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sábado, 12 de febrero de 2011

0021-Vértices Geodésicos Más de Mil C.V.: Peñascabia (1331 m) / A+ 944 m / 17,85 km

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¡¡COMPLETÍSIMA RUTA!!



Este sábado le correspondía el turno al Vértice Geodésico nº 21, Peñascabia, con 1331 m de altitud. Está situado en el término de Bejís. En cuanto a la denominación del pico, lo he encontrado siempre de las dos formas. Supongo que en un principio y en honor a la gran roca en la que está enclavado, se llamaría Peña Escabia, pero ahora en la mayoría de los documentos escritos, tanto en el libro de Rafael Cebrián "50 cumbres...", como en el mapa que podéis ver al final de la página y en el IGN (Instituto Geográfico Nacional), el nombre ha derivado a "Peñascabia", sin la "e", más castizo y popular y que, ante la evidencia voy a adoptar yo también en adelante.

En esta ruta íbamos a hacer el pack completo de la zona: Saldríamos del parking de la Fuente de Los Cloticos, pasaríamos por la Casa Forestal y subiríamos al Peñascabia, al vértice y al Cerro de la Cruz. Bajaríamos por la Senda de los Tajos y caminaríamos por el Barranco del Resinero, lo que en el mapa se conoce como Cordel del Pudre. Este verano pasado hice parte de esta ruta con Kiquet y volvimos por pista, quedándome con ganas de pasar por el barranco. Nos dirigiríamos hacia el cañón para ver el nacimiento del Palancia. Investigaríamos un tramo desde que saliéramos del Cañón hasta que llegáramos a la pista, que nos conduciría a visitar a continuación la aldea de El Molinar y sus dos grandes pozas. Seguiríamos hacia el camping, veríamos la cascada y llegaríamos a los coches.

A la cita acudieron Mari y Jose, Kiquet, Juan Carlos, Riquelme y un servidor. Con otro día espléndido que habíamos encargado a los dioses del Olimpo, comenzamos a andar a las 08:00 desde el parking de la Fuente de los Cloticos. A esa temprana hora ya había gente cargando agua de la fuente.



Empezamos por la pista que nos dirigía a la casa forestal y ahorrándonos una curva por una senda, llegamos al mirador. Desde allí se veía abajo la aldea de El Molinar y desde ese lugar con una vista privilegiada estuve explicando a Kiquet y Juan Carlos por dónde tenía pensado hacer el regreso. Era un tramo a la aventura porque no había encontrado ningún track que fuera por allí. Se trataba de cruzar el cañón del Palancia, subir por la derecha y seguir lo que en el mapa figura como una vereda que va por debajo de aquellos cortados de enfrente para buscar después el enlace con una pista que nos devolvería a El Molinar, y ponían cara de "uf, bueno, ya veremos".

Si la semana pasada, en Cortes de Arenoso, nos sorprendimos al encontrar mucha nieve sin buscarla, en esta ocasión aún nos sorprendimos más, pues en las primeras subidas ya estábamos pisándo trozos de la blanca alfombra.


No sabíamos lo que nos íbamos a encontrar pero, si aquí ya había estos restos, seguro que arriba habría más cantidad. Enseguida se confirmaron nuestras sospechas y fuimos viendo cada vez más nieve. Nos preocupaba el estado del fuerte descenso que debíamos hacer más tarde por la Senda de los Tajos y que estaba en la parte umbría de la montaña.



Había que tener cuidado, ya que la nieve estaba dura y helada en muchos sitios y se patinaba con facilidad. Había que clavar las botas y si no se podía, pisar por la hierba o cerca de las piedras.


Tras enlazar con la pista que circula a media ladera continuamos por senda de nuevo, con el aliciente divertido de la nieve y cuidando especialmente de por dónde pisábamos para no resbalar.



Llegamos a la cumbre, donde se encuentra la otra nota discordante de esta montaña: ¿Qué es el Peñascabia o dónde se encuentra realmente?... Pues es meterse en otro charco porque, como lo que comentaba antes sobre el nombre, depende de lo que uno quiera creer. Es una cima con tres lomas próximas. Por un lado está el acantilado que da al valle del Palancia, que se ve desde la gran mole de roca, la Peña Escabia, después se encuentra la loma donde está emplazado el vértice y más allá, y siendo la más alta de las tres, se encuentra el Cerro de la Cruz. El que ha hecho los planos topográficos no se complica: pone "Peñascabia" en el centro y hace como en aquel antiguo chiste de los cerdos:

"Estaba un hombre dándole de comer a sus cerdos cuando se presenta otro hombre muy trajeado y le pregunta :
-¿Usted qué le da de comer a sus cerdos ? y responde el otro:
-¿Yo? Porquerías y residuos. Vamos, todo lo que encuentro.
A esto responde el hombre:
-¿Le parece a usted bonito? Pues 10.000 euros de multa porque soy Inspector de Sanidad.
Al otro día se presenta otro hombre también muy trajeado y le pregunta:
-¿Usted qué le da de comer a sus cerdos? Y responde:
-¿Yo? Lo mejor que puedo encontrar: salmón ahumado, langostinos, ... Y responde el hombre trajeado:
-¿Le parece a usted bonito? ¿Con la de niños que se mueren de hambre y usted dándole exquisiteces a sus cerdos? Pues 10.000 euros de multa porque soy de UNICEF.
Al siguiente día se presenta otro hombre y le pregunta lo mismo y a esto responde el dueño de los cerdos:
-Pues mire usted, yo les doy 30 euros y que se compren lo que quieran..."

Pues eso. Llegamos primero al acantilado, desde donde podíamos ver el valle del Palancia y otras cosas las podíamos adivinar, ya que la neblina de estos dias perduraba y la visión de lejos no era muy buena. Detrás de Riquelme, en la primera foto, se podía observar ya el vértice.



Desde aquí se veía todavía mejor el lugar sorpresa por donde volveríamos.


En toda la ruta, únicamente en este punto es donde nos hizo viento, por lo que tras hacer la foto de grupo, continuamos nuestro avance.



A continuación el Cañón del Palancia desde arriba, el acantilado al que nos habíamos asomado con la neblina enfrente y a nuestra espalda, en la tercera imagen, la Peña Juliana y lo que dimos en llamar "el glaciar de la Juliana" a su izquierda.



Nos dirigíamos ahora al Cerro de la Cruz y la nieve iba en aumento.


Yo me detuve un momento a hacer unas fotos y el grupo siguió adelante. Al quedarme solo pensé en aprovechar la coyuntura y subir directamente al cerro haciendo unas trepaditas.



Y así pude hacer al grupo esta foto desde arriba cuando ellos subían por el camino civilizado.




Cuando dejamos el cerro continuamos, buscando un lugar propicio para almorzar en el inicio de la bajada que vendría a continuación y nos detuvimos en unas piedras con la visión del "Glaciar de la Juliana" y las antenas de La Salada enfrente y a la izquierda nuestra, en la segunda imagen, La Bellida, donde iremos en breve.



Ante un buen Ribera del Duero que trajo Riquelme, yo había dejado la bota en el coche y tuvimos un almuerzo que nos dejó muy buen sabor de boca. Para terminar y aprovechando la generosidad de la naturaleza, pudimos gozar de todo un lujazo: pacharán casero con "hielo escarchado" natural. Sin palabras.



Llegamos a la Senda de los Tajos y como nos temíamos (o más bien esperábamos) estaba cubierta con bastante nieve. Hubo que bajar con mucho cuidado, ya que por momentos estaba dura y helada y había que buscar bien donde poner los pies. Los palos fueron de muchísima ayuda.




Llegamos a la pista, continuamos por la senda que baja hasta el Barranco del Resinero y enfilamos por el Cordel del Pudre.





Era una situación tan rara la de estar en el fondo de este barranco y con nieve, que estábamos encantados y yo pensaba en uno que no había podido venir en esta ocasión y que se estará comiendo las uñas mientras lee esta crónica.











Llegamos a la pista y como ya habíamos tenido nuestro buen trozo de barranco y tanto el avance por él en esas condiciones, como la delicada bajada por la empinada senda de los Tajos con nieve, nos habían hecho invertir más tiempo del previsto, decidimos continuar por ella y no volver a bajar para hacer el tramito final por dentro del barranco.



Más adelante llegamos al desvío y cogimos por la izquierda para dirigirnos a nuestro próximo objetivo, el Cañón del Palancia o "Estrecho del Collado del Cascajar".




Al principio había quien tenía sus dudas de si podríamos pasar, por si circulaba agua por allí, pero con lo poquísimo que ha llovido este invierno, no hubo ningún problema. En la segunda imagen tenemos a Kiquet observando en el lugar donde se dice que nacía el Palancia, pero que ahora no hay allí ni rastro de agua. El agua ahora parece que mana más abajo filtrándose entre las piedras.





Nos adentramos en el cañón, que me recordaba al del río Cazuma, en el que estuvimos Manuel Carlos y yo este verano. Para sortear una piedra han colocado una cuerda para que sirva de ayuda, lo cual siempre se agradece. Y ahora, como decía el genial director de cine Alfred Hitchcock: más vale un plano directo que un montón de transiciones.







A la salida del cañón nos esperaba la grata visión de la nieve otra vez y era curioso verla sobre las piedras redondas del lecho del río seco.



Continuamos por dentro hasta que llegamos a una curva donde nos salimos del barranco por la derecha, en un fuertecillo y largo ascenso por una pista en desuso. Cuando la pista hace una fuerte curva a la izquierda hay que estar atentos y vimos enfrente una pequeña fita de piedras que indicaba que a alguien más se le había ocurrido lo mismo antes que a mí. Esto me alegró interiormente, ya que la nieve en el descenso de los Tajos y el interior del Barranco nos habían retrasado y éste era un tramo de investigación que podía salir bien o no y siempre me sabe mal poder meter a gente por algún sitio problemático, pero sabía que había tenido suerte con los compañeros que me acompañaban hoy y que podía contar con ellos para cualquier cosa. Tentado estuve de decir que volviéramos por el mismo camino cuando estábamos en el Cañón y dejar esto para otra ocasión, pero ahora estoy contento de que me venciese el instinto aventurero, ya que esta senda desconocida fue un gran hallazgo. Al menos sabía que había pasado antes gente por allí.

Continuamos por la senda, que el mapa aparece como "Vereda del Mas del Pudre" y había un punto donde yo tenía previsto abandonarla y buscar la conexión con una pista que según el mapa se encontraba en paralelo en una cota más baja. Vi con alegría que no haría falta buscarla, ya que la senda misma abandonaba la Vereda y giraba a la derecha en descenso hasta que conectó con la pista. Fenómeno, ya no había más sorpresas y así se lo comunique al grupo, que entre bromas no se lo llegaban a creer del todo, jeje.


Desde ella tuvimos unas inmejorables vistas, tanto del cañón que acabábamos de dejar, como del Barranco del Resinero, el "glaciar de la Juliana" y su peña, del Peñascabia... Casi parecía "la senda resumen". A la vista de todo esto le comentaba a Kiquet, que menuda vuelta habíamos dado...







En un recodo de la pista vimos abajo la aldea de El Molinar, lo que convenció a los más escépticos de que íbamos bien, aunque la vuelta que hacía la pista nos alejaba de él, cosa que no agradaba mucho a Jose, que quería ir recto, pero nos habíamos olvidado en el coche el ala delta.




Llegamos al siempre tranquilo pueblecito de El Molinar y vimos que las pozas estaban completamente secas ¡Qué diferencia de cuando las vimos este pasado verano, en que incluso se estaban bañando en ellas! Bebimos de su fuente un agua súper fresca y el ambiente era peligroso porque animaba a quedarse un rato en ese plácido lugar.



Continuamos por senda y despues por pista, pasando por la entrada del camping. Aún me quedaba en cartera otra investigación que tenía prevista para la jornada, jeje, tenían razón los que dudaban. Quería haber vuelto por la senda que va detrás del camping para buscar cómo cruzar el río y llegar a la cascada y a los coches, pero como ya llevábamos 6 horas y queríamos volver a casa a comer, fuimos directos al parking y lo dejamos pendiente para otra vez En esta ocasión me acompañó Juan Carlos en el momento pies, que también disfuta con ello.









Podéis descargar el track de esta ruta pulsando aquí: PABLOONCE.
Pulsad par ver la presentación de "Más de Mil"

3 comentarios:

  1. Vaaaaya rutón! Me lo quedo para hacerlo en breve.
    Saludos!

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  2. Que pedazo de ruta,¡¡espectacular el cañón!!¿sabes si esta preparado para hacer rápeles?
    Felicitarte también por el bonito reto de conseguir todos los vértices geodésicos.

    Un saludo.

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  3. Gracias a los dos. Pues esta vez no nos fijamos en si había clavos ni nada en la pared.

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