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"We are Country Strong"
Esta semana le tocaba el turno al vértice geodésico nº 14 en altura de la Comunidad Valenciana, el Montcaber, con 1390 m de altitud. Para ello íbamos a recorrer el PRCV-37 saliendo desde Cocentaina, al que añadiríamos la extensión de la visita a la Cava Arquejada. Aunque el sábado era fiesta, habíamos colgado el cartel de "no cerrado por vacaciones" y saldríamos el domingo, al igual que la semana que viene.
Al evento acudieron Mari, Jose, Manuel Carlos, Aurelio y un servidor. Aurelio "rara avis" (por lo raro que es verlo ultimamente en una ruta) nos pilló de sorpresa, porque aunque dice que se apuntó, algo debió ocurrir porque el mensaje no llegó. De todas formas se presentó el día "D" a la hora "H"y fue bien recibido.
A las 08:05 comenzábamos a andar desde el parking de la Ermita de San Cristofol en Cocentaina. En un día raso y soleado, la temperatura era de -4 grados pero, como en otras ocasiones, al no hacer viento, la sensación no era muy fría.
Mientras nos pertrechábamos vimos pasar una auténtica romería de senderistas, los cuales eligieron la misma ruta de subida que nosotros.
Empezamos a caminar en ascenso constante y fuimos pasando por las muchas fuentes que salen a nuestro encuentro en este recorrido: la Font de Penya Banyà, Huit Piletes, L'Esquerola, Sancho, Mas de Llopis y Cava Arquejada. Al poco rato ya comenzaba a sobrar ropa.
El día claro y limpio prometía unas buenas vistas desde arriba. Nos paramos en un mirador en el que, en un cuadro de azulejos, se reproduce el paisaje que se ve en frente poniendo nombre a todos los montes que se ven en la lejanía.
Las subidas continuas y de inicio no le van muy bien a Jose y eso, sumado a que parece que hoy se había olvidado de tomar su ración de poción mágica, hizo que me dijera que continuáramos nosotros con el recorrido previsto y que él y Mari irían directamente a la cima del Montcabrer y nos encontraríamos allí para almorzar juntos. Le dije que podíamos ir más despacio pero dijo que en ese momento no se encontraba muy bien y que continuáramos. Como las sendas están muy pisadas y Jose ya había estado aquí 3 veces, no había problema de pérdidas. Aurelio se lo pensó y decidió quedarse con ellos. Manuel Carlos y yo seguimos adelante y apretamos el paso para que no llegáramos arriba con mucha diferencia de tiempo, ya que nosotros íbamos a recorrer casi 4 kilómetros más.
En nuestra subida nos topamos con el numeroso grupo que había salido antes que nosotros y nos retrasaron bastante porque no podíamos adelantarles en la estrecha senda. Afortunadamente, cuando llegaron a la Font de Sancho se apartaron a hacer una paradita y pudimos tener vía libre, con lo que intentamos recuperar parte del tiempo perdido. Cuando llegamos a la Font del Mas de Llopis, la superficie estaba congelada con un espesor de un centímetro. Intenté romper el hielo clavando los palos pero era imposible y a Manuel Carlos le falto poco para volver a intentar ponerse de pie en el hielo como la semana pasada (al final ya verás), pero sólo puso un pie por si acaso, que quedaba mucha ruta.
Pasamos por el Mas de Llopis y, corriendo en las bajadas, llegamos a la Cava Arquejada.
La singular estructura estaba rodeada de una red de seguridad porque estaba en proceso de restauración. Hicimos unas fotos rápidas y nos marchamos por una senda a la que le tenía ganas y que partía desde debajo mismo de la valla de madera. Desde aquí al Montcabrer pasamos por una zona de umbría bastante helada que hacía que los reflejos del sol en el suelo devolvieran brillos de todos los colores como si estuviera lleno de diamantes y hacía que la tierra crujiera bajo nuestros pasos.
Después de una larga y dura subida vimos allá a lo lejos y en lo alto a una figura que supusimos que era Jose, al que le hice la foto de la segunda imagen y él, a su vez, nos hizo desde arriba la tercera.
Cuando nos reunimos con ellos nos dijeron que se lo habían tomado con calma y que sólo llevaban unos 10 minutos esperándonos y nos pusimos a almorzar directamente a pocos metros del vértice. Es la tercera vez que subo aquí y la primera en que el viento está completamente en calma y podemos almorzar sentados en cualquier parte. En otras ocasiones hemos tenido que buscar refugio del viento a cubierto de rocas o vegetación.
El ambiente arriba era de una fiesta total. Estaba lleno de grupos de senderistas de todos los colores y había un grupo de un centro excursionista excepcionalmente numeroso, como se muestra en la segunda imagen, que no paraban de cantar.
Una pequeña avioneta pasó varias veces muy cerca de nosotros queriendo unirse a la fiesta.
Pillar el vértice solos era tarea imposible, así que nos hicimos la foto de grupo como pudimos entre una gran algarabía.
En el grupo del centro excursionista había uno que sacó una dolçaina y otro un tambor y tocaban realmente bien. Después de almorzar emprendimos el descenso, esta vez por una senda que no habíamos recorrido.
Nos dirigimos hacia abajo por el Barranc del Carrascalet por una senda muy agradable y la zona nos sorprendió por su frondosidad y verdor en todo el recorrido. Las sensaciones que tuvimos a partir de aquí son las que me habían inducido en un principio a titular la crónica como "el otro Montcaber", ya que el entorno que te envuelve es muy distinto al que hay por las otras vertientes.
Jose se había recuperado completamente y ya tomaba la delantera en muchas ocasiones y cuando pillaban una bajadita la hacían corriendo. Aurelio se sorprendía de la buena forma de Mari y Jose y también participaba.
En este recorrido también fuimos pasando por varias fuentes. La primera, la del Carrascalet, no la vimos. Igual nos pilló corriendo o estaría algo apartada de la senda. Después vimos la Fuente Julia y la Font dels Basiets.
Seguimos caminando por la espesa pinada en mangas de camisa ya que la ausencia de viento y el sol vivo hacían que pareciera un día primaveral. Llegamos a un punto, como se aprecia bien en la panorámica, en que vimos la cantera, a la derecha la montaña por cuya base circula la senda y más adelante, el Castell, nuestro último objetivo.
Cuando llegamos a la base de la gran pared rocosa vimos varios grupos de gente escalando con cuerdas.
Ya teníamos a la vista el Castell con su curiosa forma de cubo y veíamos la senda de subida. Un camino empedrado "tó párriba" que le puso la guinda a nuestras ya trabajadas piernas. Pero con un poco de esfuerzo y un mucho de humor conseguimos conquistarlo y robarle como botín las preciosas vistas.
En la primera imagen tenemos la pared rocosa por cuya base habíamos pasado antes y en la segunda a Aurelio I el Conquistador.
Recorrimos el tramo final y llegamos al paraje de la Ermita de Sant Cristofol donde teníamos los coches, lugar que cuenta con muchas mesas con bancos de piedra y en el que seguro que se está muy fresco en verano, pero al estar en la umbría también se está muy fresco en invierno y como que no apetece mucho ahora, la verdad.
En la bajada vimos una pareja de ardillas que estaban jugueteando en un árbol y una de ellas se paró a posar para la foto.
Para no romper la tradición, Manuel Carlos y yo cogimos las zapatillas y la ropa y nos acercamos a la fuente para proceder con el "refrescante" baño de pies y creo no equivocarme al decir que esta vez es la que más fria ha estado el agua hasta ahora. El coche, que estaba aparcado a la sombra, marcaba una temperatura de 4 grados a las 14:00 horas. Podíamos aguantar los pies bajo el agua el tiempo justo para la foto. Pero después, como nuevos y con los pies mucho más descansados.
Una ruta que, en la opinión de todos, ha sido súper completa y en la que nos ha agradado especialmente la vuelta desde el Montcabrer por el PR-37. Hemos vuelto a tener mucha suerte con el tiempo y hemos tenido un día creo que incluso mejor que el que habíamos encargado.
Aurelio, al que hacía tiempo que no veíamos, se esforzó como todos y disfrutó mucho y, aunque seguro que se acuerda durante unos días de nosotros, ha dicho que repetirá en breve. Esto no me canso de repetirlo: el que viene debe ser consciente de que son rutas largas, con desnivel y que hay que acoplarse a un ritmo vivo que hace que cuando llegas a los coches sientes que, aparte de recorrer siempre parajes preciosos, uno ha hecho un esfuerzo físico importante y que cada vez te duele un músculo o un hueso que no sabías que lo tenías. Y para no padecer hay que tener una condición física mínima, prepararse un poco, que todos no somos Mª Jesús con su fuerte genética, aunque sea caminando a paso vivo durante una hora, dos o tres veces por semana. Así se disfruta no sólo con las vistas y la sensación de la montaña sino también con el esfuerzo, que es como nos gusta.
Al hilo de esto viene el título de la crónica:
"We are country strong". Es la canción y el título de la película que se va a estrenar en enero de este año que va comenzar. Sorprende que la cante la chica del nombre difícil, Gwyneth Paltrow, de la que muchos desconocíamos esta faceta de cantante. En el título, la palabra country tiene dos significados. Por una parte quiere decir que somos fuertes porque somos de "campo" y por otra que somos fuertes por la música "country". Y el country, en este caso el campo, seguro que tiene que ver mucho con nosotros ¡
Que la disfrutéis!
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track pulsando aquí:
PABLOONCE.Pulsad aquí si queréis ver la Presentación de
"Mas de Mil"
Seguro que es la paltrow? Y seguro que quien fue a la ruta era yo? Despues de tanto tiempo, lo mismo se os coló algun insensato con pinta de "cagalé" como el de la foto de arriba junto al belén del vertice. Gracias por la ruta, y la próxima vez nos traemos la play para que no sea tan aburrida la bajada final (es broma). Aurelio
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