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domingo, 13 de marzo de 2011

0025-Vértices Geodésicos Más de Mil C.V.: Arriello (1316 m) y 0029 Folch (1306 m) / A+ 645 m / 24,3 km

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"Entre azagadores y sendas."



Continuando con nuestro proyecto "Más de Mil", este fin de semana pretendía hacer una ruta en torno al Vértice Geodésico nº 25 en orden de altitud de la Comunidad Valenciana, “Arriello”, con 1316 m de altitud, situado en el Término Municipal de Villafranca del Cid. Por proximidad, también subiríamos al vértice “Folch” (nº 29), de 1306 m y perteneciente al término de Castellfort.

Desde el lunes las previsiones meteorológicas para el fin de semana pintaban mal. Se anunciaba lluvia, sobre todo, el viernes y el sábado y mejoraría el domingo. Fui siguiendo la evolución pero como no mejoraba en absoluto, preferí asegurar el no mojarnos y la propuse para el domingo.

Planteé la salida desde la Ermita de la Verge de la Font, ya que había visto algunas fotos y sabía que tenía fuente y abrevadero. Tomaríamos un tramo del Barranc de Folch para subir al vértice del mismo nombre (km 4,5). Después iríamos a buscar un azagador para dirigirnos hacia la Masía de Ibáñez (km 8). A continuación por senda y más tarde un pequeño tramo del Barranco del Mas de Troncho y otro azagador para llegar al Mas de Pau (km 13,5). Subiríamos al Arriello (km 16,5) y por el Azagador de Elena volveríamos a la Ermita (km 22,5).

A la cita acudieron: Mari y Jose, Manuel Carlos, Luisa y un servidor.

Con un día totalmente despejado y soleado llegamos a la Ermita y nos encantó el paraje con su conjunto de edificaciones y su fuente. Comenzamos a andar cuando eran las 08:15 de la mañana, continuando un poco por la carretera por la que habíamos venido, en dirección a Castellfort. Cuando la carretera hace una pronunciada curva hacia la derecha, nosotros seguimos rectos por una pista cementada.



La pista va bordeando el lecho de un arroyo y la abandonamos por la derecha a la altura de un puentecito que lo cruza, adentrándonos en el Barranc de Folch en el que vimos una fuente con su abrevadero



Tuvimos que atravesar algunas porteras que íbamos cerrando a nuestro paso y nos sorprendió lo frondoso de la senda, muy poco pisada y a veces inexistente que nos ofreció los primeros momentos de aventura.



Salimos del Barranc de Folch por una pista que nos llevó hasta la carretera para, enseguida, coger el Azagador de Benicabó, que nos acercaría al Vértice Folch. Como circulábamos con presteza por una pista en buenas condiciones, no me percaté de que debíamos desviarnos según el track que había trazado y cuando me dí cuenta subimos por otro sitio un poco más adelante sin problemas y con menos pendiente.



Desde arriba podían observarse las antenas de la Mola d'Ares, donde estuvimos la semana pasada con tanta nieve que parecía que estuviéramos en el Polo.



La vista podía perderse en todas direcciones. A lo lejos pudimos ver Morella y en la imagen de al lado la acercamos con el zoom.




Hicimos las fotos y la de grupo y continuamos por este paisaje ocre, entre el gris y el anaranjado, que parecía que no se había enterado de que estábamos ya casi en primavera. Aquí soplaba algo de viento que hacía que funcionaran todos los ventiladores.



En la imagen anterior divisamos a lo lejos el Peñagolosa, que aún conservaba una buena capa de nieve en sus laderas y en la siguiente lo vemos aumentado. La cantidad de molinos de viento que hay aquí arriba es impresionante. Nunca había visto tantos juntos. Contrasta su moderna tecnología y estilismo con la de los antiguos azagadores con murallas de piedra en seco por los que circulábamos.



Como se hicieron las diez (como dice Sabina en su canción), nos paramos a almorzar en un lugar resguardado del viento y con buenas vistas. Luisa aprovechó para irse un rato y nos estuvimos riendo porque se fue tan lejos que pensábamos que se habría ido hasta el vértice. De hecho la podemos ver en la segunda imagen y con el zoom en la tercera, que ya venía corriendo.



Después de dejar la bota temblando continuamos nuestra marcha siguiendo la estela de los molinos.



Llegamos a una zona donde se encontraban los restos de un poblado ibero de la Edad del Hierro, según reza el cartel explicativo.



A lo lejos aún se veían más montañas con restos de la nevada de la semana pasada. Nosotros continuamos por nuestro paso entre las paredes de piedra, teniendo allá a lo lejos la Masía de Ibáñez.




Dejamos atrás la Masía, bajamos hasta un valle y continuando por el azagador subimos un poco más, dejándolo por la derecha para continuar por senda.




La senda está tan poco pisada que se pierde a veces y se confunde con pasos del ganado. Eso hizo que fuéramos un rato a media ladera sabiendo que la senda estaba mas a la derecha, pero es que era muy agradable caminar por esta zona llena de sabinas pequeñas, algunas de las cuales parecía que habían pasado por el salón de belleza.





La senda se internaba ahora por un bosque de carrascas, cambiando el paisaje completamente, aunque no abandonábamos la gama de colores, que seguía en la zona de los ocres, con algunas mostrando sus hojas secas de color marrón claro y naranja, más propios del otoño. Estábamos encantados con el bosquecillo, por el que se caminaba con mucha facilidad.




Lo reducido del grupo hacía que todos lleváramos la misma conversación y el tema estrella era la caída de mi cámara de la semana pasada, con el que Luisa se llevaba un cachondeito que ni pa qué ( y todos en general, yo incluido, claro).



Había momentos en que por las ocurrencias de uno y otro le entraba la risa floja y no podía parar y le dije que al final le sacaría en una foto con un bigote pintado cuando hiciera la crónica. En la primera imagen estaba empezando con los retoques, pero al parecer se corrió la voz y una multitud con pancartas salió en su defensa. Hasta en los lugares más céntricos de las grandes capitales colgaron su foto cual estrella de Hollywood...




...y en las revistas de actualidad, y en las tiendas de moda. Hasta Andy Warhol la cogió de musa. Por cierto Luisa, no sabía nada de lo de Playboy... jeje.



Después de este derrape (licencia de autor) las fitas negras y ennegrecidas que íbamos siguiendo nos llevaron a través de este bosque de altos pinos que era una maravilla. El track se desviaba antes, ¿pero cómo íbamos a perdernos esto? Seguimos por él y después ya volveríamos a enlazar.



Llegamos al final de la pinada y seguimos hacia la izquierda por el barranquito. Tras un rato y al enlazar con el track de nuevo, vimos que debíamos subir una empinada vertiente y bajar otra que también tenía lo suyo para así cambiar de barranco, aunque se podía haber continuado recto tras bajar de la pinada y enlazar con el otro barranco un poco más allá. Es otra opción, aunque la subida y la bajada estuvieron muy bien.



Al llegar al segundo barrando vimos que por su interior circulaba una pista que continuamos un rato, hasta que nos salimos de ella por acuerdo unánime, ya que era una delicia pasar a través de ese monte, y de paso nos ahorrábamos una curvita.




De nuevo por azagadores nos saludaron primero unas ovejas y después unas vacas.




Otra vez podíamos ver la silueta nevada del Peñagolosa y en la tercera imagen una cuesta en la que a lo lejos veíamos a un grupo de 4 o 5 senderistas que iban muy despacio. Cuando llegamos vimos porqué iban tan despacio, ya que la cuesta estaba bastante empinada.




Emprendimos la subida al otro vértice de la ruta, el Arriello, pasando de nuevo por el sembrado de ventiladores.



En la foto central podíamos ver Vilafranca, lugar al que volveremos en breve y el vértice objetivo ya en lontananza.






Teníamos desde aquí una mejor visión de la Mola d'Ares y del pueblo de Ares del Maestrat donde estuvimos la semana pasada y comentábamos por dónde habíamos bajado y vuelto al pueblo.




Hicimos la foto de grupo y nos marchamos rápidamente ya que las previsiones de Jose decían que sobre las 13 horas podía chispear y el cielo se estaba tornando amenazante, De hecho cayeron algunas gotas aunque ni siquiera nos obligaron a sacar los chubasqueros.




A buena marcha y con otra bajada de vértigo íbamos tachando puntos del track. Había que extremar las precauciones para no resbalar, ya que el suelo estaba ya muy húmedo de las lluvias de los días anteriores.




Pasamos por un abrevadero que disponía de lavadero, antiguamente utilizado por los habitantes de las Masías de la zona.



Sobre las 14:50 llegábamos a la Ermita de nuevo y nos acomodamos en un lugar bajo unos arcos en el que había un banco de piedra que nos vino muy bien para comer. El conjunto de la Ermita bien vale una visita.





Y, cómo no, continuamos la tradición y nos dimos el baño de pies en el abrevadero de la fuente, que nos ofreció un buen descanso inmediato.





Una ruta en la que nos lo hemos pasado muy bien, hemos aumentado el ritmo, nos hemos reído de nosotros mismos (que es muy sano) y disfrutado con el paisaje, con el paso por los azagadores y sus interminables vallas de piedra, con los colores ocres y con las salpicaduras que ponían en el lienzo algunas carrascas otoñales, la pinada, los barranquitos, las vistas, y sobre todo la compañía inmejorable, me dejan la sensación de una buena ruta.

Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track pulsando aquí: PABLOONCE
Pulsad aquí si quereis ver la Pesentación de "Más de Mil"

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