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Esta semana decidimos volver a subir al Carrascal desde las proximidades de Azuébar pero con un recorrido distinto, aunque coincide algún tramo con el de otras veces.
Se lo había visto a Juane, de Esto se Empina y me había parecido que estaría muy bien, como así fue.
Llegamos a Azuébar siguiendo la CV-230 y nada más acabar la población sale una carreterilla en descenso por la izquierda. La tomamos y enseguida aparece el Área recreativa de las Carboneras con paelleros y mesas. Nosotros continuamos por la carretera hasta que acabó el asfalto y allí aparcamos, aunque continua con pista de tierra en buen estado y si se quiere se puede continuar y aparcar más adelante.
Un vigía apostado en las ramas enseguida advirtió de nuestra presencia.
A un poco más de kilómetro y medio y al pasar la Casa de Perejil cogimos una senda en ascenso que nace por la derecha.
La senda es una maravilla y nos iría subiendo poco a poco sin casi esfuerzo y en sombra por la ladera con todos los ingredientes de la Sierra de Espadán.
Un setón.
Una pasada de sendas para caminar.
Llegamos a un collado y descendemos ligeramente, aunque la senda nos iría haciendo unos agradables sube y bajas.
Abunda en esta zona el hipérico, planta medicinal con muchas propiedades, antiinflamatoria, antidepresiva y se utilizó mucho durante las batallas por su poder cicatrizante.
Espadán al cien por cien.
Ese promontorio que apareció ante nosotros es el Carrascal y arriba a la derecha se encuentra el vértice geodésico.
La senda nos fue aproximando hasta su base y después comenzó a subirnos hasta la meseta superior.
La parte de arriba está llena de trincheras y puede haber rastros que equivoquen. Hay que seguir por las sendas de la derecha que son las que nos llevaron sin problemas hasta el vértice.
Un poco más abajo hay unas rocas que sirven de un buen mirador en altura. La vez anterior nos hicimos unas fotos allí.
Almorzamos estupendamente en las cercanías del vértice y después emprendimos el descenso por el mismo sitio.
Cuando llegamos al cruce de sendas cogimos la que seguía recto en descenso según veníamos.
Esta senda nos llevaría al Camino de la Mosquera.
Y llegamos a la muy visitada Casa de la Mosquera bordeándola por su parte derecha.
De allí sale una sendita en descenso y abajo mismo se encuentra la Fuente de la Mosquera. No se ve a primera vista hasta que te asomas a la parte derecha y sale un caño de debajo de unas piedras.
El agua estaba fresquita y nosotros bebimos de ella y no hemos tenido problemas pero cada estómago es un mundo.
La senda continúa por el barranquito adornada ahora por grandes helechos que hacen el entorno más de cuento de hadas todavía.
La sendita se convirtió después en agradable pista de tierra que nos fue llevando hasta los coches por ese entorno maravilloso.
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