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Este sábado la ruta propuesta era subir al vértice geodésico nº 410 en altura de la Comunidad Valenciana, Cullera, con 234 m de altitud, situado en el Término Municipal de Cullera, Valencia.
Haríamos la ruta clásica siguiendo un track del amigo Juane (del blog Esto se Empina), saliendo desde la Playa del Dosel para subir por la Senda de la Lloma y recorrer la Sierra por el cordal, disfrutando de muy buenas vistas, pasando por varios miradores, el Castillo, las letras de CULLERA, las Torres Árabes y bajando después al Paseo Marítimo por el que caminaríamos volviendo a la Playa del Dosel y a los coches.
A la cita acudieron Mari, Ana, Pili, Juan Carlos, Jose, Manuel Carlos y un servidor.
Se había pasado toda la noche lloviendo y algunos dudaban sobre si venir a hacer la ruta o no, pero las previsiones eran buenas y, como ya nos tiene acostumbrados, Maldonado no se equivocó y nos salió un día esplendido.
Aparcamos en las inmediaciones de la Playa del Dosel para tenerla cerca al terminar y comenzamos a caminar dirigiéndonos a la fuente de la rotonda, desde donde nacen unas escaleras que nos despertarían enseguida pues hay que seguirlas durante un buen rato y cogeríamos desnivel rápidamente.
Al llegar a la carretera ya habíamos entrado en calor y podíamos tener muy buenas vistas de la altitud que habíamos alcanzado desde el nivel "cero".
Acercada con el zoom la Bassa de Sant Llorenç
Íbamos a seguir la Senda de la Lloma y teníamos enfrente una buena visión de la primera parte del recorrido por todo el cordal de la Sierra.
Abandonamos el pequeño tramo de carretera y enseguida cogimos la senda metiéndonos en faena y girándonos de vez en cuando para no perdernos este precioso amanecer, en el que teníamos el privilegio de que estuviera aderezado con los reflejos sobre la superficie calma del mar.
Mientras caminábamos se nos ofrecían estupendas vistas de la bahía de Cullera y sus playas. A la altura de aquellas dos torres que se ven las últimas a la derecha de la imagen apareceríamos cuando bajáramos de las montañas para volver después por el paseo marítimo.
Acercando con el zoom el Castillo de Cullera, al que nos dirigiríamos luego.
Ya teníamos a la vista las antenas, donde además se encuentra el vértice geodésico y que sería un buen lugar para almorzar.
El vértice se encontraba en esta ocasión colocado sobre este depósito de agua y tuvimos que tomar la foto un poco más alejados.
Desde arriba también acercamos con el zoom el curioso resalte metálico situado sobre la Penyeta del Moro, un conjunto de rocas que emergen del fondo y que podrían suponer un peligro para las pequeñas embarcaciones que se aproximaran. Siempre hay una gaviota posada en la punta, como si fuera parte de la construcción.
Una vez disfrutado el momento del almuerzo con esas vistas, cogimos la senda dejando el vértice a nuestra derecha para visitar las características letras Hollywoodienses de C U L L E R A. Desde el borde del acantilado se tiene una buena sensación de altura, con Cullera allá abajo y el río Jucar serpenteando. Destacaba la vista del azud de Cullera que acercamos con el zoom.
Aquí tenemos las letras tantas veces vistas desde la Autovía.
Podíamos ver cómo la senda nos guiaba hacia las ruinas del Fuerte árabe y el Castillo.
Una vez en el Fuerte, la senda seguía en descenso por la derecha con la población de Cullera extendiéndose mansamente allá abajo.
Ya asomaba el Castillo y el Santuario, que se encuentran pegados el uno al otro.
Impresionante la altura de esta pared del Castillo, que se encuentra muy bien conservado.
Llama la atención la presencia de un pequeño funicular que circula por unas vías y que hace un corto trayecto desde el parking inferior hasta la plazoleta del santuario. Es un tramo muy corto y se sube sin problemas por las escaleras. Otra cosa sería si subiera desde las últimas casas del pueblo, pero para subir sólo esos metros parece un exceso la inversión.
Arriba, sobre la pared del Castillo figura un cuadro de azulejos con la Historia del Castillo. En la plazoleta hay una fuente con agua, aunque de sabor un poco...salado, que recuerda algo a la de los grifos de Mallorca.
Desde aquí comenzamos a descender por el enlosado Vía Crucis, que nos haría bajar rápidamente.
No sé por qué han situado estos cañones apuntando a la población cuando lo lógico sería defenderla, pero en fín.
Desde esta torre parte una senda entre chumberas y al fondo asomaban ya las dos torres de apartamentos que os comentaba al principio de la ruta y por donde apareceríamos.
Llegamos a la playa, justo enfrente de la Penyeta del Moro. Aquí aparece también acercada con el zoom y se aprecia a la gaviota, inquilina permanente del pequeño espacio.
¡¡Cachis!! No vimos a las Vigilantes de la Playa.
Resultaba un poco...diferente el caminar por el paseo marítimo con nuestros aperos y vestiduras de montaña, como si un agujero de gusano nos hubiera abducido, sacándonos de nuestro elemento natural y nos hubiera depositado aquí de repente.
Daba gusto ver la playa tan extensa y tan limpia.
Nosotros seguíamos el recorrido del paseo y como Juane nos había puesto un waypoint justo señalizando el Chiringuito de La Perla Negra, nos detuvimos allí para hacernos una buena y fresquita cerveza a mitad de ruta. Algo atípico y que nos sentó de maravilla.
Continuamos pasando a continuación por la entrada a la Cova del Ragut, pero pasamos de largo.
Visitamos después un mirador con unas buenas vistas de la otra parte de la Bahía y del rompeolas.
Continuamos plácidamente pasando por delante del cuidado Faro de Cullera.
Y viendo allá abajo las olas golpear sobre las rocas en un continuo ir y venir donde cada vez que viene el agua es distinto y que hipnotiza como si fuera el reloj de péndulo de un mago... te podrías pasar las horas allí sentado.
Veíamos ya al fondo la Playa del Dosel, donde una persona estaba disfrutando con su tabla de Paddle Surf. Una asignatura pendiente que me gustaría disfrutar algún día. Tenemos esta maravilla de mar tan cerca y tan desaprovechado...
Y allá abajo, esperando las olas con su boca entreabierta, una roca que se parecía a la cabeza de una "morena".
Ya casi en la playa pasamos al lado de la figura de la Sirenita.
Llegamos a los coches y dimos por finalizada esta sencilla y estupenda ruta, con muchos alicientes y que se sale un poco del ambiente exclusivamente montañero al que estamos acostumbrados en las salidas de nuestros sábados.
Desde que pensé en hacer esta ruta llevaba fijo en mi mente el bañarme en esta playa, aunque fuera ya mitad de octubre y os puedo confesar que el agua todavía no está fría y su temperatura es muy agradable. Un poco de juegos en la arena y...a disfrutarla.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE.
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