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"GR-7: Charco Herrero a El Reatillo o viceversa"
"GR-7: Charco Herrero a El Reatillo o viceversa"
Esta semana tocaba acompañar a Kiquet en su etapa nº 11 del GR-7 a su paso por la Comunidad Valenciana.
A la cita acudieron Mari y Jose, Carmen _K, Belén, Kiquet, José Vicente (amigo de Kiquet), Manuel Carlos y un servidor. Nos dividimos en dos grupos para solucionar el tema de los coches y en nuestro grupo fuimos Kiquet, Manuel Carlos y yo, que lo hicimos en el sentido que tenía más desnivel, o sea, al revés, desde El Reatillo hasta Villar de Tejas. Nos quedó el hueco de Juan Carlos, que no pudo venir y que lo hubiera disfrutado.
Como vamos adecuando las etapas a nuestra conveniencia, la anterior la terminamos en Charco Herrero, pero sabedores de los grandes charcos que nos encontramos la otra vez en las pistas de aproximación al lugar y que esta semana había llovido mucho más, decidimos que el punto de inicio/final sería en la misma población de Villar de Tejas.
Las previsiones oficiales, como siempre, eran catastrofistas y decían que íba a caer la del pulpo y como se viene comprobando, cada vez son menos fiables. Como ya les han pillado en varias ocasiones y les han leído la cartilla de que alguna vez no habían avisado de la gravedad de la situación, ahora siempre se ponen en lo peor y así, si ocurre, pues ellos ya lo habían predicho y si no ocurre, pues mejor, ¿no? ¡Pues no! Hay que tener en cuenta que esto de las predicciones es como las del Tarot, que no es una ciencia exacta. Al final pasará como en el cuento del lobo... "tantas veces decir que viene el lobo y era mentira, que cuando venga de verdad no les van a hacer caso"... en fin...
Pasaban unos minutos de las 7 de la mañana cuando comenzábamos a andar desde las cuatro casas que componen la aldea de El Reatillo. Mientras veníamos el cielo estaba despejado pero aquí había plena oscuridad ya que el cielo estaba completamente cubierto, aunque sin rastro de lluvia y tuvimos que hacer uso de los frontales.
Los 10 grados del termómetro tampoco daban la sensación térmica de ello, ya que no hacía nada de viento, por lo que enseguida los polares volvieron a la mochila.
A la cita acudieron Mari y Jose, Carmen _K, Belén, Kiquet, José Vicente (amigo de Kiquet), Manuel Carlos y un servidor. Nos dividimos en dos grupos para solucionar el tema de los coches y en nuestro grupo fuimos Kiquet, Manuel Carlos y yo, que lo hicimos en el sentido que tenía más desnivel, o sea, al revés, desde El Reatillo hasta Villar de Tejas. Nos quedó el hueco de Juan Carlos, que no pudo venir y que lo hubiera disfrutado.
Como vamos adecuando las etapas a nuestra conveniencia, la anterior la terminamos en Charco Herrero, pero sabedores de los grandes charcos que nos encontramos la otra vez en las pistas de aproximación al lugar y que esta semana había llovido mucho más, decidimos que el punto de inicio/final sería en la misma población de Villar de Tejas.
Las previsiones oficiales, como siempre, eran catastrofistas y decían que íba a caer la del pulpo y como se viene comprobando, cada vez son menos fiables. Como ya les han pillado en varias ocasiones y les han leído la cartilla de que alguna vez no habían avisado de la gravedad de la situación, ahora siempre se ponen en lo peor y así, si ocurre, pues ellos ya lo habían predicho y si no ocurre, pues mejor, ¿no? ¡Pues no! Hay que tener en cuenta que esto de las predicciones es como las del Tarot, que no es una ciencia exacta. Al final pasará como en el cuento del lobo... "tantas veces decir que viene el lobo y era mentira, que cuando venga de verdad no les van a hacer caso"... en fin...
Pasaban unos minutos de las 7 de la mañana cuando comenzábamos a andar desde las cuatro casas que componen la aldea de El Reatillo. Mientras veníamos el cielo estaba despejado pero aquí había plena oscuridad ya que el cielo estaba completamente cubierto, aunque sin rastro de lluvia y tuvimos que hacer uso de los frontales.
Los 10 grados del termómetro tampoco daban la sensación térmica de ello, ya que no hacía nada de viento, por lo que enseguida los polares volvieron a la mochila.
Comenzamos a caminar, como no, al lado de una valla de un coto de caza. Llevamos recorrida mucha montaña y por toda la Comunidad Valenciana pero éste el el único punto en que hemos visto que le han puesto vallas al monte. Todo está lleno de cotos de caza con unas vallas de 2 metros de altura y sin porteras por la que pasar, sino cerradas con cadena y candado. Comenzamos andando a lo largo de una de ellas y más tarde nos dimos de cara con una gran puerta cerrada con candado en la que decía "Finca el Valiente" y el GR continuaba a través de ella. Tuvimos que pasarla por un lateral y continuamos por la ancha pista, paralelos al Barranco de Mardaniz.
El Sol comenzaba a levantarse por el horizonte e incluso nos brindó algún rayo durante la mañana. Vimos abajo uno de los exagerados puestos de caza y pensamos que lo de "valiente"....
Pasamos cerca de la Casa del Valiente, que dejamos a la izquierda y más tarde nos encontramos con que el track nos decía que siguiéramos por la pista, aunque a lo lejos vimos que se debía atravesar otra puerta metálica. En cambio, las marcas nos sacaban de la pista y nos llevaban por una senda. Decidimos en ese momento seguir las marcas y fue una de las partes más bonitas de la ruta al atravesar una pinada por un estrecho senderillo. Se nota el poco paso por la zona porque las coscojas y los romeros van creciendo para taparlo, pero aún se puede pasar bien. Siguiéndolo, llegamos a una pista y por inercia continuamos hacia abajo, aunque vimos una cruz. En ese lugar debíamos haber continuado hacia arriba y a la derecha por la pista, pero nosotros continuamos hacia abajo y al llegar a la curva no vimos marcas y decidimos seguir por una especie de sendita que después se perdió. Sí, ya sé, todo menos volver, jeje. Consultamos los GPS y vimos que como habíamos dejado el track allá en la pista y también las marcas, debiamos ahora remontar una loma bastante cerrada para recuperarlas.
En este tramo, mientras nos abríamos paso entre los altos romeros, estuvimos bromeando con Kiquet, diciéndole que tenía que haber venido Juan Carlos para apoyarnos y así hacerle ver a Kiquet que nuestros tramos suelen ser aventureros y se salen a veces de lo marcado, pero es en los que disfrutamos más. La etapa anterior había venido también en nuestro grupo, pero como no pasó nada y seguimos el recorrido marcado, le decíamos que eso no era lo normal, que así no nos gustaba y que no teníamos la emoción de la aventura. Ahora sí que le tocó vivirla a él también.
En este tramo, mientras nos abríamos paso entre los altos romeros, estuvimos bromeando con Kiquet, diciéndole que tenía que haber venido Juan Carlos para apoyarnos y así hacerle ver a Kiquet que nuestros tramos suelen ser aventureros y se salen a veces de lo marcado, pero es en los que disfrutamos más. La etapa anterior había venido también en nuestro grupo, pero como no pasó nada y seguimos el recorrido marcado, le decíamos que eso no era lo normal, que así no nos gustaba y que no teníamos la emoción de la aventura. Ahora sí que le tocó vivirla a él también.
Enlazamos más arriba con el track y con las marcas y continuamos hasta que llegamos al paraje del Cañón del Reatillo. La fina senda discurre entonces paralela al pequeño arroyo que estaba practicamente seco salvo alguna poza que quedaba, pero el lugar es encantador.
Continuamos y nos vimos ante otra tesitura. Las marcas seguían por un lado y el track por un sitio imposible. No sé de donde había salido este track en esta ocasión pero en adelante seguiremos los de Bornem, que son los que normalmente utilizamos y que se ha recorrido todo el GR 7 desde Andorra hasta Tarifa.
Era un punto conflictivo, porque estábamos a punto de cruzarnos con el otro grupo y si ellos seguían el track y nosotros las marcas y ambos trayectos se separaban, no nos cruzaríamos y debíamos verles para intercambiarnos las llaves de los coches.
Como el track no lo podíamos seguir desde aquí, decidimos seguir las marcas que nos llevaban en ascenso subiendo en zetas por una pronunciada ladera. El paso era rápido para intentar llegar a ellos antes de que bajaran. Encendimos los walkies y conseguimos localizar a Jose quien nos dijo que estaban arriba de la montaña, casi asomados al barranco y que habían seguido el track. Nos dio una buena referencia, ya que nos comunicó que estaban sobre la línea que delimita el término. Nosotros les dijimos que íbamos por las marcas del GR y que se quedaran donde estaban.
Cuando llegamos arriba y casi a la línea del término en nuestros GPSs, tiramos hacia la derecha para seguirla y encontrarlos. El monte aquí también era tupido y continuamos con las bromas con Kiquet, que decía que esto no era ya trocha, sino selva pura y dura. Encontramos una cota por donde ya pudimos circular mejor y llegamos hasta donde estaban los demás y allí decidimos almorzar contándonos las bromas y mutuas odiseas.
Era un punto conflictivo, porque estábamos a punto de cruzarnos con el otro grupo y si ellos seguían el track y nosotros las marcas y ambos trayectos se separaban, no nos cruzaríamos y debíamos verles para intercambiarnos las llaves de los coches.
Como el track no lo podíamos seguir desde aquí, decidimos seguir las marcas que nos llevaban en ascenso subiendo en zetas por una pronunciada ladera. El paso era rápido para intentar llegar a ellos antes de que bajaran. Encendimos los walkies y conseguimos localizar a Jose quien nos dijo que estaban arriba de la montaña, casi asomados al barranco y que habían seguido el track. Nos dio una buena referencia, ya que nos comunicó que estaban sobre la línea que delimita el término. Nosotros les dijimos que íbamos por las marcas del GR y que se quedaran donde estaban.
Cuando llegamos arriba y casi a la línea del término en nuestros GPSs, tiramos hacia la derecha para seguirla y encontrarlos. El monte aquí también era tupido y continuamos con las bromas con Kiquet, que decía que esto no era ya trocha, sino selva pura y dura. Encontramos una cota por donde ya pudimos circular mejor y llegamos hasta donde estaban los demás y allí decidimos almorzar contándonos las bromas y mutuas odiseas.
Tras la foto de grupo, seguimos todos juntos hasta donde estaban las marcas y ellos se fueron en un sentido y nosotros en el otro. Llegamos a una pista que ya no dejamos hasta el final.
Pasamos por el refugio de las lomas, que estaba lleno de cazadores y seguimos con nuestro camino.
Más tarde pasamos al lado de unos viñedos que ya estaban perdiendo la hoja y en los que aún pudimos encontrar algunos racimillos de uva que estaban muy dulces y donde estuvimos entretenidos un buen rato comiendo de aquí y de allá.
Llegamos a Villar de Tejas a las 13:05 y vimos que nos habían aparcado el coche en un lugar estratégico, en la plaza, que disponía de fuente, bancos y hasta un bar, aunque se encontraba cerrado. Procedimos al baño de pies y de botas (que estaban embarradas) y dimos por finalizada esta etapa que ha tenido su aliciente.
Una etapa que nos ha dejado un buen sabor de boca por la aventura con que ha sido salpicada. De lo contrario hubiera sido casi todo un caminar por pista. Lamentable que todo este parcelado con vallas que impidan la libre circulación por el monte. Se ha optado aquí por cerrar todo a las bravas sin dejar ningún paso y olvidar las costumbres ancestrales que aún perduran en la zona norte de Castellón, donde aún se complementa el uso de las explotaciones ganaderas con el derecho de paso de las personas y existen porteras cada tanto por las que se puede cruzar.
Bonito el tramo de el cañón del Reatillo, la vista de grandes pinadas que todavía quedan por aquí y muy dulces las uvas que pudimos probar. Una ruta en la que nos lo hemos pasado bastante bien y en la que si hubiera llovido, pues nada, a dejarla caer, que buena falta hace y la hubiéramos pateado saltando al ritmo de la música como en la siguiente canción de Shania Twain.
Bonito el tramo de el cañón del Reatillo, la vista de grandes pinadas que todavía quedan por aquí y muy dulces las uvas que pudimos probar. Una ruta en la que nos lo hemos pasado bastante bien y en la que si hubiera llovido, pues nada, a dejarla caer, que buena falta hace y la hubiéramos pateado saltando al ritmo de la música como en la siguiente canción de Shania Twain.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track pulsando aquí: PABLOONCE
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