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"Un vértice muy bien puesto"
Este sábado la ruta propuesta era subir al Vértice Geodésico nº 73
en altura de la Comunidad Valenciana, Santa
María, con 1138 m de altitud, situado
en el Término Municipal de Chiva, Valencia.
Para
llegar al punto de inicio nos dirigimos a Siete Aguas por la A-3 y a
continuación al Área Recreativa de la
Fuente de la Vallesa (en teoría con agua), situada en una fresca chopera.
Comenzaríamos
a andar desde la Fuente de la Vallesa, hacia el Norte y después nos desviaríamos
por una senda que circula a media altura de la Sierra del Burgal. Cuando
llegáramos al Barranco de las Colochas giraríamos a la derecha para subir por
el Barranco de Santa María en la zona de la Cueva del Burgal. Una vez que
llegáramos al inicio del barranco, subiríamos al vértice buscando el mejor
paso. Descenderíamos en fuerte pendiente por la parte de atrás del vértice hasta
llegar a la Fuente de la Gota y por el Camino del Campillo regresaríamos a la
chopera del área recreativa y a los coches.
Cuando estaba planeando la ruta, había previsto la bajada por un barranquito que sale a la derecha del vértice, pero después pensé que por detrás estaría más claro ya que encontré un track en el que habían bajado por allí, por lo que en el vídeo de simulación veréis la bajada prevista inicialmente pero no es la que hicimos:
Como
de esta ruta había encontrado muy pocas referencias y sólo de algún tramo,
desconocía cómo estarían los barranquitos de subida y la bajada y dije que
sería recomendable llevar pantalones de perneras desmontables para poder
ponerlas por si acaso.
A la cita acudieron Mari y Jose, Kiquet, Mariano y un servidor. A las 7 estábamos aparcando en la chopera del Área recreativa de La Vallesa y Kiquet llenó unas cuantas garrafas de agua.
Nos pusimos a caminar mirando al Sol que comenzaba a salir y pidiendo para nuestros adentros que nos juzgara con piedad.
Circulábamos al principio por una sucesión de pistas que conforme nos iban acercando a la montaña iban siendo más secundarias, más estrechas y más abandonadas. De vez en cuando mirábamos arriba tratando de identificar cuál sería nuestro pico.
El ascenso era ligero pero constante y nos iba dejando vistas de los mares de nubes que se refugiaban en los valles.
Ya circulábamos a media altura por la ladera de la Sierra del Burgal y podíamos ver allá a lo lejos una imponente vista del Pico del Tejo, al que subimos cuando hicimos esa etapa del GR-7 (aprovechando que estaba por ahí) y del valle del Reatillo con sus cañones y el arroyo a veces encajonado.
Caminamos siguiendo la dirección de las fallas que muestran la roca al descubierto.
En la tercera imagen ya teníamos a la vista la redondeada Cumbre del Burgal. Nosotros, poco antes de llegar a ella nos meteríamos a la derecha siguiendo el Barranco de las Colochas.
Hasta ahora habíamos venido pisando una pista en desuso y ahora que parecía que iba a cerrarse, enlazamos por una senda límpia muy bien mantenida que no nos esperábamos.
La senda nos fue acercando a la zona de Los Frailecicos.
En un track había visto que el que lo recorría hacía una parada a la izquierda y dije a los compañeros que no sabía por qué ya que no había visto ninguna crónica que me diera ninguna pista, aunque por esa zona en el mapa había una leyenda de "Cuevas del Burgal", pero despista porque el nombre está puesto en medio del Barranco de Santa María y no donde está la cueva o el abrigo. Efectivamente, cuando llegamos a ese punto, vimos al otro lado del barranquito un bonito rincón pétreo donde había una reja que protegía unas pinturas rupestres, lo que supuso un aliciente más a esta ruta.
Una vez visitada la zona, recuperamos nuestro camino. Eta ruta presentaba dos incógnitas, la ascensión en las proximidades del pico y la bajada por otra parte. En principio había puesto la subida por el interior del Barranco de Santa María, pero a última hora lo cambié siguiendo un track que tomaba un tramo de pista abandonada un poco más allá y después seguía por la ladera.
Fue un acierto, ya que la pista nos fue dirigiendo hacia una senda difusa pero sin complicaciones y por la que se podía andar sin pincharse.
Pasamos por debajo de unas curiosas formaciones rocosas.
Desde nuestra posición, en la que íbamos recorriendo el curso del barranco pero a media ladera, vimos que abajo había momentos en que el lecho se cerraba bastante, por lo que agradecimos haber escogido esta alternativa más cómoda. El Sol había decidido juzgarnos inocentes ya que una nube se mantuvo protegiéndonos durante toda la subida e incluso de vez en cuando soplaba una ligera brisa fresquita. Cuando llegamos al final del barranco, abandonamos el track ya que vimos que podíamos recortar subiendo directamente por nuestra izquieda. Estaba empinado pero se veía bien para subir. El llegar arriba tuvo como premio la brisa refrescante que hacía allí.
En un principio pensamos que el vértice estaría arriba de un penacho rocoso que tenía muy buena pinta a nuestra izquierda, pero comprobamos que no, que el vértice estaba arriba de una loma que era un poco más alta.
Mirando a la derecha ya podíamos ver arriba el vértice y, subiendo, vimos (en la tercera imagen) la bajada por la que descenderíamos.
El vértice estaba situado en un pequño promontorio rocoso del que había habido un desprendimiento en uno de sus laterales, que afectaba justo a la base del mismo.
Las vistas desde arriba son muy buenas en 360 grados y podía divisarse el Pico Ropé, Las Nieves, Cinco Pinos, Pico Yerbas, Tejo, la llanura del Campillo de Gestalgar...
Almorzamos muy a gusto en ese lugar privilegiado, protegidos por nuestra nube y acariciados por la brisa. Menos mal, porque no hay aquí ningún sitio donde protegerse del Sol. Intenté levantar este Martillo de Thor aprovechando la ventaja de que estaba unoco afectado por el desprendimiento, pero ni por esas.
Iniciamos el descenso volviendo un poco por donde habíamos venido, hasta una fita y desde allí comenzamos a bajar haciendo zetas. Es un terreno que, aunque empinado, se baja bien ya que el pie se sujeta con facilidad. Mariano trató de investigar otra bajada y lo veíamos allá en medio.
Cuando terminamos la fuerte pendiente, había que localizar por donde seguiríamos ya que estaba todo bastante tupido. Nos dirigimos primero hacia una pared rocosa que había a nuestra izquierda, ya que se veía una cueva grande medio tapada por la vegetación y queríamos investigarla. Había sendita hacia las rocas y llegamos a un punto donde gotea un poco de agua desde la roca y han puesto un cubo para que puedan beber los animales. Yo intenté acercarme a la entrada de la cueva pero la vegetación se espesaba y desistí, volviendo a reunirme con los compañeros. Seguimos la senda que nos fue bajando hacia el lecho de ese valle y después caminamos por el centro, pudiendo hacerlo sin dificultades. Al final no hubiera sido necesario llevar los pantalones largos, porque habíamos encontrado muy buenos pasos y las sendas limpias, pero en sitios así, de los que no se encuentras referencias escritas, no te la puedes jugar y hay que tener un mínimo de precauciones. Nosotros encontramos la senda recien limpia pero con el tiempo se vuelven a cerrar.
De vez en cuando echábamos la vista atrás y podíamos ver arriba de una especie de circo, el vértice donde habíamos almorzado y el valle que llebábamos recorrido. Parece que andar no cunda, pero mira que se hace distancia.
El siguiente punto era la Fuente de la Gota. Llegamos a una fresca chopera y traté de buscar la fuente pero no ví rastros de agua. Estaba previsto continuar entre los chopos pero la vegetación estaba alta y decidimos volver a la pista y continuar por allí. Desde aquí ya era todo por pistas, volviendo a encontrarnos con las que recorrimos por la mañana y ahora el Sol ya pegaba bastante, menos mal que la brisa continuaba en nuestra ayuda.
Llegamos a nuestro oasis, la Fuente de la Vallesa, y pudimos deleitarnos con su fresca agua, tanto para beber como para refrescarnos. A continación nos tomamos unas cervezas en las mesas de piedra a la sombra de los chopos, acompañadas por una especie de rosquilletas con chorizo que nos supieron muy buenas, todo cortesía de Mari y Jose, que son todo detalles y nos están mal acostumbrando.
Costaba irse de aquel lugar y una manta en la hierba era algo muy tentador, por lo que decidimos dar por terminada esta buena jornada y despedirnos del lugar. Una ruta que nos ha sorprendido gratamente por lo limpias que al final han estado sus sendas, ya que nos esperábamos tramos "delicados", pero en la que hemos tenido mucha suerte. Además nos acompañó el que nos protegiera la nube hasta que terminamos la subida y el leve viento, ya que sin ellos habríamos pasado más calor. Estas rutas por terrenos desconocidos son en las que hay que tomar más precauciones y llevar más agua, ya que si nos hubiéramos encontrado con las sendas cerradas y a pleno sol, seguro que hubiéramos bebido mucho más. Pero para nosotros ha estado perfecta y Kiquet comentaba que la situación del vértice a él le parecía una de las que mejores había visto.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track pulsando aquí:
PABLOONCE
pues esa senda tan bien mantenida, la hacemos los moteros, para que veais que no hacemos tanto daño al monte como creeis.
ResponderEliminarHOla, no sé si la harían los moteros, pero la senda estaba en muy buenas condiciones y no había allí marcas del paso de motos. Saludos.
ResponderEliminarHola compañeros, bonita entrada a un monte poco conocido por la mayoría de los senderistas. Conocí toda esa zona hace ya unos 23 años, pues fue de mis primeras incursiones en el mundo de las travesías.
ResponderEliminarEn una ocasión hice una ruta circular con la bici partiendo de la Fte. La Vallesa y subí al Santa Maria desde el Llano de Marjana; recuerdo que era una especie de cortafuegos e iba paralelo al Bco. de la Gota.
Como bien decís hay poca información de esa zona ( yo la conocí por aparecer en el tomo III de Montañas Valencianas de Rafael Cebrian.
Tengo pensado volver en breve, ya que quiero repetir y subir al Burgal que no lo he subido.
Bueno saludos y a seguir con la labor.