A estas rutas de final de temporada, con comida para celebrarlo incluidas, se suele apuntar mucha gente por aquello de despedirse todos de todos durante unos meses y celebrarlo con una comida y con risas, pero en esta ocasión el tamaño del grupo fue mediano, 20 senderistas, ya que coincidió que mucha gente tenía sus compromisos.
La temperatura se presentó muy buena, juntándose el frescor de la mañana con la vegetación de la zona umbría por la que circulábamos.
Siempre que camino por esta zona me impacta su particular vegetación, con los alcornoques descorchados y la tierra de rodeno. Pronto, y ya por costumbre, la cabeza empezó a tirar, lo que originó que el grupo se fraccionara en varios grupillos que iban en animada charla. Ahí tenemos a los avanzados esperando para reagrupar.
Los helechos se desarrollan en estos valles frescos y enormes sorprendiéndonos como si de repente nos hubiéramos metido en la página de otro libro que no tocaba.
Al llegar a un alcornoque con una gran verruga se oía pequeño rumor de agua y José Manuel se acercó a ver una pequeña poza en un paraje muy húmedo protegido por la sombra de un enorme castaño. Sí, verdes castaños, grandes helechos…, pero si parece Galicia. Pues no, es el barranco de la Mosquera y lo tenemos aquí al lado.
Aquí tenemos la abandonada Casa de la Mosquera y los perfiles de las montañas que tanto nos gustan.
Esta es la imagen de El Carrascal, un cerro que era una extensión de la ruta y que José Manuel, como siempre, quería coronar y así es cómo se veía desde la posición privilegiada en la que 6 avezados senderistas nos apostamos para cuidar las mochilas de los que subieron, a la fresca sombra de un alcornoque… ¡Difícil tarea!, en la que además nos preocupamos de que la mochila de uno de los más fuertes pesara más que antes para que no fueran tan rápidos. Lástima que se dio cuenta al meter la cantimplora y escuchar el “gong” del metal al chocar contra las piedrecitas de rodeno…¡¡Otra vez será!!
Una vez todos reunidos continuamos, ahora sí, el descenso por las laderas, algunas de las cuales ya presentan los colores del verano con sus amarillos y ocres.
Cuando llegamos a los coches nos dirigimos a una fuente para refrescamos y cambiarnos las camisetas antes de ir al Restaurante Millán, donde habíamos reservado para comer. La comida estuvo muy bien, aunque para mí y algunos otros el solomillo en salsa estaba demasiado cargado de vinagre, aunque otros lo devoraron. Ya se sabe, para gustos…..
En general todo muy bien, con constantes chanzas, risas y desfile de modelos por parte de Toni incluido.
Nos despedimos hasta la próxima temporada con el deseo de que muchos de los amigos que no han venido esta temporada o que no han coincidido todo lo que hubiéramos querido, tengan más libres los sábados y podamos reencontrarnos más a menudo.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podréis descargaros el track clicando aquí: ROCACOSCOLLA.
Pablo estoy de acuerdo con tu comentario en la cronica en todo, si cabe diria que para el proximo curso haber si algun@, suelta antes la sabana y se hecha al ruedo.
ResponderEliminarA l@s desaparecid@s nuestro mas sincero recuerdo.
Mari y Jose feliz verano
Menuda ruta!! Ya nos habria gustado ir, pero estabamos en Galicia de verdad y cuando llegamos nuestros pies no estaban para alegrias.
ResponderEliminarNos vemos la proxima temporada.
BSS