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Este sábado la ruta propuesta era subir al Vértice Geodésico nº 217
en orden de altura de la Comunidad Valenciana, Cucala, con 405 m de altitud situado
en el Término Municipal de Borriol, Castellón.
En
esta ocasión me basaría casi completamente en un track de Xavi (Goterris) de una
ruta que hicieron hace un par de meses. Aquí podéis ver su explícita crónica de esa ruta. Nosotros la haríamos al revés que ellos,
en sentido contrario a las agujas del reloj, para superar la mayor elevación al
inicio, lo que de esta manera nos permitiría almorzar en el Vértice. También le
cambié un tramo para ir por una pista entre pinos y así no acercarnos y no pasar al lado del corral de los toros bravos.
Ni siquiera los veríamos. Nos acercaríamos a visitar la Cueva de las Herrerías y dando un pequeño rodeo evitaremos un tramo muy denso de matorral por donde bajaron ellos, punto en el que fui aconsejado por el mismo Xavi.
Saldríamos
de Borriol y subiríamos a la zona de la Cueva de las Herrerías. La visitaríamos y subiríamos al Vértice
Cucala, continuando por la senda del cordal. Bajaríamos por ella y subiríamos al
Abeller. Pasaríamos por el exterior de la Urbanización de la Lloma. Nos dirigiríamos a la zona próxima a Cinglos del Cucala, por donde hay una escuela de escalada y por
el Camino de las Ermitas volveríamos a Borriol.
En un día que se planteaba estupendo, sin demasiado frío de inicio, sin viento, completamente raso y con un sol radiante acudieron a la cita Ángela, Mari, Pili, Ana, Jose, Miguel Arce, Quico, Paco Escrivá, Mariano, Manuel Carlos, Paco y un servidor.
Aparcamos en la parte de arriba de la fuente, al lado de la paleta indicadora de una senda. La intención era comprobar si esa fuente de muchos chorros podríamos aprovecharla al final de la ruta, pero no pudo ser porque la fuente es completamente inútil y no cumple su función. No tiene agua.
Pasamos entre las fábricas de muebles e dirección a la zona del cementerio y enfilamos la pista.
Al rato vimos un panel indicativo de rutas habilitadas por la zona.
Las pistas de tierra iban estrechándose por otras más en desuso hasta convertirse en senda.
Llegamos a un panel indicativo que nos mostraba que la Cueva de las Herrerías estaba allí al lado y nos acercamos a visitarla.
Lo que parece en principio un agujero en realidad es la entrada a una cueva con una gran sala, en la que un tal Juanvi se había atrevido a firmar su fechoría para que todos los que pasáramos por aquí nos acordáramos de él y pudiéramos odiarlo un poquito cada vez.
Continuamos nuestro recorrido y pronto vimos unos puestos de Tiro de Pichón bien acondicionados.
Cogimos ahora una senda que nos iría subiendo ahora por un tramo un poco más exigente siguiendo el recorrido de las torres de electricidad y que nos llevaría al Collado superior.
Una vez arriba pudimos ver la parte del mar con sus reflejos dorados y expandir la vista en ese día tan claro.
Continuamos hacia la derecha para subir la loma donde se encontraba el Vértice Cucala.
A lo lejos y con la cara lavada se nos mostraba el Penyagolosa. Si hoy hubiera estado nevado habríamos estado allí.
Nos apartamos un poco del vértice para situarnos en un sitio privilegiado para almorzar con vistas. Se estaba allí de maravilla, tanto por la temperatura y las vistas del paisaje como por las vistas de las viandas que salían de las mochilas. Flotaba en el ambiente el chiste aquel en que el oso le dice al cazador: "Usted no viene aquí a cazar". Pues eso.
Seguimos después por el cordal de la Sierra para bajar de ella.
Al fondo se veía el montículo del Abeller con sus canteras de piedra abandonadas, adonde nos dirigíamos ahora.
A subir.
Al llegar a la cantera nos detuvimos a observar los cortes que hacían en la roca.
Después de la tormenta viene la calma y después de la subida, la bajada. descendimos ahora del Abeller por una zona entre terrazas. Nos quedamos sorprendidos por lo bien que estaban dispuestos los ribazos, que ofrecían escalones de piedra para que fuera cómodo el tránsito entre ellos.
Y así, con esta bonita bajada llegamos al Mas de Sopes. Una masía abandonada de una planta fenomenal.
Aún nos quedó un tramo de disfrute circulando por encima de la Lloma ya de cara hacia Borriol.
Con nuestra manía de buscar parecidos, Paco capturó esta imagen de una garrofera, a la que tituló "El Grito" (¡¡¿pero Juanvi, que has hecho?!!) por su parecido con el original cuadro de Munch.
Enfrente teníamos ya las paredes donde disfrutan los de la escuela de escalada y si afinamos la vista (o nos aprovechamos del zoom de la cámara) podremos ver a la gente enganchada por las paredes.
Volvimos a enlazar con la pista que habíamos recorrido al principio de la mañana y por ella volvimos a los coches.
Os dejo aquí con otro Capítulo de "Las Flores de Paco", que cada semana se supera a sí mismo con las macros.
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