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Este sábado la ruta propuesta era subir al Vértice Geodésico nº 178
en altura de la Comunidad Valenciana, Cabrera,
con 873 m de altitud y por proximidad también subiríamos al Vértice Cruz de Sax, nº 312 de la lista, con 528 m de altitud, ambos situados en el Término
Municipal de Sax, Alicante.
Para
llegar al punto de inicio seguiríamos la A-7 / A-35 hacia la Font de la Figuera.
Allí nos desviaríamos por la N-344 para empalmar con la A-31 y pasaríamos por
Villena y Sax. Nos saldríamos de la autovía por la salida 195 (Sax Norte). Al
llegar bajo las peñas del Castillo giraríamos hacia la derecha y aparcaríamos al lado
de las rampas de subida.
Cogeríamos
una senda que enseguida nos llevaría al vértice Cruz de Sax. Haríamos las fotos de rigor
y volveríamos a bajar para seguir la CV-830 que nos llevaría al punto de inicio de la ruta del verdadero vértice protagonista de la jornada.
En
esta ocasión seguiríamos una ruta del compañero GEOELX que nos haría subir a
buscar la cresta de la Sierra de Cabrera. Le teníamos ganas a este vértice ya que
nos llamaba mucho la atención lo escarpado que parecía su entorno pese a lo
pequeña que es la sierra cuando lo
veíamos desde los vértices de Peñarrubia y la Sierra de la Villa.
Comenzaríamos
dirigiéndonos hacia una cresta rocosa donde habría que hacer alguna sencilla trepadita y
llegaríamos al vértice. Bajaríamos al Camino de Tramasierras y después subiríamos
por una senda que nos acercaría a la base de los Picachos de Cabrera. Nos
acercaríamos a una chimenea y pasaríamos por una brecha a la otra parte, por
donde bajaríamos a tomar una pista que nos iría bordeando la Sierra de Cabrera
hasta llegar a los coches.
Aquí
podéis ver el vídeo de la Simulación de Vuelo sobre el track que he preparado
para que os hagáis una idea fiel del recorrido:
(
Esta semana, aunque parecía que íbamos a hacer la ruta solos, al final fuimos 6 los que la disfrutamos: Ángela, Ana, Quico, Rafa, Paco y un servidor.
Llegamos sobre las 8 a la base del Castillo de Sax, en Alicante y hubiéramos disfrutado de las vistas de un magnífico amanecer, pero una densa niebla cubría toda la zona.
Aparcamos enfrente de la verja de las rampas de subida al Castillo y cogimos la senda en ascenso, que enseguida nos llevaría al primer vértice de la jornada.
Aparcamos enfrente de la verja de las rampas de subida al Castillo y cogimos la senda en ascenso, que enseguida nos llevaría al primer vértice de la jornada.
En circunstancias normales, detrás de nosotros estaría la silueta del magnífico Castillo almenado de Sax, pero ahora no se distinguía nada más que un manto blanco.
Hechas las fotos testimoniales, volvimos a bajar a los coches y nos dirigimos al punto de inicio de la verdadera ruta, aparcando bajo unos pinos en las Casas de Soler. Allí la niebla permanecía igual, por lo que iniciamos nuestra andadura dirigiéndonos hacia la base de la deseada Sierra de Cabrera.
La pista ofrecía un leve ascenso. Iba clareando y detrás de nosotros quedaba un denso mar de nubes.
Ahora ya veíamos con claridad nuestros próximos pasos. Bordearíamos por la izquierda esa roca del fondo y después nos iríamos hacia la derecha para encarar la cresta.
Irresistibles imágenes del mar de nubes que quedaba detrás de nosotros.
Conforme ganábamos altura, lo hacía también en espectacularidad el entorno.
Aunque esta panorámica salió escorada hacia la derecha, me he resistido a enderezarla porque me parece que así tiene más profundidad.
La subida se tornó exigente, recordando aquello de que "Ningún camino fácil te llevará a algo verdaderamente interesante" y apareció ante nosotros otra imagen digna de recordar: la silueta perfecta de La Silla del Cid emergiendo del manto de nubes.
Al igual que esta imagen de las almenas del Castillo de Petrer dominando la niebla con toda la ciudad sumergida bajo ella. Espectacular.
Unas tímidas antenas también quisieron apuntarse al momento.
Llegamos a la base de la crestita, que tenía forma de lomo de dinosaurio. Desde la gran roca que sirve de referencia hay unos puntos azules y algunas flechas que indican una subida. Nosotros, tras pasar la roca las desestimamos, pues no nos llevaban hacia la cresta, sino que se iban hacia la izquierda, creo que siguiendo una aproximación al vértice más sencilla. Nosotros nos fuimos hacia la derecha para llegar cuanto antes al cordal. Cuando lo hicimos y la teníamos encarada nos detuvimos para tomar un respiro y admirar lo que aparecía al alcance de nuestras retinas.
Este es el aspecto de la dorsal. No ofrece mayor dificultad, ya que las trepadas son muy sencillitas, siempre teniendo en cuenta donde estamos y que hay que tener las debidas precauciones.
La sensación de las vistas a ambos lados os la podéis imaginar. Espero que las fotos os ayuden a trasladaros al entorno.
Hay momentos en que se puede elegir pasar por el lateral, cuando la cresta se afila, como hicimos nosotros en algún momento.
Ya teníamos a la vista el vértice geodésico y podíamos haber ido por la loma. Lo consulté con el grupo pero nadie quería perderse la siguiente cresta. Pues al lío.
Aunque las imágenes son muy vistosas y se disfruta el momento, cuando estás en el sitio no ofrece un riesgo exagerado, no es tan fiero el león como lo fotografían, sólo hay que ir con el debido respeto y precaución.
Estupenda panorámica con los Picachos de Cabrera en primer plano, a los que nos dirigiríamos a continuación y el valle ocupado por la niebla.
Allí abajo los Picachos de Cabrera, con más detalle.
Llegando al vértice, en la última crestita, habían puesto esta placa en memoria de un montañero fallecido en el Mont Blanc.
Llegamos al vértice, un mirador excepcional.
Detrás de nosotros la imagen de la Silla del Cid.
Allá abajo, Villena y la Sierra de la Villa, desde donde veíamos cuando estábamos allí, esta montaña y nos llamaba como a Ulises los cantos de sirenas.
Así veíamos la Sierra de Cabrera aumentada con el zoom cuando estuvimos en la Sierra de la Villa. Como para no venir.
Desde el vértice y un poco más a la derecha, el vértice de Peñarrubia y la Sierra del Fraile y más a la derecha la Sierra de la Argüeña, todas ellas visitadas y con grandes recuerdos de sus rutas.
Hicimos la foto del vértice teniendo como fondo el inicio de la Sierra de Salinas, donde en 2011 hicimos una ruta recorriéndola de parte a parte y subiendo a sus dos vértices, El Caire y La Capilla, ya casi en término de Murcia.
Aquí abajo teníamos nuestro próximo destino. Tras almorzar en el vértice con esas vistas, cogimos una senda que nos bajaría hacia allí y comenzaríamos a bordearlos por la derecha.
En algunos momentos hay que tomarse la bajada con precaución, ya que las pendientes son acusadas y hay algunos tramos de pedreras, que pueden ser divertidas o no, según le vaya a uno en suerte.
Llegamos a un pequeño valle y a una senda principal. Siguiendo esta senda hacia la izquierda nos cruzaríamos con el track de nuevo ahorrándonos el bajar, rodear y subir a los Picachos, pero eso no es lo que nos interesaba, sólo lo comento por si alguien se quiere tomar una escapatoria. Allí mismo vimos una cueva que por dentro parecía una vivienda, con varias habitaciones.
Nosotros cogimos la senda de la derecha, preciosa, que nos iría bajando hacia los campos cultivados, bueno, si es que se puede cultivar algo en este secarral de tierras muy calizas y de escasísimas lluvias.
Ya en la pista inferior la tomamos hacia la izquierda viendo la silueta de los Picachos.
En la base del más grande se observa una aguja o gendarme, al cual visitaríamos y después por la canal de la derecha subiríamos para cruzar a la otra parte.
Esta es la base de la aguja. Por aquí no hay salida. Hay que retroceder unos metros para encontrar el trazo de sendita que nos dirigiría hacia la canal de la derecha.
En la canal se pierde la senda, pero no hay ningún problema porque siempre hay sitios despejados para poder subir. Eso sí, la pendiente se las trae y es muy acusada.
Mirando hacia arriba veíamos una zona de rocas y esperábamos que pudiéramos cruzar por la izquierda de ellas.
Así fue, tras dejar un pino grande a la derecha, apareció ante nosotros el final y parte superior de la canal y comenzaba un nuevo descenso, también con mucha pendiente y con senda clara, en la que había que tener cuidado de no resbalar.
La bajada pierde la senda en algún momento pero no tiene ninguna complicación de seguimiento. Sólo hay que bajar, ya que al final se aboca en la senda principal a la que hacía referencia antes y que viene de la parte donde se encuentra la cueva visitada.
Ahora nos íbamos alejando de la zona de emoción y podíamos contemplar desde lejos, por dónde habíamos estado hace unos minutos.
Esta parte de la ruta es más anodina, ya que circula un tramo por asfalto y otro tanto por pistas, pero lo afrontamos de buen grado como pago justo por lo disfrutado.
Pasamos al lado de un chalet en el que se han gastado una pasta en todo su entorno, cuidando con esmero hasta los más pequeños ribazos y decorándolo con curiosas estatuas.
No faltaron también algunos tramos de senda espartana, por lo del esparto, vamos, y poco a poco fuimos volviendo a las Casas de Soler, donde teníamos los coches.
Una ruta que nos ha dejado muy buen sabor de boca por la maravilla de las vistas y lo emocionante de la crestita. Desmerece un poco la parte final de pistas para regresar a los coches, pero de algún modo hay que volver, aunque en el trayecto nos llenaba el que no dejábamos de comentar las muy buenas sensaciones que habíamos tenido en toda la jornada.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar los tracks de la ruta pulsando aquí:
PABLOONCE vértice Cruz de Sax.
PABLOONCE vértice Cabrera.
Podéis descargar los tracks de la ruta pulsando aquí:
PABLOONCE vértice Cruz de Sax.
PABLOONCE vértice Cabrera.
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