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sábado, 27 de febrero de 2016

0288 - Vértices Geodésicos C.V.: Viudo (591m ) La Toscana Valenciana / A+ 402 m / 15,24 km

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Este sábado la ruta propuesta era subir al Vértice Geodésico nº 288 en altura de la Comunidad Valenciana, Viudo, con 591 m de altitud,  situado en Mogente, Valencia.

Es un cómodo y sencillo recorrido que hicieron Paco, Mari y Jose hace unas semanas. La zona es llamada la Toscana Valenciana y comprende el triángulo que forman las poblaciones de La Font de la Figuera, Moixent y Fontanars dels Aforins. La alusión a la Toscana vendrá por la cierta similitud en los paisajes de viñedos y sus mezclas de colores y también porque se están elaborando en la zona buenos vinos intentando seguir métodos antiguos y tradicionales.


Comenzaríamos la ruta atravesando una llanura para dirigirnos a las pequeñas elevaciones que veríamos a lo lejos, donde se sitúa el Vértice Viudo. Continuaríamos la senda que nos haría descender de nuevo a la llanura y la volveríamos a cruzar por otra pista en sentido contrario.

 
Veríamos ahora enfrente las lomas de La Bastida de les Alcusses. Cuando llegáramos a su base nos desviaríamos hacia la derecha para visitar la bodega del Celler del Roure, instalada en una vieja casa del siglo XVII. A continuación seguiríamos una senda que nos subiría a Les Alcusses y pasaríamos por el poblado ibérico. Bajaríamos por una bonita senda abarrancada y llegaríamos a los coches.

Aquí podéis ver el vídeo de la Simulación de Vuelo sobre el track que he preparado para que os hagáis una idea fiel del recorrido:



A la cita acudieron Mari, Conchín, Ángela, Pili, Ana, Jose, Kiquet, Paco Escrivá, Nolo, Paco, Quico, Manuel Carlos y un servidor. El día que nos tocó era de los de quedarse en casa, con alerta por lluvia y nieve en casi todas las provincias, pero nosotros planificamos la ruta y el tiempo...el que haga. Nunca se sabe como al final engranan todos los factores y el resultado siempre es distinto y, para nosotros, atractivo.

 
 
Aparcamos debajo del albergue, en la explanada donde tienen la pista americana y la zona de juegos, volvimos a la carretera y nos pusimos a cruzar la campiña.

 
 
Desde el primer momento y a pesar del día tan desapacible, resultaba notoria la comparación con la Toscana y si no, juzguen ustedes mismos. Y eso que no era la época más apropiada. Habrá que ver esta zona de aquí a un mes, en plena primavera o en otoño con la mezcla de las tonalidades ocres.

 
 
 

 
Llegamos a las laderas de las pequeñas elevaciones donde se encuentra el vértice Viudo y comenzamos a caminar entre pinos.

 
 
Al llegar a unos campos con la pinada a la derecha, unos optamos por meternos por el monte a través, en el que se caminaba muy bien y el resto lo hizo por la pista de la derecha y  más tarde cogieron una senda que les subió hasta el vértice.

 
 
 
 
 
 
Hechas las fotos de rigor bajamos por una senda hasta los campos y vimos a lo lejos cómo las labores de labranza se habían comido el camino y nos fuimos hasta allí para pasar por el lateral.

 
Por fortuna aún queda una especie de zanja por la que se puede caminar muy bien.

 
Llegábamos ahora a la Casa de las Cañadas. Hay muchos pozos por la zona con un aspecto particular. Al que me asomé era muy profundo, disponía de corriola con polea, gancho para dejar el cubo y una pequeña pileta en el lateral interior del pozo para echar el agua y que caiga a un abrevadero adosado.

 
 
 
 
Los campos de cereal se encontraban bastante atrasados debido a la falta de lluvias.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ante nosotros se sucedían los campos de vides perfectamente alineadas, simulando el cementerio de Arlington.


 
 
 
Una que vez que volvimos a cruzar la campiña en sentido contrario, llegamos a la base de la loma de Les Alcusses, también alfombrada de pinos. Nos fuimos hacia la derecha siguiendo la pista.

 
 
 
Ante nosotros estaba la masía del Celler del Roure, donde están creando unos vinos de muy buena aceptación y están intentando innovar volviendo a lo antiguo, aunque parezca una contradicción, ya que están creando cavas y enterrando enormes barricas de barro para fermentar allí sus caldos. Nosotros habíamos llamado antes para concertar una visita guiada y una cata pero nos dijeron que estaban completos hasta dentro de dos semanas, pero si alguien lo planifica con tiempo seguro que se disfruta de una experiencia muy agradable.



 
 
 
Como en aquel momento por allí no se veía a nadie a quien pedir permiso, nos permitimos el uso de una mesa de madera situada bajo un cañizo para proceder a almorzar. Cuando habíamos ya terminado vimos a un operario de la finca y estuvimos hablando un poco con él.

 
Volvimos un poco sobre nuestros pasos y en un momento que no está muy claro nos salimos de la pista por la derecha para ir a la búsqueda de una sendita. Enseguida aparecía con mas claridad y nos subiría a lo alto de la loma de Les Alcusses.

 
 
 
 
 
Los pinos de vez en cuando nos ofrecían estas magníficas ventanas, cuya belleza no conseguía ocultar el brumoso día que nos había tocado en suerte.



 

 
 
Así, subiendo, llegamos al poblado ibérico.

 
Como se aprecia en la imagen de este croquis, el poblado fue muy importante y es de los más extensos que hemos podido visitar. Si bien el de Castellar de Meca es más impresionante, aquél presenta un aspecto totalmente abandonado y éste, en cambio, está muy cuidado y se respeta su valor histórico.

 
 
 
A la entrada del poblado, guardándolo, el Guerrero de Moixent. Nos dirigimos a la entrada y comenzamos la visita.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Allí nos encontramos con Vicent, al que algunos ya conocían y que se ocupa de tareas de restauración y nos estuvo explicando algunos detalles.

 
 
 
 
 
 
 
¿Se parece o no se parece a La Toscana?

 
 
 
Comenzamos el descenso primero por un tramo de carretera y enseguida nos salimos por la derecha para seguir una estrecha y bonita senda que nos bajaría hasta el barranco, accesorio del de La Bastida que nos vendría más adelante por la diestra.

 
 
 
Van Gogh aquí también habría pasado entretenidos momentos con su pincel.

 


 
 

Llegamos al frondoso lecho del barranquito y circulamos por él siguiendo la zona pisada. 

 
 
 
 
 El sendero quiso mostrarse juguetón y nos hizo pasar por un túnel entre las cañas.

 



 




 
  
 
 
 
 
A la derecha de una pista vimos una fuente y nos acercamos a visitarla. El chorro caía con ganas, aunque había un cartel indicando que no se bebiera el agua por contaminación. A su lado había también un lavadero.

 
 
Más adelante nos salimos de la pista principal cuando ésta giraba a la derecha y nosotros seguimos recto por un senderillo paralelo al pequeño valle.

 
 
Pese a su aspecto un tanto avejentado, el puentecito todavía era sólido para el paso. A su derecha se encontraba lo que debió ser una importante Área Recreativa pues disponía de una enorme piscina ya malograda y una fuente con la fecha de 1918, ahí es nada. Lo que habrán visto esos caños si pudieran hablar, porque ya parecen dos ojos, que ni agua sale por ellos y la pila nos mira con cierta tristeza...añorando la algarabía de otros tiempos.

 




 
 
 
 
 
Nosotros continuamos y el senderillo nos llevó de vuelta hasta los coches, terminando así esta interesante jornada.

 
Os dejo aquí con otro Capítulo de "Las Flores de Paco":


 
 
 
 
 
 



 

 


 
 
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE


 

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