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Para este sábado me llamó
Miguel Arce y me comentó que Iván y él pensaban hacer dos rutas cortas por Linares
de Mora. La del Barranco Hondo, de 10 km y la del Pino Escobón, de unos 5 km.
En la primera opción que se contempló se salía de Linares y se volvía a la población y después se
continuaba con la otra ruta en un recorrido de ida y vuelta.
Le dije que una vez en
casa trataría de mirar los mapas a ver si podíamos unir las dos rutas en un recorrido circular sin que
aumentara la distancia total de ambas. Al final salió un recorrido previsto incluso
menor, ya que serían en principio unos 12 km y un desnivel de 470 m.
Para ello comenzaríamos
siguiendo un track de Casiaventurilla que dejaríamos por la izquierda antes de
meternos en el Barranco del Regueral siguiendo una pista. Después la
abandonaríamos y nos iríamos dirigiendo a la trocha hacia una caseta que veríamos
abajo y que nos serviría de referencia. Como pasa una carretera por la otra
vertiente había visto desde Googlemaps la apariencia del terreno y no creía que
fuéramos a tener muchas dificultades, pero hasta que no estuviéramos
allí no lo sabríamos realmente.
Una vez llegáramos a la
caseta ya estaríamos muy cerca de la pista que va al Pino Escobón. Nos uniríamos
a ella, lo visitaríamos y volveríamos hasta el pueblo y los
coches.
A la cita acudieron Miguel Arce, Iván, Nolo y un servidor. Cuando llegamos a Linares de Mora había una temperatura fresquita de 7 grados en un día luminoso y fantástico. Después llegaríamos a los 26 grados.
Hicimos una paradita en un bar para tomar un café y una pasada por el horno, ya que la calle olía a panadería muy llamativamente. En el horno Miguel compró unas magdalenas que ya conocía y que estaban de muerte.
Volvimos a los coches y bajamos a aparcar en la Ermita de Loreto, ya que tiene mesas y fuente y nos venía muy bien para después quedarnos a comer allí.
Aquí ya habían comenzado a llegar los tonos amarillos a los chopos y empezado la caída de la hoja, dando a la ruta esos detalles de color tan relajantes.
Nos pusimos en marcha caminando hacia la Masía del Arenal y enseguida la subida nos hizo entrar en calor.
Se da la paradoja de que por una parte aquí había comenzado a llegar el otoño a las hojas de los árboles y por otra había muchísimas moras y de buen tamaño siendo ya octubre.
Bonitas estampas de contrastes de amarillo fuego natural.
Llegando a la Masía del Arenal pudimos contemplar a placer un pequeño rebaño de fantásticos ejemplares de cabras montesas.
Atrás y abajo iba quedando la bonita población de Linares de Mora.
Y por delante de nosotros asomaba ya la silueta del Barranco Hondo, por el que circularíamos a continuación.
Volvimos a ver a uno de los machos que se asomaba entre las plantas para comprobar que nos alejábamos de allí y los dejábamos tranquilos.
Comenzamos con el recorrido del Barranco Hondo. La senda circula paralela al pequeño curso de agua transparente.
Unas veces se acercaba y teníamos que cruzarlo por las piedras y otras se alejaba un poco, cambiando alternativamente de vertiente.
El agua cae mansamente resbalando en terracitas haciendo el entorno muy agradable.
En este punto se podía elegir caminar al lado del río o hacerlo por la pista que va un poco más arriba a la derecha. Por supuesto elegimos la cercanía al agua.
El bonito barranco se acabó y ahora nos acercábamos al Mas de Pajuelas, donde unos chopos con sus intermitentes amarillos nos señalizaban nuestro lugar para almorzar y así lo hicimos sentados en unas piedras.
Continuamos ahora agradablemente por la pista hasta llegar al Camino del Torrejón, donde la abandonaríamos e iniciaríamos nuestra particular variante para unir las dos rutas.
Abandonamos la pista iniciando nuestra trocha (o campo a través) y viendo un buen ejemplar de rebollón (rovellón o lactarius deliciosus) pero no lo tocamos ni buscamos más porque en este caso nosotros "íbamos a Rolex, no a setas, Patxi".
Bonitos contrastes.
Comenzamos a descender hacia la caseta con tejado rojo que nos serviría de referencia, aunque todavía no se veía. Al principio por la parte izquierda del pequeño barranquito, ya que vimos que por el interior, que era la primera opción, habían saltos de vez en cuando que dificultaban su seguimiento.
Cuando el barranquito comenzó a tomar mucha inclinación nos fuimos hacia la izquierda tratando de hacer la bajada más suave y descendiendo poco a poco en diagonal, buscando los pasos más sencillos.
Llegamos a la caseta y la pasamos por su parte izquierda para continuar descendiendo ahora ya por una zona más cómoda hasta la pista inferior.
Ya estábamos en el itinerario de la otra ruta de la jornada y veíamos enfrente cómo asomaba la fenomenal copa del Pino Escobón.
Allí vemos su tronco.
Se trata de un pino negro colosal. Tiene una altura cercana a los 30 metros y su diámetro en la base es de metro y medio.
La foto de grupo nos la tuvieron que hacer, porque para abarcarlo todo había que poner la cámara tan lejos que yo no hubiera llegado a salir en ella antes de que se hubiese disparado.
En el entorno hay un área recreativa muy agradable, con mesas aisladas perdidas entre los pinos, paelleros y una fuente de la que mana un agua súper fresca que estaba buenísima.
Un estupendo racimo de moras...en octubre.
Cuando planeamos la ruta pensamos en llegar hasta aquí y volvernos hacia el pueblo, haciendo así el recorrido total de unos 12 km, asequible para los que quisieran venir, pero como al final sólo nos apuntamos nosotros decidimos allí mismo alargar la ruta un poco más en un trayecto de ida y vuelta para ver las cascadas del Molinete.
Eso suponía alargar la ruta desde aquí en 5 km. 2,5 de ida y lo mismo de vuelta hasta este punto.
Pero caminando entre estos bosques todos los kilómetros que hiciéramos serían un regalo para los sentidos.
Acercándonos al Molinete ya caminábamos junto a un pequeño curso de agua a nuestra derecha.
Allí teníamos el molino. Hay una señal de Fuente del oro, que nosotros no vimos como tal. Detrás de la edificación hay una senda que es la que nos llevaría a la zona de la cascadita, una vez superado el tronco de un gran árbol muerto.
La cascada está muy cerca pero cuando llegamos vimos que estaba seca en esta ocasión. Habrá que esperar a que llueva más para verla correr de nuevo.
Comenzamos el regreso por la misma senda y no pude resistir la tentación de refrescar los pies en las transparentes aguas del riachuelo.
Volvimos a pasar por el área del Pino Escobón y a beber de su rica fuente y continuamos hasta la población. En este caso, en lugar de seguir un camino por la izquierda cuando se llega a un puentecito, que nos llevaría hasta ella, como nosotros teníamos el coche más abajo aparcado en la Ermita de Loreto, continuamos recto al llegar al puente y así no tuvimos que subir para después bajar y variábamos también esta parte del recorrido.
Llegamos a la plácida Ermita y nos refrescamos en su fuente, disponiéndonos a comer en una de sus mesas y dando por finalizada esta relajante y muy agradable ruta.
No quiero ser malo pero... ¡¡a que apetece estar ahí!!
Voy a tratar de incluir a partir de ahora en todas las rutas un collage que sirva de resumen de la misma. Aquí está el correspondiente a ésta.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí:
PABLOONCE
Hola Pablo.
ResponderEliminarGran ruta por esa siempre fascinante Sierra de Gudar.Buena unión de dos partes de ruta que yo conocía por separado.Las ''capturas'' de las cabras,muy buenas.Una lastima lo de esa cascada del Molinete,pero bueno ya llegaran las lluvias(esperemos).Posiblemente el mes que viene nos acerquemos hasta Linares de Mora,para una ruta que ya hicimos en agosto de 2015,pero en sentido inverso y algo mas...jejeje...
Un abrazo.