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Esta semana nos desplazaríamos hasta La Vilavella, en Castellón, para seguir una track de Emilio Vera. Se trataba de seguir la Ruta de la Guerra saliendo de La Vilavella, pasando por las trincheras y subiendo al Creu de Ferro y después al Font de Cabres.
Al Font de Cabres ya habíamos subido varias veces pero desde distintas formas, por lo que ya habíamos compartido parte del recorrido.
A la cita acudieron Pili, Juan Carlos, Miguel Arce, Juan Carlos y un servidor y a las 8:00, como es costumbre, ya estábamos en el lugar de inicio.
Para calentar directamente tuvimos que subir los escalones que subían recto evitando las lazadas de la carretera y que tramo tras tramo decían que sumaban más de 500 escalones, sin pausa.
Una vez arriba comenzaba la Ruta de la Guerra y los pasos por los reconstruidos nidos de trincheras, puestos de observación y demás.
Las trincheras están tan limpias que se puede caminar por su interior.
El día se presentaba brumoso, lo que nos negó mucha calidad en las vistas pero nos favoreció en la temperatura, ya que prácticamente hasta el final de la ruta no nos salió el Sol y así no pasamos tanto calor.
Aquél pico puntiagudo que se ve al fondo es el Font de Cabres, donde teníamos el punto más alejado de nuestra ruta de hoy y que se hizo de rogar.
Con el zoom de la cámara acercamos la Cruz de Hierro hasta nosotros.
En esta Primera montaña estaba la Cruz de Hierro, que le da nombre a la elevación en los mapas y más atrás, el Pic Font de Cabres.
Deleitándonos ante el color de las formaciones rocosas de Espadán.
Ante esta señal tomamos la senda ya conocida que pasa por debajo de las rocas y donde más arriba hay un tramo encordado para ayudar con el desnivel.
Hacía poco que habían cambiado las cuerdas porque presentaban un muy buen aspecto.
Más arriba la senda gira a la derecha para superar la cresta y continuar hacia la izquierda. De esta manera llegamos hasta el Pico Font de Cabres.
Cada vez hay en este lugar más losas o azulejos conmemorativos de fallecidos amantes de la montaña.
Cerca de la cumbre elegimos un lugar para almorzar, más tarde de lo previsto, pero así lo cogimos con más ganas.
Iniciamos el descenso por la senda de la izquierda, que más tarde nos uniría con la senda que habíamos utilizado para subir, pero antes de volver a subir hacia la Cruz de Hierro de nuevo, nos desviamos por otra senda que nacía a la izquierda y que en un recorrido totalmente plano nos llevaría a unir más adelante de nuevo con la senda de la mañana.
Una maravilla de senda.
Al llegar a un collado nos desviamos por una senda por la derecha en descenso que nos llevaría a una pista y en la que había unas casas y una valla con una curiosa inscripción avisadora.
Allí mismo vimos unos campos que tenían árboles de mangos y que nos llamaron la atención por lo enormes que eran los frutos en comparación de los arbolitos.
Más adelante enlazamos con el tramo asfaltado que en poco tiempo nos llevaría a la población de La Vilavella y a los coches, dando por terminada una buena mañana en la montaña.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí:
PABLOONCE
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