A la cita acudieron Mari y Jose, Riquelme, Ana,
Manuel Carlos y un servidor. A las 7 de la mañana llegamos a Higueras, donde ya
nos estaba esperando Riquelme y seguimos una estrecha pista que nos llevaría,
pasando junto a la piscina municipal, al área recreativa de la Fuente de la Salud.
El estado de la pista se ha deteriorado por las lluvias de este invierno.
Nosotros pasamos hasta el final con los dos coches pero hay que ir con
precaución en algún bache, o mejor dejarlos en el pueblo o justo antes de la
piscina.
Iniciamos la marcha deshaciendo un poco el camino
por donde habíamos venido y, aunque
intentamos bajar antes al barranquito, volvimos a la pista y bajamos por
donde toca, por un sendero que sale a la derecha enfrente de las piscinas.
Este tramo coincide con una senda local con las
marcas blanqui-azules que se encuentra bien pintada. La senda estaba limpia y
muy frondosa.
La sendita zigzagueante nos hizo tomar altura
enseguida proporcionándonos buenas vistas de la todavía dormida población de
Higueras y abocamos a una pista que seguimos durante un tramo.
Posteriormente nos desviamos por una senda que nos
salía por la derecha con señales de PR, que nos llevaría hasta el Alto de la
Cruz. Desde aquí ya podíamos ver en una loma de enfrente el vértice geodésico
al que tendríamos que subir.
Las sendas están muy limpias y era una gozada
caminar por ellas. Son de las que te hacen sentirte inmerso en la montaña y
formar parte de ella.
Pasamos por la indicación del Pozo del Mas, aunque
lo único que se veía al lado era un navajo seco.
Continuamos por la preciosa senda y salimos a otra
pista. Más tarde habría que estar atentos a una desviación por la derecha,
donde una senda nos ahorraría un bucle de la pista.
De nuevo en la pista, la seguimos hasta que
llegamos al punto donde me había marcado un waypoint para iniciar la subida
campo a través al vértice.
Justo allí nacía una senda que tenía algo oculto su
inicio, pero que un poco más arriba encontraron Manuel Carlos y Riquelme y que
nos llevó durante bastante rato cómodamente hacia arriba. En algunos puntos se
perdía pero el matorral no molestaba y se podía pasar bien.
Llegamos sin dificultad al vértice Elvira, desde el
que había muy buenas vistas, pudiéndose contemplar el siempre oscuro Pico Pina
y el omnipresente Penyagolosa.
Penyagolosa
Pico Pina
Arriba la brisa era fresca, las vistas fantásticas
y había unas piedras donde nos podríamos haber sentado cómodamente y pregunté
si querían que almorzáramos allí aunque fuera un poco pronto para lo
acostumbrado, pero ante el rechazo general a la propuesta emprendimos el
descenso.
Al subir habíamos visto una especie de senda y queríamos
investigar si nos serviría para hacer una cómoda bajada. Jose y Mari bajaron
por donde habíamos subido (que es como está marcado en el track) y los demás
quisimos disfrutar de un poco de aventurilla.
Al principio la senda era clara y se circulaba bien
por ella, pero nos iba alejando, ya que se iba yendo a la derecha de nuestra
bajada y no se veía ninguna posible desviación hacia la izquierda. De todas
formas la seguimos y, aunque después acabaría casi diluyéndose, bajamos
bastante bien hasta la pista pero bastante atrás de donde habíamos comenzado la
subida, un poco antes de la “S” que hace la pista.
Nos reunimos con Mari y Jose, que nos esperaban en
el collado y emprendimos el camino por el barranco que nos iba a llevar a
buscar el rastro de lo que en el mapa figuraba como la Fuente Elvira. Éste era
otro tramo aventurero. Al poco de comenzar ya teníamos que estar pendientes de
apartar alguna que otra zarza que se empeñaba en dificultar nuestro avance. Nos
metimos en el barranquito hasta un punto ya cercano a la teórica ubicación de
la fuente pero como aquello ya se cerraba y no parecía que fuéramos a encontrar
nada, decidimos dar la vuelta y regresar a la pista.
Allí mismo nacía la senda que debíamos coger a
continuación, indicada con una fita de piedras. Esta senda nos llevaría en una
empinada subida hasta el cordal. Hacia la derecha continuaba la senda de los
Contrabandistas y al ir por la parte de arriba de la sierra soplaba una brisa fresca
que se agradecía.
Enfrente veíamos el vértice Elvira, donde habíamos estado antes.
El monte estaba todavía verde y fresco y pude
fotografiar algunas flores, ente ellas el plumero blanco en que había explosionado la “carchofa de monte” a la que le hice la foto la semana pasada en
la ruta de las Hoces del Cabriel.
Buscamos una fresca sombra bajo unos pinos y nos
dispusimos a almorzar. Hay que tener cuidado al levantar las piedras porque
puede haber vida refrescándose bajo ellas, como este ejemplar de araclán (o alacrán), muy
bonito pero que podría haberle amargado la excursión a cualquiera de nosotros.
Degustamos uno de los vinos que suele traer
Riquelme junto con el almuerzo y a continuación hubo una sesión de curso de colocarse el Buff.
Después seguimos con nuestra ruta.
Vimos a nuestro paso algunas ruinas de antiguos corrales y masías.
Tuvimos que hacer una parada técnica porque a
Riquelme le había dado una rampa en la pierna y Jose se dispuso a ejercer de
improvisado fisio, haciéndole estiramientos. Se ve que lo dejó bien, porque al
rato Riquelme caminaba ya como si nada.
No me cansaba de fotografiar estas sendas tan
agradables y tan típicas de Espadán. También parece ser típico de esta zona el
medicinal hipérico porque lo volvimos a ver en buenas cantidades.
Pasamos por un mojón de término tras el cual se
veía el Pico Pina y la senda, que había mantenido más o menos la cota durante
bastante rato, nos hizo bajar ahora con decisión.
Llegamos así a la Fuente Maricalva, a la que
calificamos como una "bendición de los dioses", ya que a estas horas y en verano,
agradecimos muchísimo el agua tan fresca que salía de su grifo. Un agua buenísima
de la que bebimos hasta quedar satisfechos y de la que rellenamos nuestras
botellas, más por la gula de seguir bebiéndola fresca que porque nos hiciera falta, porque llevábamos suficientes reservas.
No tardamos ya mucho en llegar a la población de
Higueras donde, al poco de entrar vimos su cerrado lavadero, el abrevadero y la
placita donde se ubica la “nueva” fuente Maricalva. Probamos también su agua,
que es la misma de la anterior que canalizaron hasta aquí, pero el agua de la
primera está mucho más fresca que ésta.
Cruzamos el pueblo y pasamos al lado de la piscina
municipal donde confieso que envidiamos a los bañistas que allí había y la
enorme paella que se estaba cocinando en el bar.
Seguimos la pista por la que habíamos entrado con
los coches por la mañana y llegamos a la Fuente de la Salud, donde los teníamos
aparcados. Terminamos a las 13:10 esta ruta que, aunque no era larga, nos
habíamos tomado con calma disfrutando de las paradas, las sombras y las
fuentes.
Para terminar procedimos a refrescarnos en la
Fuente de la Salut, de la que también bebimos para ver si se da pie a lo que
dice el refrán y acabamos con unas cervecitas cortesía de la neverita de Jose y
Mari.
Molt bona ruta. Me l'apunte perquè no he pujat mai al Cerro Elvira.
ResponderEliminarEstaria bé tindre la baixada que vau fer per fer-la de pujada i fer així l'ascensió circular (si està transitable).
Les fotos, com sempre, magnífiques.
Te envío el track de la bajada por el otro sitio.
ResponderEliminarPablo.
Hola Pablo, ésta es de las mías, me he bajado tu track si tienes otro mejor me lo mandas, aunque me he tomado tus indicaciones.
ResponderEliminarUn abrazo
Simón
Hola Simón, qué alegría. Nada, esta ruta no tiene problemas, ya hago las indicaciones en la crónica. No utilizar la extensión de la Fuente Elvira,ya que no tiene salida y no vimos la fuente. El resto perfecto, las sendas limpias, la ruta chula, la fuente Maricalva excelente. El inicio de la senda cogerlo enfrente de la piscina. La otra bajada que intentamos del vértice era aventurera pero mejor subir y bajar al vértice por la que está en el track. Es un poco a la trocha pero se sube bien. Hay como un rastro de sendita. Desde la pista, para encontrar la senda de subida iros un poco a la izquierda, que allí está la senda, nosotros la encontramos un poco más arriba. Una carrasca la tapa un poco.
ResponderEliminarSaludos.
Pablo