Teníamos por delante un día magnífico y a las 7:40 ya estábamos comenzando a caminar. A la cita habían acudido Mari, Pili, Ana, Manuel Carlos, Jose y un servidor. Habíamos aparcado nuestros coches en el Área recreativa de la Font de Baix, antes de llegar a Millena, Alicante. Es un sitio estupendo que dispone de fuente, lavadero, mesas, sombra y paelleros.
Comenzamos haciendo un extra. Seguimos la carretera por la que habíamos venido, caminando entre un cañón rocoso en el que tuvieron que abrir paso para la carretera a golpe de barrenos. Una preciosa media luna en un cielo totalmente despejado nos observaba desde lo alto.
Al poco ya teníamos a la vista el promontorio inexpugnable donde habían construido el Castillo de Travadell.
El Castillo del Travadell, fortaleza de origen musulmán, debió ser ocupado por la Corona de Aragón entre 1245 y 1248, sirviendo de enlace entre los castillos de Cocentaina y Planes.
Ésta sería la primera de las muchas veces que veríamos el Montcabrer en esta jornada.
Por su posición dominante recibía los primeros rayos del Sol. Abajo se aprecia el castillito de Cocentaina.
La ascensión es corta pero empinada y había que ir siguiendo los rastros de una senda difusa.
La primavera ya ha llegado a las montañas y a esta zona especialmente, ya que proliferan los almendros y los hemos encontrado todos en flor y con distintas tonalidades, por lo que esta crónica de hoy será un poco "rosa".
La ubicación del castillo se las trae, literalmente colgado de las paredes rocosas. Siempre nos preguntamos cómo harían para realizar estas construciones en estos lugares tan inhóspitos y con los medios de la época.
Panorámica del Montcabrer recibiendo los primeros rayos de sol de la mañana.
¡¡Conquistado!! Aquí las fotos que lo demuestran y lo celebramos con una copita de pacharán casero de Jose.
Ahora tocaba bajar por el mismo sitio. Hay que tener cuidado porque debido a la inclinación se puede producir algún resbalón.
Llegamos a la carretera y volvimos sobre nuestros pasos. La idea original era seguir el trazado que hizo aquí Picozorrubio, cruzar la carretera y caminar por una senda que va por encima de la pared rocosa y así hacerlo más variado, pero la subida y bajada al castillo entretiene y teníamos muchas más cosas previstas, así que decidimos volver por la vía más rápida.
Regresamos a la Font de Baix y desde ahí mismo nace la empinada senda que nos subiría hasta lo alto de la Sierra de la Almudaina. Mirando a la derecha tuvimos la suerte de poder ver una desperezante estampa de la población de Millena, todavía sumida entre las brumas.
Se puede apreciar la inclinación de la senda sin necesidad de utilizar el transportador de ángulos, jeje.
En la tregua que nos dio un llano de la senda, nos paramos a recuperar algo de aire mirando hacia el Montcabrer.
Como se puede comprobar tuvimos mucha suerte con la claridad de este día, que nos permitió disfrutar, esta vez sí, de las vistas que nos merecíamos.
Campos de almendros y la Serrella al fondo.
Aquí tenemos a la Sierra de la Serrella en toda su extensión. Es paralela a la Sierra de la Almudaina y lo mismo le ocurre a la Sierra de Aitana, que estaba justo detrás.
Al llegar a la parte alta, el desnivel se suavizaba mucho y había que seguir la senda, bien definida, aunque sin marcas de ningún tipo, que daría después un rodeo hacia la izquierda para llevarnos hasta el vértice.
Las antenas de Aitana asomaban por encima de la Sierra de la Serrella. Detrás aún estaba el Puigcampana, pero como estábamos más bajos que esas sierras, no lo pudimos llegar a ver.
A la derecha ya teníamos el vértice esperándonos. En algún momento pensamos en que podríamos ver allí a nuestro amigo Viçent, como en otras ocasiones.
Al llegar a la parte más alta nos encontramos con el Benicadell frente a nosotros.
Y en esta panorámica pudimos meter al Montabrer, al Benicadell y al fotógrafo en la misma imagen.
Un poco más a la derecha asomaba también la Sierra de Bernia, que tampoco se quería perder el festín visual.
Y, como no, una de las mejores estampas de la Sierra Mariola y el dominante Montcabrer que, desde aquí podía observarse en toda su extensión.
Con esta panorámica de 360 grados forcé la entrada de todo lo que se veía alrededor nuestro. Se aprecia mejor en el vídeo que me quedé haciendo cuando los demás ya habían emprendido la marcha. Una pasada. Como decía la niña del anuncio de una compañía de seguros: "Desde aquí se veía todo, todo y todo".
Es un punto estratégicamente situado y desde el que se pueden distinguir claramente muchos de los colosos de la zona de Alicante. Todos reunidos en un mismo punto, como si hubieran acudido a nuestra llamada.
A continuación volvimos otra vez hasta un cruce anterior y nos dispusimos a recorrer la parte alta de la Sierra de la Almudaina.
Aquí la vista se nos dividía, ya que estábamos a caballo (y nunca mejor dicho) de las vistas de la Serrella por la derecha y del Benicadell por la izquierda.
El embalse de Beniarrés, en las faldas del Benicadell.
En esta panorámica, Montcabrer, Benicadell, Embalse de Beniarrés y a la derecha del todo el Monduver.
Acercándola con el zoom podíamos ver allá abajo la población de Benialfaquí, con el zigzagueante calvario hacia su Ermita.
Espectacular la Serrella al fondo, ahora que comenzábamos la bajada en dirección a ella.
A nuestra izquierda, también traído con el zoom, vimos este curioso castillete.
Creía que iba a estar peor esta sendita pero fue una maravilla. Estaba perfectamente limpia y nos fue bajando sin ningún problema.
Al llegar a la zona de Benimarcho teníamos que enlazar con una pista inferior y la tarea no se presentaba sencilla.
Veíamos abajo un barranco y desde donde estábamos el desnivel era insalvable. Al fondo veíamos un campo de almendros florido y la pista que a nosotros nos interesaba seguir. Continuamos un poco sin senda definida hasta que vimos una vaguada formada por terrazas olvidadas donde antiguamente cultivaban olivos. Las aliagas habían tomado posesión de la zona y nos tuvimos que hacer paso entre algunas.
Fuimos descendiendo de terraza en terraza y llegamos por fin a una pista. Ahora viéndolo desde la comodidad de casa, se me ocurren varias opciones, aunque la que hicimos nos pareció divertida y aventurera, pero no es por donde habría que bajar. Una más segura es no bajar por ahí, sino dirigirse antes de abandonar la senda y a la vista de una casa con tejado rojo, a la carretera y unir más tarde con el track, con la comodidad de un avance sin problemas... pero también es un poco más aburrido.
Cuando llegamos a la pista no acabó todo, porque aun teníamos que salirnos de ella y descender más entre terrazas de almendros. En éstas no había aliagas, por lo que sólo teníamos que buscar el mejor sitio para ir bajando. También esta bajada se puede evitar continuando por la pista, que nos llevaría a la carretera de antes y después enlazar con el track. Como veis las posibilidades son muchas, así cada uno puede elegir la que quiera.
Había anticipado que esta crónica sería un poco "rosa", pues ahí viene, ya que estas montañas están plagadas de almendros, como no podría ser de otra forma encontrándonos tan cerca de Alcoy y de sus afamados turrones. La primavera ha llegado en tromba y todos los almendros estaban floridos, lo que daba al monte un colorido precioso.
Almendros en flor y al fondo empinadas pedreras de la Serrella.
Ya teníamos casi a tiro la pequeña población de Balones. Habíamos enlazado con el track previsto y continuamos ahora por una pista asfaltada.
En una de las revueltas nos salimos de la pista asfaltada por la izquierda, ya que aquélla al final se acaba en ninguna parte y continuamos siguiendo los rastros que usa el tractor entre las terrazas de almendros hasta seguir una estrecha senda que nos llevaría hasta otros campos y de ahí a la Fuente llamada Font de Baix por los de Balones, con un agua muy fresca.
Llegamos al pueblecito de Balones, lo cruzamos por sus calles y al salir de él vimos esta curiosa formación parecida a un anfiteatro cobijado por una concha gigante.
Enfrente continuábamos teniendo la impresionante Serrella, que ahora nos mostraba en sus laderas una congregación de "frailecillos" y algunas pedreras difícilmente descendibles por su inclinación.
En otra revuelta de la pista vimos las rocas por donde debe discurrir una bonita cascada en época de lluvias y enseguida, a la izquierda, la caseta de donde sale la Font del Cosí, también con agua.
Llegamos a Millena, que también atravesamos, dirigiéndonos hacia su Iglesia que posee un precioso campanario. El mismo que habíamos fotografiado en las primeras horas de la mañana envuelto en las brumas.
En la plaza de la Iglesia se encuentra este enorme olmo, de los que quedan muy pocos, de más de 300 años de antiguedad y con un perímetro de tronco de más de 5 metros.
A continuación llegamos al final de nuestro recorrido, llegando de nuevo al Área recreativa de la Font de Baix, donde nos refrescamos en su fuente y lavadero y nos dispusimos a comer al sol en una de las mesas.
Una ruta preciosa y que tiene alicientes que la van haciendo amena en todo su recorrido. Recomendable la visita al Castillo de Travadell y cuidado en la bajada por su inclinación. Las vistas en todo el recorrido pero en especial desde arriba del vértice son impresionantes. Es un lugar como el centro de un círculo desde donde pueden verse casi todos los grandes colosos montañeros de la provincia de Alicante ¡Sensacional la impresión de estar allí arriba! y más si has pateado todos ellos y los vas identificando y si no, pues puede servir de acicate para que otros se propongan visitarlos. También llamar la atención sobre el tramo de bajada que nosotros hicimos desde la zona de Benimarcho que habría que hacer de otra forma y que, si se quiere, es fácilmente evitable como he comentado antes en la crónica.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE
Vaya segunda parte más chula, yo me comí la "piedra" por prisa, aún me pasa poco, y vosotros el "pastel" nunca mejor dicho. Fantástica la ruta y el reportaje, saludos nos vemos.
ResponderEliminarMari y Jose.
Chulísima. Lástima que no os pudiérais quedar hasta el final. A ver si hay más suerte con las próximas y podéis hacerlas enteras, que vosotros las disfrutais mucho.
Eliminar¡Joder Pablo!, lo tienes todo previsto, y casi siempre vas y aciertas jajaja...., madre mía como estaban los campos, es la ruta más florida que nos has mostrado, una maravilla.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Simón. Intento llevar previsto la mayoría de los imprevistos pero una cosa es la teoría y otra la práctica y ahí la montaña es la que tiene la última palabra y nos sorprende, aunque afortunadamente casi siempre para bien. A pesar de intentar planear bien las cosas, en la vida siempre hace falta un poco de suerte. Como digo en la cabecera del blog: "Sols un poc de sort... y que la vida ens doni un camí ben llarg".
EliminarUn abrazo.