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A la cita acudieron Mari, Gela, Ana, Jose, Paco, Quico, Paco Escrivá, Manuel Carlos y un servidor. Comenzamos bien la mañana, degustando los primeros buñuelos de calabaza del año que había cocinado Jose.
Empezamos a caminar pasando por debajo de la autovía y al lado del cementerio, siempre alejándonos del pueblo y encaminándonos hacia la montaña.
Ahí teníamos ya a la vista la zona por donde íbamos a divertirnos.
Como siempre, para salirnos de la normalidad y hacer algo divertido, había hecho en el track de Alex dos variaciones pensando en investigarlas y ver si nos salían bien. La primera era intentar llegar a una senda superior que circulaba paralela pero más arriba y así evitarnos un tramo de pista. Aparecía la senda de subida marcada en el mapa Topo ICV pero en realidad pudimos comprobar que no existía.
Vimos un sitio por el que estaba más despejado ya que debía ser una vía de escorrentía del agua cuando lloviera fuerte. En muchos sitios la roca estaba al aire y eso hacía que se pudiera subir bien, aunque la pendiente es bastante fuerte.
Veníamos de la pista inferior. Como se aprecia, la pendiente es exigente, pero aparte de ello no existe más complicación.
Llegamos a la senda superior, que no aparecía en el mapa pero que sí que se veía en la foto de satélite.
Caminamos por ella muy agradablemente hasta que unimos con una de las sendas dels enginyers, al mismo punto adonde hubiéramos llegado de seguir por la cómoda pista inferior.
Hacia arriba y nuestra derecha se iban viendo nuestros objetivos. Íbamos a visitar primero la Cova Alta, que de momento se encontraba cubierta por la niebla.
En algún momento se dejó ver una gran cueva en las rocas pero no se trataba de la nuestra todavía.
Quisimos intentar la segunda variante que me había sacado del saco. En el mapa TopoICV aparecía marcada otra senda que salía de una de las curvas de la pista y enlazaba de nuevo con otra senda superior. Ya sabía que en la foto aérea no se veía nada, pero había que comprobarlo. De nuevo tampoco se correspondía lo que figuraba en el mapa con la realidad. El que pintó esas sendas en el mapa se equivocó de plano (en los dos sentidos de la palabra).
Por lo que continuamos por la pista cogiendo siempre las variaciones de la derecha hasta seguir la senda que nos iría subiendo en lazadas para superar el fuerte desnivel.
Teniendo en cuenta que al principio de la ruta habíamos cruzado la autovía por debajo, se puede apreciar en la imagen que algo sí que habíamos subido.
Ahora sí que se veía la entrada de la Cova Alta y la Creu arriba de los acantilados.
Una maravilla de vistas a lo largo de la senda y que disfrutábamos incluso con la niebla.
Impresionantes las medidas del abrigo y llamaba agradablemente la atención la existencia de una fuente en el interior de la misma cueva, que algunos no acababan de creer que fuera verdad, pero allí estaba, con grifo y todo y funcionando.
La foto de la entrada de la cueva a contraluz recuerda muchísimo a el final del túnel de la Sierra de Bernia, incluso con la enredadera que cae en la misma posición. Una bonita casualidad.
Para que lo podáis comprobar más vale una imagen que cien palabras. Aquí está la foto de la salida de la cueva de Bernia que tomé cuando estuvimos allí en noviembre de 2012.
Allí mismo nos dispusimos a almorzar sintiendo cómo la niebla comenzaba a despejar y permitirnos visiones más alejadas.
Continuamos con nuestro recorrido bajando un poco por la senda. Hay que estar atentos a una marca sobre una roca de la izquierda en una de las curvas a la derecha para salirse de la senda principal que baja y tomar otra senda que aparece detrás de una roca. Como todo estaba resbaladizo ya que la niebla lo había dejado húmedo, había que ir con cuidado de no resbalar, cosa que era bastante fácil en esas circunstancias.
Ahora había que ir a la Cruz que estaba situada encima de la cueva y para ello había que seguir la senda que va debajo de los acantilados.
Se llegaba a un punto en que se ofrecían dos posibilidades, una era seguir por la senda y bordear un saliente rocoso, subiendo después a la medular de la Sierra y otra era subir directamente por una canal haciendo una divertida trepada de unos metros. Elegimos la segunda, por supuesto.
Ahí tenemos una buena vista de por dónde habría que subir.
La pendiente es fuerte pero se sube bien. Lo divertido iba a venir al tener que subir por esa grieta. Como las rocas y las botas estaban mojadas y resbaladizas había que ir con un cuidado extra y nos tuvimos que ayudar unos a otros para superarlo, siendo uno de los momentos más divertidos y atractivos de la ruta. La trepada presenta buenos agarres, aunque mejor hacerlo en seco.
Ya teníamos el día despejándose completamente y a tiro la Creu y el vértice un poco más allá.
Detrás de mí la Sierra Mariola en su totalidad, territorio dominado por el Montcabrer, que la niebla no nos dejaba ver.
Fuimos un poco más allá del vértice para visitar los restos del poblado íbero, aunque allí no vimos nada a excepción de algunos montones de piedra desperdigados y con muy poco interés.
Volvimos pues a la Creu y comenzamos el descenso en este caso siguiendo el cordal de la Sierra.
La senda nos abocó en una cómoda pista por la que caminamos durante un rato.
Más adelante, en una encrucijada, un poste nos indicaba la dirección a seguir para bajar hacia la Font del Patge, nuestro siguiente destino. Con el día más limpio ahora ya podíamos distinguir a lo lejos la silueta del Benicadell.
Font del Patge. Con varias mesas. A la fuente le falta el grifo y parece como si le hubieran tapado la salida y salen sólo unos pequeños chorrillos.
Volvimos un poco hacia atrás para seguir ahora una sendita cuyo comienzo aparece un poco oculto.
La procesionaria este año ha comenzado a marchar pronto por las elevadas temperaturas y seguro que causa muchos estragos a nuestros pinos. Entre esto y el tomicus que ataca los pinos secándolos, estamos arreglados.
Llegamos a la tercera fuente de la jornada, la de Fuente Arenas, con agua. Al lado hay una pequeña cueva sin mucho interés que nos acercamos a visitar.
Volvimos a la zona de las mesas y tomamos una senda que aún nos hizo pasar al lado de otra "aséptica" área recreativa.
Los últimos trazos de la senda son muy agradables, circulando al lado de un arroyito y después al lado de una pequeña conducción de agua que va a dar a un embalse.
Llegamos así a los coches teniendo al lado mismo el antiguo lavadero, que no pudimos disfrutar pues estaba vacío de agua, perdiendo así totalmente su función, jeje.
Os dejo aquí con otro Capítulo de "Las Flores de Paco":
Altitud acumulada + 728 m
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí:
PABLOONCE
Bonito día y preciosa ruta es una gozada compartirlo con todos vosotros, sin olvidar a los que no han podido venir.
ResponderEliminarPablo, agradecerte el trabajo y la dedicación, tanto para preparar las rutas como para montar estas fantásticas crónicas, y a Paco por deleitarnos con esas preciosas flores.
Saludos a todos
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