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Este sábado parecía que sólo íbamos a salir dos a caminar, ya que algunos estaban fuera y además estaba previsto que lloviera, pero al final nos juntamos 6 compañeros a disfrutar de otra jornada senderista.
La ruta propuesta fue una sencilla y cercana a nosotros partiendo desde la población de Olocau. Hace unas semanas ya hicimos una bonita ruta desde aquí y ahora recorreríamos otra zona.
Aparcamos en las proximidades del Área Recreativa de El Arquet y caminamos un poco hacia la población para salir de ella hacia el Norte siguiendo la Ruta de El Castell del Real.
Los caminos de Olocau están sufriendo una transformación y muchos los están pasando con el rodillo dejándolos completamente planos y otros los están cementando.
Una fina lluvia hizo su aparición en algunas ocasiones y aunque era muy débil nos hizo sacar a veces los paraguas. Era muy agradable ver la montaña rezumando agua de las lluvias de estos días y respirar los olores a tierra y monte mojados.
El fácil caminar por las pistas nos llevaba directos hacia el Castillo que ya podíamos ver en ocasiones a lo lejos.
El último tramo de subida es por una senda serpenteante en la que teníamos que cuidar nuestros pasos al estar las piedras mojadas.
Menuda chumbera más espectacular a un lado de la senda. Sana, sin los hongos blancos que estamos viendo últimamente y llena de higos chumbos maduros esperando que alguien decida recogerlos.
El Castillo está compuesto por dos recintos amurallados. Llegamos al primero de ellos que cuenta con un panel explicativo y un esquema de la planta del mismo.
Allí arriba teníamos el segundo recinto del Castillo, el principal, con su torre del homenaje. En la senda de subida evitamos por la derecha esas lajas de piedra lisa e inclinadas que estaban resbaladizas.
Las vistas desde lo alto son muy buenas a pesar del día nublado que nos había tocado esta vez.
Si la lluvia hubiera arreciado podríamos haber almorzado en el interior del Castillo, que aún dispone de una habitación en la que se puede entrar y resguardarse, pero como sólo caía una fina llovizna en ocasiones y era aún algo pronto, decidimos continuar hasta el poblado morisco.
Una bonita panorámica que hizo Manuel Carlos.
Iniciamos el descenso por el mismo sitio de subida y al llegar al colladito continuamos por una fina y preciosa senda que circula entre los pinos.
De vez en cuando una mirada atrás nos permitía ver la silueta del Castillo donde habíamos estado minutos antes.
En nuestro recorrido por la senda pasamos por la Fuente Belata, que hace un remansito de agua al caer de la montaña, aunque en este momento estaba seca.
Una maravilla el caminar por estas sendas que aún se mantienen en esta pinada muy cerca de Valencia.
El Castillo que cada vez iba quedando más lejos.
Al salir de esta curva de la senda ya se nos ofreció la vista del Poblado Morisco junto a la Masía de la Olla.
Llegamos hasta allí y le hicimos una visita, disponiéndonos a almorzar en unas piedras al lado de la pista.
Después de la Masía, yo había trazado el track por una senda que aparecía en el mapa, pero Manuel Carlos, que usa esta zona para sus entrenamientos, aconsejó que siguiéramos por otra que daba un poco más de vuelta pero que valía la pena.
La senda resultó ser una que ya habíamos utilizado en sentido contrario cuando hicimos la ruta de subida al Gorgo y que reconocimos cuando llegamos a una bonita balsa. En este recorrido pudimos volver a disfrutar de los madroños en su estado de madurez en muchas de las matas por las que pasamos.
Bucólico, romántico, pastoral, sedante, curativo para los sentidos (ayúdame Luis Gispert con la precisión de tus adjetivos) el entorno de esta relajante balsita...
La sendita seguía ofreciéndonos bonitos momentos, como estos con los contrastes de los amarillos otoñales y la fina lluvia cayendo con su agradable goteo: "En el silencio sólo se escuchaba el susurro de las gotas sobre las hojas que sonaba" (Emulando a Garcilaso de la Vega).
La senda nos llevó a la pista a la altura de un aljibe.
A nuestra izquierda apareció una bonita canal con algunas higueras rompiendo la abundancia de los verdes con sus fogosos amarillos.
Llegamos al Coll del Sentig, donde ya estuvimos en la otra ocasión y tomamos la pista en descenso que nos llevaría a pasar por la Font del Frare o de Sant Didac.
Una maravilla de fuente donde se respira frescor y tranquilidad y sobre la que podría depositar otra tanda de adjetivos, pero los he gastado antes. Data del siglo XVIII y además se puede beber un agua muy fresca de su grifo.
Enseguida pasamos por otra fuente, la Font de la Cava, también con agua de grifo y en unos 300 metros llegamos al Área Recreativa del Arquet, con otra fuente con agua, donde teníamos los coches y dimos por terminada esta sencilla y bonita ruta.
Un saludo a todos y hasta la próxima.
Podéis descargar el track de la ruta pulsando aquí: PABLOONCE
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