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Este "sábado" la ruta propuesta era subir al Vértice Geodésico nº 128
en altura de la Comunidad Valenciana, Cinto
Cabra, con 1018 m de altitud, situado
en el Término Municipal de Cortes de Pallás, Valencia.
Para
llegar al punto de inicio seguiríamos la A-3 hasta Buñol, CV-425 hasta Macastre
y más tarde por la CV-428 llegaríamos a Cortes. Lo cruzaríamos y subiríamos con el
coche hasta la planicie superior, donde aparcaríamos en las cercanías de la Casa
de Alegre.
Después de dar muchas vueltas a esta ruta, ya que en principio pretendía hacerla de otra manera, encontré un track en wikiloc de Biker077 que me confirmaba que el primer tramo de las fajas, al menos él lo había hecho y me decanté a trazarla por ahí.
Comenzaríamos
dirigiéndonos al borde de la Muela y seguiríamos el Camino de Ayora a Cortes de
Pallás. Llegaríamos al Vértice y bajaríamos un poco por el Camino de las Pedrizas
hasta enlazar con una senda que nos llevaría paralelos al recorrido que habríamos
hecho por arriba pero en dirección contraria y por la ladera, recorriendo las fajas y los
entrantes y salientes de la montaña.
De
esta senda aparecían algunos tramos en el mapa topográfico y otros no, pero les
buscaríamos continuidad y tendríamos todo el rato buenas vistas del Valle de
Sácaras.
Pasaríamos
por la Ceja de Noplos y la Cueva del mismo nombre, a la que, si el terreno nos
lo permitía nos acercaríamos. Seguiríamos la senda hasta enlazar de nuevo con la
pista de la mañana que nos devolvería a los coches.
Aquí
tenéis el vídeo de la simulación de vuelo sobre la ruta que he preparado para
que os hagáis una idea fiel del recorrido.
En
esta ocasión, la canción que lo acompaña es de Willie Nelson “On the road again”
y en una de las estrofas dice:
“Yendo a
lugares en los que nunca he estado
y viendo cosas que puede que no vuelva a
ver,
no puedo aguantar sin estar de nuevo en marcha”…
... Más menos como
nosotros.
A la cita acudieron Mari y Jose, Pili, Kiquet, Manuel Carlos, Toni y un servidor y un poco antes de las 8 de la mañana ya estábamos aparcados en el punto de incio elegido para comenzar la ruta. Esta coscoja es testigo de la buena helada que había caído la noche anterior.
Comenzamos caminando por la pista entre pinos que nos llevaría a enlazar con el Camino de Ayora a Cortes de Pallás.
Este camino circula paralelo al borde de los acantilados de la planicie, por lo que de vez en cuando nos acercábamos para observar las vistas.
Esperábamos con vehemencia a que el Sol consiguiera por fin superar las lomas de enfrente y nos calentara con sus rayos, al que yo animaba susurrando por lo bajini la tonadilla infantil: "Sal solecito, calientame un poquito..."
Al asomarnos a nuestra derecha podíamos ver el grandísimo Valle de Sácaras, con las nubes de vapor de la Central de Cofrentes allá a lo lejos y que a estas horas parecía un hongo de una explosión nuclear.
El Valle de Sácaras, relajante, precioso, que atravesamos por el centro cuando recorríamos el GR-7.
Continuamos caminando y al mirar a nuestra izquierda podíamos ver al fondo la Muela de Cortes con la gran balsa que está situada en la parte superior y que se va llenando con el agua del pantano con la energía que no se utiliza por la noche para aprovechar esa energía potencial convirtiéndola en cinética dejándola caer y volviendo a producir electricidad cuando es necesario.
Seguimos de frente y a nuestra derecha también se podía observar la Sierra del Caroig y en el extremo la caseta de vigilancia y su vértice, situado en la cima y con unas vistas espectaculares, en el que almorzamos
cuando nos tocó subir a él.
El festival de vistas continuaba. A nuestra izquierda ahora veíamos el Pico del Ave.
Y a la izquierda de la imagen según mirábamos, la Sierra Martés, que recorrimos en toda su extensión tal cual se ve aquí, incluyéndole esas tres montañitas que se ven a la derecha y que en aquella ruta llamamos por comparación,
"las Tres Sorores".
A la derecha de la pista había una estación meteorológica aislada.
Los cortados ya se preveían espectaculares cuando los miráramos desde abajo y aquí podíamos contemplar un anticipo, con este frailecico al que Pili quiso asomarse.
Maravillosas vistas.
El vértice se encuentra en el mismo lado de la pista y aprovechamos para almorzar en unas rocas al Sol y al borde de los cortados. Estos almuerzos, que se cogen con ganas, en la montaña y con estas vistas los recuerdas después durante toda la semana.
Nos pusimos de nuevo en marcha siguiendo la pista hasta llegar a unos carteles que anunciaban el PR-253, que en esta ocasión no nos aprovechaba y un panel que mostraba la ubicación de los puntos donde estaban instalados observatorios en la zona.
Enseguida vimos que por la derecha salía la pista del Camino de las Pedrizas y la tomamos en descenso.
Ahora nos tocaba deleitarnos desde abajo con la observación de los cortados por los que discurría la pista superior que habíamos recorrido.
El frailecico visto ahora desde abajo.
En una de las revueltas de la pista debíamos salirnos por una senda por la derecha. Vimos una tímida fita y nos metimos por ella. Al poco perdimos la senda y encontramos otra bien definida que, aunque veíamos que no seguía el track, decidimos en principio continuar por ella ya que parecía más importante, pero al rato vimos que nos llevaba a la parte inferior de los cortados y nosotros debíamos ir por encima de ellos, por lo que rectificamos y subimos a la trocha para encontrar la otra senda. Este tramo lo he rectificado en el track para que si alguien quiere repetir esta ruta, siga el tramo correcto.
Cuando llegamos a donde estaba la senda, vimos que se veía claramente en este punto, pero al comienzo parece que hay que estar más atentos y no desviarse del track.
En esta zona sí que había madroños, tan escasos este año, ya que hay muchos sitios en que, mareados por el tiempo tan revuelto que hizo esta primavera, los frutos se cayeron de las ramas sin llegar a madurar.
La senda va recorriendo el límite del Término y siempre por el borde de los acantilados. La sensación es bastante aérea y deben saberlo aquellas personas que tengan vértigo. Por lo demás no ofrece problemas, aunque hay que extremar el cuidado y las precauciones al caminar tan cerca del vacío y aquí no se permite un resbalón bajo ningún concepto.
La sensación de estar integrado en la naturaleza es total.
Desde aquí se intuye la senda, siempre al lado del mismo borde, recorriendo los entrantes y salientes de los farallones rocosos. Os dejo las siguientes imágenes sin palabras: no hacen falta.
La columna de vapor de la Central acercada con el zoom de la cámara.
Por momentos parecía escucharse a las rocas decir algo parecido a lo que Blancanieves le preguntaba a su espejo mágico: "¿No es cierto espejito, espejito mágico que soy acaso la más bella?", pero a la roca insolente le crecía la nariz como a Pinocho. El espejo le contestaba: No hay una ruta "más bella", pero hay algunas rutas "espectaculares", como ésta.
Había que pararse en silencio a contemplar tanta belleza de la naturaleza y a grabar en la retina todas esas sensaciones, sintiéndose muy afortunado de poder estar ahí, además acompañados del día tan brillante y magnífico que nos había tocado en suerte.
Tras una última curva más de los escarpes rocosos vimos unos cuantos buitres que se despedían de nosotros y enlazamos con otra senda ya más marcada y ancha que nos fue subiendo en cómoda diagonal hasta que llegamos a la pista superior de la mañana. Hicimos una fita sobre una piedra para que se viera la entrada desde la pista por si alguien quería hacer la ruta al revés, aunque lo lógico es quitarse de encima primero la pista y enseguida atravesamos la pinada matutina llegando a los coches.
Una ruta preciosa. El tramo de pista hasta el vértice se pasa enseguida al principio de la mañana, mientras se van comentando las vistas a uno y otro lado y el regreso por las fajas de los acantilados es espectacular, como muestran las imágenes. Una ruta muy gratificante. Hay que tener cuidado como siempre que se camina junto a los cortados y la senda en ocasiones es bastante aérea y aunque en princio no ofrece peligro y hay espacio para caminar, cualquier resbalón o descuido puede resultar fatal.
Al hilo de lo que insinuaba la roca... no es la más bella, porque no es un título que pueda adjudicarse una sola ruta, pero pienso que sí que es digna de estar entre las grandes.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí:
PABLOONCE
Pablo: Como dices somos afortunados por poder salir a la montaña, por poder patear estas rutas, por poder compartir el almuerzo y la amistat. Felicitarte por el rutón que te ha salido, pues ni yo mismo las tenia todas conmigo, agradeceros la mañana que hemos pasado y deseando que llege la próxima. Un saludo
ResponderEliminarHola Pablo, vaya pedazo de ruta que te has sacado de la manga, excelente, ya tengo una más para hacer, de las que a mí me gustan.
ResponderEliminarUn abrazo
Simón
Pues la saqué de una manga parecida a la que tú nos mostraste un poco más arriba en la misma zona, cuando hiciste el recorrido por la faja por encima del GR-7 mirando al Castillo de Chirel. Esta zona es una maravilla.
EliminarHola Pablo
ResponderEliminarBonito recorrido, excelentes vistas y esos acantilados que maravilla...ahh!! y que buena pinta tienen esos madroños.
Un saludo
Jose
TROTASENDES BENICALAP
Ya tenía ganas de comer madroños hasta hartarme, mmm. De higos, nos hemos quedado con ganas esta temporada porque no han coincidido las rutas pero seguro que el año que viene se darán más oportunidades. Los acantilados son una pasada y cómo pasa siempre no se aprecia en las fotos lo que se siente allí. La pinada también es espectacular. Ya me contarás.
EliminarSaludos.