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sábado, 28 de junio de 2014

2014 - Fuennarices y Pico de la Olmedilla / A+ 530 m / 15,4 km

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Esta semana nos trasladábamos a una zona bonita, más alta y más fresca. La ruta propuesta para este sábado era una sencilla que nos haría subir al Vértice Geodésico del Pico de la Olmedilla, con 1641 m de altitud, situado en el Término Municipal de Mora de Rubielos, Teruel. 

Para llegar al punto de inicio seguiríamos la A-23 hacia Teruel. Tomaríamos la salida 76 hacia Mora de Rubielos por la A-228. Lo cruzaríamos y seguiríamos hacia La Virgen de la Vega, Aparcaríamos sobre el km 26, en un camino que sale a la izquierda.

Esta ruta se la leí a nuestro amigo Simón, que ya la ha hecho varias veces y de distintas maneras, aunque uno de los primeros que he visto que se ofreció a compartirla fue Alex de Casiaventurilla, allá por el 2008.


Nosotros le haríamos algunas variantes comenzando por el punto de inicio, ya que la ruta suele empezarse en el Puerto de San Rafael. Intentaríamos aparcar en el camino de bajada a la Fuente de Fuennarices y la haríamos en el sentido contrario a las agujas del reloj. Así haríamos la subida primero y acabaríamos con lo bonito al final. 


Comenzaríamos yendo hacia el Norte pero enseguida nos desviaríamos por la izquierda para tomar una senda que circula por el Barranco de los Arcos. No subiríamos por el Barranco del Lobo, como es costumbre, ya que como no saldríamos del Puerto de San Rafael tampoco tendríamos entonces la necesidad de ir hasta allí y así exploraríamos el otro barranquito. La senda que seguiríamos parece que se diluiría cuando se acercara a la cabecera del barranco, pero no creía que fuéramos a tener problemas ya que por este terreno se camina muy bien.

Confluiríamos con el Camino de los Palancares y al poco de tocarlo lo volveríamos a dejar por la izquierda para coger otra pista que nos llevaría al Pico de la Olmedilla, donde previsiblemente almorzaríamos, con muy buenas vistas.

Caminaríamos después por el borde de los Cinglos y bajaríamos hacia el Camino de Ontejas de Abajo. Al pasar el Mas de la Lupia lo dejaríamos por la izquierda dirigiéndonos hacia el Barranco de Fuennarices, donde nos acercaríamos a visitar la Cascada de la Hiedra y más adelante la balsa, la Fuente de Narices y el Arco de Piedra.

Aunque este año nos está tocando una extrema sequía, ví que Pascual Paricio caminó por estos parajes en el mes de mayo y tanto la cascada como la fuente tenían agua. Veríamos si teníamos suerte y todavía se mantenía el caudal.




Aquí podéis ver el vídeo de la Simulación de Vuelo sobre el track para que os hagáis una idea fiel del recorrido:





A la cita de esta estupenda ruta acudieron Pili, Ángela, Ana, Quico, Manuel Carlos y un servidor. En estas fechas hay que madrugar y a las 7:30 ya estábamos aparcando en el lugar de inicio. Mi idea era ver si se podía bajar con los coches hasta la Fuente, ya que queríamos comer allí después, pero uno de los coches era un poco bajo y aparcamos en una curva del camino.

Hacía fresquito al comenzar a caminar y lo hicimos siguiendo la pista por donde habíamos llegado, hacia el Norte.



 Al llegar al inicio del Barranco del Lobo, por donde se suele continuar hasta el Puerto de San Rafael, nosotros cogimos la pista de la izquierda, que nos haría bordear una Masía. La pista se fue tornando cada vez más abandonada aunque de muy buen pisar. 

Llegó un punto en que sale un desvío por la derecha. Un antiguo camino que debe ir a la masía y nosotros nos desviamos por la izquierda, un pequeño tramo por el monte, ya que queríamos seguir un sendero que aparecía en los mapas y que me había cargado en el gps. Lo localizamos enseguida y continuamos por él, ya metidos de lleno en un barranquito paralelo al de los Arcos.





Una delicia caminar por esta zona, con el suelo almohadillado y limpio y los árboles muy altos, mezclándose los pinos con los abetos. Y añadiendo la fragancia, porque aquí los pinos "huelen" y la manzanilla y el tomillo, y la lavanda, impregnando todo el ambiente de su aroma.







Cuando el caminillo se empezó a hacer difuso y ya estábamos en el Barranco de los Arcos, aún se apreciaba un senderillo que a veces se difuminaba y tratamos de seguir a mitad de altura, ya que después el lecho del barranco ascendería y vendría a nuestro encuentro. El caminar por aquí es muy sencillo y agradable ya que el monte bajo es muy ligero.












Llegamos al final del barranco y abocamos a una pista, pasando por encima un hilo de los que suelen llevar corriente para que no los crucen las vacas, pero que en ese momento no tenía tensión. Estábamos ahora en el Camino de los Palancares, donde seguimos por la izquierda.


Si te dicen que eres como un cardo borriquero, igual no es por lo que piensas... todo depende del punto de vista.



Al poco la pista se bifurcaba y tomamos de nuevo la de la izquierda, que nos llevaría de nuevo a través de otro bosque de abetos.






Como queríamos almorzar en el vértice del Pico de la Olmedilla, hubo un momento en que nos desviamos por la derecha para ir subiendo sin sendero, aunque puede ser más recomendable seguir por la pista hasta que se confluye con la senda de bajada, ya cerca de los acantilados y subir por allí. De todas formas, por aquí tampoco hay ninguna complicación.


Cuando llegamos al vértice es como si se acabara allí el mundo, un Finisterre cualquiera. Está situado en el mismo borde de las paredes de piedra y la extensión de territorio que se puede contemplar desde allí es inmensa.







Llegó el momento de los posados, eso sí, "robados" y es que el lugar no era para menos.









 

Con esas vistas de impresión nos dispusimos a almorzar en ese lugar.










Reanudamos nuestra marcha siguiendo el borde de los acantilados y mirando hacia atrás de vez en cuando para ver las enormes paredes rocosas por donde acabábamos de pasar.













 No hay marcas, pero hay un momento en que hay que bajar, así que nosotros lo hicimos por aquí. Tras un pequeño tramo de rocas sin complicación, se llega a una falda con pinos muy altos y ladera empinada pero cubierta sólo de pinocha por la que se baja muy bien.








En el fondo nos cruzamos con esta pista, que seguimos hacia la derecha. La pista se convierte en senda y nos intentamos acercar a una punta por la que desde lejos veíamos una senda, pero cuando ya estábamos casi en ella, desistimos y volvimos a la senda correcta. Seguro que había buenas vistas desde allí, pero como ya llevábamos las retinas cargadas con las de antes, no nos importó mucho renunciar a éstas.



El recorrido por la senda por momentos parece que nos alejaba de nuestro destino, el Barranco de Fuennarices, pues discurre en la dirección contraria, pero después llegamos a una pista con marcas del GR-8, la seguimos por la izquierda y al poco lo abandonamos por otra más en desuso, que continuaba recto.




Buen ejmplar de sabina albar.





Flor de rosal silvestre, tan bonita cómo afiladas sus púas.


 Vimos el Mas de la Lupia allá abajo a nuestra derecha y seguimos hasta llegar al Mas de las Lumbrarias, una masía muy abandonada pero con mucho encanto.









Continuamos la pista entre los campos de cereal que nos dejaban una estampa preciosa con sus choques de colores. Más tarde nos desviamos por la izquierda por la linde de uno de los campos, ya que al parecer el labriego se ha comido el trozo de senda al labrar (o es que la senda había usurpado sus campos, que también puede ser).






La senda que nos llevaba ya por el Barranco de Fuennarices era clara y veíamos el cauce del arroyo a nuestra derecha, en principio seco, pero poco a poco fuimos viéndolo correr y nos animaba el ruido del agua, por lo que nos daba esperanzas de que por la cascada cayera algo de ella.





Más adelante vimos unas barandillas de madera a nuestra derecha que son las que bajan a la zona de la Cascada de la Hiedra. Cuando llegamos a una especie de pequeño mirador desde donde ya se veía la parte alta de la misma, destrepamos unas rocas por la derecha y una sendita nos llevó a la base de la cascada, donde pudimos comprobar que todavía gozaba de una salud excelente.












Manuel Carlos y yo teníamos ganas de comenzar a aprovechar las pozas de las rutas para remojarnos y nos pusimos los bañadores y al agua.



El agua estaba "helada" y lo digo sin ningún tipo de exageración, pero valió la pena y lo disfrutamos.





Tras el momento baño y fotográfico subimos de nuevo a la senda y continuamos hasta la zona de la Fuente.





Alegría. Corría abundante agua de los tres caños de la fuente de Fuennarices. Me lancé a probarla y no creo recordar haber probado un agua más fría, a no ser cuando en verano lleno a veces mi botella de los deshielos de los neveros siempre que puedo. Estaba buenísima.






Desde detrás de la fuente nace un senderillo de ida y vuelta que se dirige al Barranco de los Arcos y lo seguimos  para visitar el Arco de Piedra.



El Arco de Piedra es una formación rocosa a la que la erosión ha dado momentáneamente  esta curiosa figura.





Tras las fotos volvimos a la fuente y nos remojamos los pies en la helada agua, que nos los repuso rápidamente. Fuimos a por uno de los coches y lo bajamos hasta aquí y, aunque habíamos acabado a una buena hora, las 13:30 con baño incluido,  nos dispusimos a comer en una de las mesas para alargar y aprovechar lo más que podíamos el disfrute de esta zona.







Ha sido una ruta sencilla y muy, muy agradable. El frescor que se respira y el aroma de los pinos, muy altos, que nos van dando sombra, es una maravilla. Elegimos no comenzar en el Puerto de San Rafael por dejar los coches cerca de la zona de la fuente donde pensábamos comer, pero también por no tener que pegarnos la caminata de subida hasta allí después de haber disfrutado de la cascada y de la fuente y preferíamos terminar saboreando las guindas de la ruta. Una maravilla. Ha sido todo un placer.











Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE


3 comentarios:

  1. Hola Pablo.

    Digan lo que digan, pero Teruel existe, y viendo rutas como esta yo cada vez estoy más enamorado de sus montes y parajes, este sábado ambos estuvimos por allí, nosotros en modalidad barranquera descendiendo y disfrutando de los magníficos saltos de agua de los Amanaderos de Riodeva.
    Tomo nota de este recorrido para próximas visitas a nuestra vecina aragonesa.

    Un saludo.

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  2. Hola Pablo.
    Magnifica ruta y tomo nota de la variante.El año pasado tuve ocasión de hacerla con mi mujer,desde el puerto de San Rafael,aunque primero bajamos hacia Fuennarices y la Cascada y nos encanto...En pascua de este año hicimos también una ''pequeña'' aventura uniendo La Atalaya y la cascada de la Hiedra.La verdad es que cada vez estoy mas enamorado(con permiso de mi chica...jejeje)de esta sierra turolense.Saludos.

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    Respuestas
    1. Hola Juane, creo que todas las variantes que se puedan hacer a las rutas de esta zona son gratificantes, porque es muy agradable caminar por allí. Volveremos.

      Un saludo.

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