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Es una ruta con tramos de sombra y de muy agradable de caminar. Podéis ver
la crónica que hice en aquella ocasión pulsando aquí: pabloonce
A la cita acudieron Ángela, Ana, Pili, Quico, Riquelme, Rafa Gil, Miguel Arce, Manuel Carlos, un servidor y dos amigos de Pili y Manuel Carlos, María José y Miguel Ángel.
Nos juntamos todos en la Fuente de Castro, un apacible paraje que nos esperaba como siempre, con sus 16 chorros de agua limpia y fresca y su sonido, que parecía recordarnos que sí, que ella siempre está allí aunque nosotros sólo la visitemos una vez al año o estemos caminando por otros derroteros.
La mañana era de las muy agradables del mes de mayo, luminosa y perfecta para caminar. Nos dirigimos hacia la pista que pasa por la parte de arriba de la fuente.
El tronco decorado con piñas y abalorios al lado de la pista. Siempre le hacemos una foto.
Al poco nos salimos de la pista por la izquierda, siguiendo la indicación de la Font del Avellaner.
La estrecha senda nos obligaba a ir en formación y nos metía de lleno en la frondosidad de esta zona de la Sierra de Espadán.
Al llegar al cruce del arroyito hay que estar pendiente de no seguir recto y hacia arriba por la senda, sino girar hacia la derecha para seguir por el curso de agua. Allí se encuentra la fuente y continúa la senda que íbamos a seguir hoy.
Este año casi todas las fuentes se han recuperado y ésta no podía ser menos. Allí la vemos cayendo a través del trozo de teja, donde nos la señala un Rafa al que hacía tiempo que no veíamos y que nos ha venido con un aspecto mucho más delgado y juvenil. Bien por ese freno a los carbohidratos que da excelentes resultados.
Una maravilla este barranquito. Es un adjetivo al que puede que hoy le saque brillo.
La senda nos llevó hasta la pista donde se encuentra la Masía de la Campana, cuya idem está hecha con la punta de un obús y por supuesto le dimos un toque para hacerla sonar, como cada vez que pasamos por allí.
Continuamos por la pista y un poco más adelante nos salimos por otra senda hacia la derecha que nos metía en la pinada.
Habíamos visto varias veces este cartelito, pero a partir de aquí ya no coincidiría con nuestra ruta.
Hace dos años nos saltamos la senda que teníamos prevista y continuamos por la que íbamos y después intentamos rectificar campo a través para buscarla, pero esta vez estábamos atentos y no tvimos dificultar en seguir por nuestra senda todo el rato. Hay un momento en que la senda más marcada se va un poco hacia la derecha y nosotros teníamos que tomar la variante de la izquierda.
Fenomenales vistas del entorno. Un verdadero pulmón.
La Rápita y el Espadán nos observaban desde arriba.
Comenzamos a descender hacia la zona del barranquito del río de Veo y a lo lejos ya veíamos el Castillo de Jinquer, que después visitaríamos.
Uno de los alicientes de hacer la ruta en esta època es poder probar las cerezas que ofrecen algunos árboles ya abandonados y que crecen asilvestrados. Ojo con no hacer uso de los que se ve claramente que tienen dueño. Había contado con información privilegiada que me había dicho que este año las cerezas se habían adelantado un poco en esta zona.
Por un momento la senda desaparecía y nos hizo dudar un poco. El profuso matorral se empeña en recuperar lo que es suyo y como no suele pasar mucha gente por allí, puede taparla. Hay que ir hacia la izquierda y bajar al campito inferior, donde la senda vuelve a ser más evidente.
Continuamos hasta llegar al Despoblado de Jinquer y cogimos la senda por la derecha que lo atraviesa subiendo.
Continúa allí la misma sensación relajante de la Capilla en ruinas y la naturaleza con sus hiedras intentando cubrirlo todo.
Siguiente objetivo, el Castillo de Jinquer, aunque ya sabíamos que es inexpugnable y no se puede subir a él.
Le dimos casi la vuelta completa y a la sombra de unas rocas nos dispusimos a disfrutar del gratificante momento del almuerzo, aderezado con un estupendo vino al que Riquelme nos tiene acostumbrados siempre que viene.
Cuando conseguimos ponernos en marcha, volvimos un poco sobre nuestros pasos para continuar por la senda que nos subiría hasta el Solano de Jinquer y enlazamos con la pista, que nos llevaría hasta el cruce de Cuatro Caminos, pasando por la Fuente de la Solana, una balsita que siempre suele tener agua.
Una vez en el cruce cogimos la pista de la derecha que nos llevaría a la restaurada nevera de Cuatro Caminos, donde repetimos foto como la vez anterior.
Continuamos por la sendita bajando hasta la pista y la seguimos hacia la derecha por el Camino de Matet a Alcudia. Este tramo es bastante largo y se puede ir viendo en las montañas de enfrente por donde transcurre la pista por donde tenemos que pasar.
Ya próximos a la Nevera de la Talaia, que no visitamos, continuamos por una preciosa senda que nos iba haciendo circular entre bosquecillos de pinos y alcornoques.
Esta senda llega un momento en que coincide con el GR-36 y nos acompañarían sus marcas blanqui-rojas.
La senda, tras un largo recorrido en descenso, nos abocaría a una pista y enseguida volveríamos a pasar por el desvío que habíamos cogido en la mañana para ir hacia la Font del Avellaner. En este caso continuamos recto, repitiendo este último tramo y llegamos a la Fuente de Castro y a los coches.
Allí nos refrescamos en la fenomenal fuente y la mayoría nos quedamos a comer en las mesas del área recreativa para continuar disfrutando un rato más de este "maravilloso" entorno, que día tras día, llueva, nieve o haga sol, se mantiene aquí esperando a que vengamos a disfrutarlo.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí:
PABLOONCE
Hola Pablo,
ResponderEliminarcomo pasa el tiempo, ya dos años desde que hicimos esta estupenda ruta.
Me apunto, a ver si no hacemos la trocha de la otra vez :)
Saludos a todos los andarines,
Miguel Arce
Un dia maravilloso Pablo. En un paraje desconocido para nosotros y con una compania muy agradable. Tenemos mucha ilusión en que esta primera vez no sea la última,gracias.
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