Enseguida nos topamos con esta fuente, de diseño demasiado moderno para el entorno y que no le pega mucho a lo que tiene alrededor.
Los almendros ya estaban en flor en esta zona y las cámaras quisieron captar esas primeras flores.
La senda de subida era preciosa y su desnivel suave en esos primeros compases.
A través de la frondosa senda llegamos al collado, donde comenzaría el verdadero desnivel.
Desde allí ya podíamos contemplar la otra vertiente, con el magnífico Sol reflejándose en las aguas del mar.
Una vez admiradas las vistas comenzamos con la subida, que había que tomársela con calma.
A nuestra derecha asomaba de vez en cuando un picacho de apariencia cuadrangular que era donde se asentaba el Castillo de Castro y al cual visitaríamos más tarde.
De vez en cuando no venía mal una paradita y una sonrisa "Profidén"
Se apuntaban a la ruta también otras cumbres de Espadán, como el Bellota, mientras continuábamos subiendo.
Con la vista a las dos vertientes, la de la costa nos permitía ver en un día tan claro bastante a lo lejos y forzando el zoom de la cámara veíamos al fondo la silueta del Montgó, al que tuvimos tan cerca en la ruta de la semana pasada.
Llegamos al final de la subida y aún vimos las antenas de la cima un poco más lejos.
Cuando llegamos a las antenas, como era el punto más alto, nos extrañó no ver allí el vértice y comprobamos que estaba un poco más allá y en un punto más bajo, como le ocurre al vértice Espadán, que tampoco está en la parte más alta, sino en la que ofrece mejor triangulación.
Observándonos, como en muchas de las rutas, allí estaba, silencioso, el gigante de piedra... el Penyagolosa. Pronto te volveremos a visitar, amigo.
Con estas vistas nos detuvimos a almorzar.
Al fondo se asomaban también los picos de la Sierra, Espadán, Aljub, Bellota...
Y el Castillo, que volvía a reclamar nuestra atención. Enseguida estaríamos contigo.
Continuamos ahora en descenso por la pista y pronto nos desviamos por una senda por la diestra que nos llevaría a la muy bien conservada (o restaurada) Nevera de Alfondeguilla. Probablemente una de las más visitadas y conocidas de las neveras de la Comunidad.
En su techo nos hicimos la foto como en otras ocasiones ¡Mira que si llega a ser un O.V.N.I. camuflado y comienza a despegar!...
Continuamos descendiendo por la senda hasta llegar a la pista, que tomamos por la derecha para dirigirnos al Castillo de Castro.
Parecía que en esta imagen no se veía nada de particular, pero si afinábamos la vista o, mejor, nos ayudamos del zoom de la cámara, podíamos ver en este día tan claro las Islas Columbretes.
Llegamos a las paredes del inexpugnable castillo y nos dirigimos a su zona de entrada. Una pequeña puerta con un arco semicircular que aún se sostiene.
Impresionantes las vistas desde allí.
¡¡A posar!!
Una vez concluida la visita volvimos por el mismo sitio hasta el punto donde habíamos bajado de la Nevera y seguimos la pista por la derecha.
Aquí, donde vemos a Paco fotografiando a una de sus flores, comenzaba la senda que nos bajaría a través del Barranco de Ajuez. Así pues, nos desviamos por la izquierda y comenzamos a caminar por esta preciosa senda que ofrece unas vistas también impresionantes.
Parque jurásico.
Esta roca presentaba un buen parecido con una cara mirando a la izquierda.
Nos desviamos unos metros de la sendita principal para volver a visitar la Mina de Cinabrio con su vetusta vagoneta y hubo que contener a Ángela para que no se metiera a explorarla hasta las entrañas de la Tierra.
Volvimos a la senda para continuar bajando y disfrutando de esta peculiar orografía donde el rodeno ofrece muy buenos miradores.
Y disfrutando de todo el recorrido llegamos al Embalse de Ajuez, al pueblo y a los coches, dando por terminada esta siempre agradecida ruta.
Os dejo con otro Capítulo de "Las Flores de Paco".
El desnivel en la gráfica no es correcto. Son 787 m
Seguro no os dejara indiferentes
ResponderEliminarUn abrazo para todos
Hola Simón, Espadán es un valor seguro y esta rutilla, de la que conocemos la vuelta, no se cansa uno de hacerla. Igual esta vez te pitan los oídos en lugar de a mí cuando nos enfrentemos a esa primera subidilla, jeje.
EliminarUn saludo.
Magnifica ruta Pablo, y ese inicio con buenos desniveles no es nada complicado, sobre todo para un grupo como el vuestro, veterano en rutas mucho más duras.
ResponderEliminarUn saludo y abrazo para todos