regalo y ¿por qué no podía tener esta ruta otra vez... y otra... y otra...?
Pero esto era sólo para hacer la gracia final, porque tengo la suerte de poder repetir estas magníficas sensaciones cada sábado de cada semana...
"¡Ese es el resumen de mi vida!"Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track pulsando aquí:
PABLOONCEPulsad aquí si queréis ver la Presentación de
"Más de Mil".
Hola Pablo, tanto amigos disfrutando de esa magna excursión me alegra. Excelentes fotos para una jornada muy completa. Y... ¡saludos a tod@s!
ResponderEliminarUn abrazo,
Luis.
Guaau!!!! hola Pablo,este sábado si el tiempo lo permite aremos esta ruta. Le tengo muchas ganas al Puigcampana nunca lo he echo, y con el Ponoig que rutón!!!. Leer tu crónica me a dejado impaciente por que llegue el sábado jejeje. Ya hace tiempo pero si me acuerdo llevaré una libreta y boli por si acaso aún no han puesto ninguno o se a vuelto a acabar jejeje.
ResponderEliminarSaludos
Lo pasareis fenomenal y mas con la ilusion con que afrontais cada salida.
EliminarSaludos